Día 100 [Martes]

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KyungSoo temió arrepentirse de sus acciones, pero no lo hizo.

El pedirle tiempo a JongIn en un principio fue para cumplir los cien días que se había propuesto. Era egoísta y lo sabía, pero no quería empezar algo con el moreno sintiendo que no había hecho nada que lo hiciera sentir orgulloso, al menos podría decirse a sí mismo que logró estar con él bajo el límite que se había impuesto.

Sin embargo, la culpabilidad de sus palabras se esfumaron. JongIn no volvió a besarlo o a tocarlo en demasía pero nunca dejaron de hablar asi que les sirvió para conocerse más y confirmar sus sentimientos por el otro.

El moreno no le había preguntado a KyungSoo sus razones por las cuales esperar, y la verdad es que tampoco él las revelaría. Le avergonzaba admitir muchos aspectos que habían significado luchar por él.

Aún así, todo lo que comienza tiene un final y ya se había cumplido su meta.
Pasaron cien días. Era el momento de reclamar a Kim JongIn como suyo.

Se levantó esa mañana antes de que sonara el despertador, incluso sonrió de buen humor a su reflejo en el espejo pese a las pocas horas dormidas. Después de ducharse, se vistió fijándose en cada detalle de su apariencia, quitando polvo inexistente y alisando arrugas que ni él veía.

Pronto salió de la casa y para cuando llegó al colegio solo se dedicó a buscar al dueño de sus sueños. Observó a todos los estudiantes que ya rondaban por los pasillos hasta que lo vio.

Se veía guapísimo igual que siempre, incluso se había peinado como si supiera que ése era el día.

KyungSoo corrió hasta él y entrelazo su mano con la ajena incluso antes de decir alguna palabra. En un principio JongIn se notó sorprendido pero pronto afianzó el agarre entre sus manos y jaló hacia atrás para que KyungSoo se acercara más.

Estaban muy cerca, incluso a través del uniforme podían sentir el calor corporal del otro. Y si el corazón de KyungSoo latía descontrolado, estuvo cerca del paro cardíaco cuando JongIn se inclinó para besarlo.

Sin palabras, no eran necesarias.
Podían sentir los sentimientos fluyendo a través de sus labios y sus corazones acelerados.

Solo el estruendoso sonido del timbre pudo despertarlos de su burbuja de ensueño, así que se sonrieron y caminaron rumbo a las escaleras.

Tenían Idiomas juntos así que solo se soltaron cuando el mas bajo tuvo que caminar hasta los puestos de más atrás para alcanzar su lugar.

- ¡Bien! - exclamó su profesora y comenzó a escribir en la pizarra la fecha y lo que harían hoy. - Recordarán lo que les encargué la clase anterior, ¿no? Cread un poema y dedicarlo a alguien.

Los alumnos que habían hecho la tarea asintieron y comenzaron a sacar sus materiales, otros solo escondieron la cabeza entre las manos soltando quejidos en clara expresión de haberlo olvidado.

- Vamos a estar leyendo algunos, ¿quién quiere comenzar? - preguntó la mujer paseándose entre las filas de alumnos.

Fueron más mujeres las que compartieron sus sentimientos. Muchos de los poemas estaban inspirados en el amor, la infancia o las estaciones del año, excepto el de Junmyeom que era una "Oda a mi tarjeta de crédito". Todos pensaron que era sobre el amor hasta que reveló el título...

La profesora dio un vistazo al reloj y advirtió que el siguiente sería el ultimo poema para comenzar la clase real.

Jadeos sorprendidos y suspiros enamorados se escucharon por el salón cuando JongIn se levantó. 

La profesora sonrió y asintió para permitirle comenzar. El moreno carraspeo antes de dejar el cuaderno a un lado.

Pequeña rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuto y desnudo,
parece
que en una mano mía cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tu pecho se pasea por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra. (*)

Cuando JongIn terminó, la mayoría de los presentes estaban boquiabiertos. Había expresado sensualidad y amor sin ser vulgar además que lo recitó con pasión verdadera.

- ¿A quién está dedicado ése poema, joven Kim? - preguntó la profesora desde su lugar al frente de la clase.

Todos parecían atentos a la respuesta del moreno quien se volteó y levantó un brazo para señalar al chico del último asiento.

- Está dedicado a Do KyungSoo, mi novio.


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(*) El poema que recita JongIn es original de Pablo Neruda, yo lo edite un poco para darle el sentido de la historia.
(**) Solo falta el epílogo.

100 días para estar con él [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now