100 días para estar con él [EN EDICIÓN]

Día 54 [Viernes]

Había pasado la noche anterior en casa de Luhan bajo un intento forzado de implantarse un nuevo estilo para la fiesta de Jongin ese fin de semana.

Kyungsoo creía que su ropa negra estaba bien, se sentía cómodo con ella y le gustaba el negro, pero sus amigos insistieron en que colores claros resaltarían su piel y el color bronce que tenía su cabello ahora.

Pensó en retocarse la tintura para que el rojo no se desgastara pero le iba agradando el castaño que dejaba el tiempo así que decidió dejarlo estar.

Pasar la noche con sus amigos le había regalado una exfoliación de rostro y una manicure que si bien no incluyó algún esmalte, había dejado sus manos y uñas en perfecto estado a pesar de las quejas de Baekhyun porque tienes que dejar de morder tus dedos, Kyungsoo, tienes la cutícula rara.

La visita también trajo consigo un bolso cargado por la ropa que Minseok le había obligado a llevarse para que eligiera algo que usar la noche del sábado. Normalmente no llevaría muchas cosas más que un par de cuadernos pero al ser viernes debía llevarse los libros para cumplir con sus deberes y estudiar el fin de semana logrando que el camino a su casa después del colegio se le hiciera largo.

Incluso le había comenzado a doler la espalda y se maldijo a si mismo por no tomar el autobús cuando tuvo la oportunidad.

Suspiró y se adentró dentro de un minimarket para comprar un helado y hacer más llevadero lo que quedaba de camino.

Estaba inclinado para tomar su helado del congelador cuando una figura conocida se dejó ver a través de la vidriera de la tienda. Jongin iba caminando con su mochila colgada del brazo de forma relajada y Kyungsoo no tuvo que pensarlo dos veces antes de tomar un segundo helado y apresurarse a pagar para salir tras él.

Tuvo que apresurar sus pasos para lograr alcanzarlo y aunque dudó, pronto se había unido a su caminata y le puso el helado por delante.

El moreno se sobresaltó, había caminado distraído y no esperaba encontrarse a Kyungsoo, a pesar de que estaban relativamente cerca del colegio, pero no escondió la gran sonrisa que se formó en su rostro cuando lo vio.

- Oh, hola Kyungsoo. - saludó. El mas bajo movió su brazo para reafirmar su regalo y Jongin lo tomo dudoso. - ¿Es para mi? Muchas gracias.

Por un rato caminaron en un silencio cómodo, ambos concentrados en lamer el helado que se derretía rápidamente por el calor y cuando hubieron terminado cayeron en cuenta de que iban básicamente hacia el mismo lugar por inercia. 

- ¿Debería pensar que me estás acompañando a casa? - preguntó Kyungsoo cuando entraron en su barrio.

- Ahora que lo mencionas, me gustaría. - rió Jongin - La cosa es que este es el camino a mi nueva casa. - señaló hacia adelante, apuntando a una casa de dos pisos, con una fachada clásica, igual a todas las casas de la calle, pero en un hermoso color beige.

- No puede ser... - susurró Kyungsoo, deteniéndose al ver la casa que Jongin señalaba como su nuevo hogar.

- ¿Qué ocurre? - preguntó al ver la expresión sorprendida del contrario. - Mamá consideró que era un buen barrio y no está lejos de la escuela. También dijo que teníamos vecinos muy amables pero aún no los conozco...

- Sí lo conoces. - cortó Kyungsoo aún mirando la casa de dos pisos frente a ellos. - Yo soy tu vecino, Jongin. - explicó apuntando una de las siguientes casas y reconociéndola como suya. - Vivo por ese lado.

- Eso es bueno... - dijo el moreno viéndolo con una sonrisa. Kyungsoo se mostró confundido y pensó que no podría obtener respuesta cuando la puerta de la casa de Jongin se abrió dejando ver a la señora Kim cargando una regadera. - Porque ahora podremos vernos más seguido. - explicó antes de marcharse.

Kyungsoo se quedó un momento más en la acera, escuchando su corazón acelerado y sintiendo como el calor en sus mejillas provocaban un sonrojo. Se mantuvo viendo la espalda del moreno mientras corría hasta llegar a su madre para quitarle la regadera y mojar las bellas flores que adornaban el jardín él mismo.