6. Nunca invites a Peter Matthews a una cita (Jack)

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—¡Yo digo que veamos esa película extranjera! —exclamó Peter mientras se apoyaba en los hombros de Lisa y señalaba el cartel—. Vi excelentes críticas en los foros de cine.

No estaba seguro de lo que había sucedido en medio de esa videollamada del fin de semana. Ella llamó el viernes por la noche, mientras yo estaba apuntando una línea que se me había ocurrido un viejo cuaderno que cargaba y me disculpé por quinta vez por lo del beso o cualquier otra incomodidad que le hubiera causado. Ella dijo que todo estaba bien y me sentí aliviado de escucharla decir eso.

Seguimos hablando por el resto de la semana y aunque no me moría por contestar sus mensajes, sus conversaciones eran lo suficientemente entretenidas como para seguirlas y me pregunté cómo lo hacía con tanta naturalidad.

Como encajaba en cualquier grupo, como lograba caerle tan bien a todos sin siquiera esforzarse mientras que yo me sentía fuera de lugar en casi todos lados.

Poco adecuado, era una buena palabra para definirlo.

Entonces Lisa me preguntó si quería ir al cine un viernes por la noche.

Yo, creyendo que bromeaba, le dije que siempre y cuando pudiera llevar a Peter.

Pero resultó que ella hablaba en serio y pensó que yo también lo hacía, así que en menos de tres minutos Peter me escribió para decirme que claro que se iba a unir a la que se suponía iba a ser una cita entre los dos.

—Lo que sea —murmuró Smith, mientras miraba algo en su teléfono. Alejado de nuestro grupo, dándonos espacio—. Escoge lo que te haga feliz, Lis.

Y de alguna manera Smith también se había unido a la salida. No estaba seguro si eso mejoraba o empeoraba la situación.

—¿Cuál quieres ver? —le pregunté a Lisa.

Ella, quien estaba distraída por Peter me miró algo perdida, pero luego sonrió.

—Confío en el criterio de Peter —respondió mientras se apoyaba en el hombro de mi amigo—. Si él dice que es buena, entonces es buena.

Peter alzó los brazos en señal de victoria antes de exclamar: ¡El mal ha triunfado!

Quería a Peter, era mi mejor amigo, mi hermano, mi compadre...

Pero algunas veces era totalmente insoportable y lo peor es que no se daba cuenta cuando lo era.

Me pregunté si Mackenzie se sentía de la misma forma cuando los veía interactuar, aunque para ser sincero no me molestó tanto como creí que lo haría. Tal vez porque estaba acostumbrado a eso. 

—Sí, claro Peter la Anguila.

Él frunció el ceño. Cuando Dinah regresó de su viaje a Colombia empezó a llamarlo así por un video de un cantante de su país. Pronto el apodo salió de su grupo de amigos y muchos otros empezaron a llamarlo así.

Peter rodó los ojos antes de comprar los boletos y luego nos quedamos esperando en la pequeña recepción hasta que la película empezara. Me senté en una de las sillas mientras Peter llevó a Lisa a ver los posters y explicarle las razones por las que usaban esa posición de personajes o los colores que lo rodeaban como el insoportable cinéfilo fan de Christopher Nolan que era.

—¿Celoso?

Ignoré el comentario del chico que se sentó a mi lado. Pero la verdad no me afectaba mucho el que Peter coqueteara con ella sin darse cuenta (y Dios sabe cuántas veces al día Peter hacía eso).

Pero algunas veces Lisa dirigía sus ojos hacía mí y me sonreía. Y yo le devolvía la sonrisa, confiando en que las palabras de mi hermana no tardaran en hacerse realidad. Que esas emociones florecieran, creía en ese momento, debía hacerlo.

Jack & SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora