29. Blue Valentine (Jack)

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 Cuando el reloj marcó la medianoche de año nuevo, cerré los ojos y deseé que mi año fuera el mejor, después de todo ya estaría entrando a mi último año del instituto, sacaría mi licencia de conducir, estrenarían muchas películas de superhéroes y podría pasar tiempo con Smith.

De repente el tiempo había pasado.

Era viernes trece de febrero y las cosas iban de mal en peor. 

Levantarse cada mañana se sentía como un desafío monumental, al igual que prestar atención en clases e incluso fue difícil estar de pie frente a mi pastel de cumpleaños fingiendo que todo estaba bien.

Y en algunas fugaces ocasiones se sentía así, pero todo se iba a la mierda en cuanto cruzaba miradas con Smith.

Cada vez que lo veía tenía unas ganas muy fuertes de acercarme a él y decirle lo mucho que lo sentía. Pero un lo siento no arreglaría las cosas terribles que le había hecho ni tampoco por todo lo que le había hecho pasar y lo entendía.

Yo había sido una mierda de persona. Lo había lastimado y herido de la peor forma.

No merecía a Smith, pero tampoco podía sacármelo de la cabeza. Lo extrañaba, extrañaba la manera tan dulce en la que me hablaba, extrañaba esas conversaciones en la noche, extrañaba su mirada sobre mí, extrañaba como se preocupaba por mí y en definitiva extrañaba la manera en la que intentaba siempre ver mi lado positivo.

Intenté llamarlo un par de veces, pero cuando estaba a punto de presionar el botón empezaba a preguntarme si sería bueno hacerlo... si eso sería bueno para Smith. 

Él, en el instituto, parecía estar normal, como si nada de esto hubiese sucedido. Lo veía conversando y riendo con sus amigos, ayudar a Lisa a moverse con sus muletas y estar con Dakota, a quien últimamente le había dado por prácticamente colgarse de él en los pasillos.

Pero había veces en las que no podíamos evitar toparnos en los pasillos y nuestras miradas se encontraban. Cuando esto sucedía yo notaba mucha tristeza en su mirada... y también seguía percibiendo esa chispa entre ambos. 

«Si tan solo yo...» pensé. 

—¡Jack!

Me detuve de golpe y miré a mi alrededor para encontrarme con la cara de Raven totalmente aterrada. Cuando miré hacia abajo vi que al parecer me había cortado con la máquina justo en la palma de la mano. Las gotas estaban cayendo sobre la edición de San Valentín del semanario escolar.

Aparté mi mano y Daniel fue el primero en reaccionar, pasándome un pañuelo para parar el sangrado.

—¡Los semanarios! —exclamó Raven mientras corría hacia ellos.

Daniel rodó los ojos e hizo presión sobre mi herida. Luego le dijo a Stacy que fuera por el botiquín de primeros auxilios a la enfermería. Ni siquiera me había dado cuenta cuando apoyé la mano en la cuchilla de la máquina.

—Si Raven no hubiera gritado probablemente hubieras cortado tu mano a la mitad —murmuró mientras veía como el pañuelo empezaba a empaparse con sangre—. Creo que eso fue suficiente rojo para el semanario.

—Lo siento, estaba distraído —respondí, observando las manchas rojas sobre la tela. 

—No, tranquilo—Daniel levantó el pañuelo para ver la herida y frunció el ceño—. No parece grave ¿Quieres ir a la enfermería? 

—¿Crees que con una venda se pueda solucionar?

Daniel le echó otro vistazo y asintió. Entonces procedí a sentarme mientras esperábamos a Stacy con el botiquín de primeros auxilios. A pesar de que Daniel y yo nunca nos habíamos llevado muy bien, él era una de las pocas personas que sí me había hecho preguntas sobre mi  estado de ánimo (a parte de mi mamá, Felicity y Peter).

Jack & SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora