23 . Dos caras (Smith)

10.8K 821 916
                                    

Cuando era niño mi mayor sueño era convertirme en un espía o superhéroe. Siempre me fascinó la manera en la que llevaban una doble vida, por un lado su fachada de personas normales con una vida simple y llena de trabajo y por el otro la fachada heroica cuando se transformaban en una persona totalmente diferente y salvaban el mundo.

Siempre me había parecido sencillo la manera en la que lo hacían. Se ponían su traje, se quitaban las gafas, se peinaban de manera diferente y nadie los reconocía, solo un pequeño cambio de look.

Pero llevar una doble vida conllevaba más que un cambio de look. Requería de armar una extensa red de mentiras que iba creciendo a medida que pasaba el tiempo, tener una buena memoria para recordarlas y confiar en un grupo de personas para que te ayudaran.

No me había convertido en un espía o un superhéroe, pero sí estaba viviendo una doble vida. 

—Últimamente has estado pasando mucho tiempo fuera de casa

Noviembre había pasado volando entre el ajetreo del día de acción de días y las ofertas de viernes negro, dándole paso a los primeros días de diciembre con su ambiente gélido que te provocaba unas ganas tremendas de beber chocolate con malvaviscos y eso era lo que precisamente estaba haciendo con mi abuela.

Era viernes por la mañana y habíamos decidido romper un poco la rutina preparando chocolate y donas caseras para el desayuno. En parte porque el clima se prestaba para eso y por otro lado mi abuela se iría a la casa de la tía Allison para ayudarla con los preparativos de la boda e intentábamos disfrutar nuestros últimos días juntos.

—Intento acostumbrarme un poco a este mes que pasaré solo —murmuré mientras mojaba mi dona en el chocolate—. Mónica dijo que podía pasar las navidades con ellos, así que también debería ir empacando también.

—Intentaré regresar para navidad bebé —dijo en un tono tranquilizador—. Y si no puedo, pasaremos año nuevo con mi amiga Kim en Detroit y su asombroso spa, celebraremos tu cumpleaños allá, nos haremos mascarillas, nos darán masajes y tendremos nuestras conversaciones en una sauna para escapar del frío.

Quise sentirme feliz por todas las cosas que me prometía, pero no podía porque dudaba que Allison la quisiera soltar.

—¿Por qué tiene que estar con ella, abuelita? —pregunté de repente—. Ni siquiera fue a la boda de mis padres y probablemente terminen divorciados a los pocos meses... nos perderemos al primera nevada, el concierto de navidad en el parque, la visita a la casa de los Martell... no pasaremos mi cumpleaños juntos.

En su rostro tierno era fácil leer lo difícil que era para ella escoger un bando. Pero al final siempre terminábamos en el mismo lado.

—Porque es mi hija, Smith —respondió como si fuera obvio—. Sé que es bastante difícil y no tenemos la mejor relación, pero los hijos no es algo de lo que puedas desentenderte tan fácilmente y luego de tantos años se va a casar, algo que no pensé ver en vida y quiero hacerlo antes de que sea demasiado tarde.

Ambos sabíamos a lo que se refería.

En los últimos exámenes le habían detectado anormalidades en la sangre y se hicieron otros para comprobar si el cáncer había regresado o no. Los resultados no llegarían hasta enero, por lo que seguíamos en vilo.

—No pongas esa cara, bebé —la abuela me lanzó un trozo de dona para llamar mi atención—. Hierba mala nunca muere, recuérdalo siempre.

Aquello me sacó una pequeña sonrisa que la hizo sonreír también.

—Eso, así me gusta verte —le dio un sorbo a su chocolate—. Ahora... ¿has estado pasando los días fuera de casa besuqueándote con alguien?

Sentí como todos los colores se me subieron al rostro antes de convertirme en la luz roja de un semáforo.

Jack & SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora