Ella en su vida

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Christopher estaba en su oficina, habían pasado cuatro días desde la última vez que vio a Dulce, y la extrañaba en demasia, pero no había sido capaz de volver la naviera y enfrentarla. Ese día no podía eludir responsabilidades y tenía que hacer acto de presencia ante Gabriel. Lo había esquivado esos días, excusándose que estaba muy ocupado y enviándole los documentos que él requería con un mensajero. Pero, si quería que Gabriel no empezara a hacer incómodas preguntas, debía ir y presentarse ante su amigo.

Caminó nervioso todo lo que duró el trayecto desde su oficina hasta la naviera. Pensaba en cómo actuar ante Dulce. Ella le había dicho que lo amaba, lo había enfrentado y él había actuado aterrorizado, como si lo hubieran sentenciado a muerte.

Estaba seguro que ahora Dulce lo odiaba y él no podía hacer más que aceptar todo lo que viniera de ella. Entró en el vestíbulo del piso diez y se encontró con Nora, que lo miró y él juraría que ella trataba de matarlo con la mirada.

―Buenos días ―Saludo él. Nora ni se molestó en devolver el saludo.

―El señor Uckermann lo están esperando. Puede usted entrar de inmediato.

―Gracias ―dijo él y caminó hasta la oficina de Gabriel. Entró y se encontró con su amigo que estaba hablando por teléfono. Gabriel le hizo un gesto para que se sentara y así él lo hizo.

―Sí, amor. Ya tengo hecha la reserva en el restaurante. Sí, ya le avisé a Dulce y me dijo que habló con Daniel y está todo en orden para esta noche. ―Christopher se estremeció al escuchar el nombre de Dulce― Nos veremos a las ocho en el restaurante. Adíos, Mila... te amo.

Gabriel hablaba con su esposa. Ambos estaban coordinando la cena que, esa noche, ellos compartirían con Dulce y Daniel.

―Guauu, quién diría que volvería a escuchar al ogro decir te amo otra vez ―se mofó Christopher .

―Tú riete ahora. Ya llegará el día en que te vea como tonto por una mujer y ahí me voy a reir de ti y en tu cara. ―Christopher tragó en seco por el comentario de su amigo.

―Yo paso. Estoy vacunado contra las mujeres y el amor.

―No digas eso. Mira lo que me pasó a mí. Conocí a Mila y aquí estoy, sonriendo como un tonto cuando pienso en ella ¿Y sabes qué? Es lo mejor que me pudo pasar en la vida.

―Sí, seguro ―dijo irónico Christopher.

―Burlate todo lo que quieras, pero ya te quiero ver cuando te enamores y andes sufriendo por los rincones.

Christopher se puso serio. Pensó en qué pasaría si su amigo supiera que, él ya andaba sufriendo por los ricones y que era por Dulce. Pensó en qué le diría Gabriel si supiera todo lo que había pasado con su hermana. Si supiera que ella estaba enamorada de él y que él le había roto el corazón. De seguro lo golpearía tanto que, no habría cirujano plástico en la tierra que le reconstruyera la cara.

―¿Así que tienes planes para esta noche?

―Sí, Mila y yo vamos a ir a cenar con Daniel y Dulce.

Christopher sintió que el alma se le caía al piso al escuchar la confirmación de lo que él ya presentía que pasaría, Dulce ahora comenzaría a salir con Daniel Morris. Sintió que la ira se apoderaba de él y tuvo que calmarse para no demostrar nada delante de Gabriel.

―Y, Dulce, ¿cómo está? Pensé que la vería por aquí hoy.

―Ha estado un poco enferma, pero hoy ya está muy bien. Le dije que se fuera a casa para que se prepare para esta noche. Ya sabes, las mujeres, cuando quieren impresionar al hombre que les gusta, pueden demorarse todo un día en arreglarse.

Tú eres para míWhere stories live. Discover now