.....No quería darme cuenta

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Día domingo temprano en la mañana y Dulce se preparaba para su viaje. Arreglaba su maleta pensado qué debería llevar para la locura de la que sería testigo. Estaba metiendo ropa la cual, al segundo sacaba de la maleta, para luego volverla a meter. La verdad es que estaba muy nerviosa, o mejor dicho ansiosa pensando en cómo iría a salir esa aventura. Revisó todo una vez más y por fin cerró su maleta para comenzar a vestirse y estar lista para cuando Daniel pasara por ella. Había estado tan ocupada esos días planeando cada detalle junto a Daniel que, no había tenido tiempo de pensar en nada más que en ese viaje.

Bueno, tal vez, había pensado una que otra vez en Christopher y en dónde diablos se encontraría éste. Él no había dado señales de vida y ella estaba comenzando a preocuparse.

Tomó su bolso y su maleta y llegó hasta la sala para dejar todo ahí. Luego fue a la cocina y bebió un refresco esperando la llegada de su amigo. Daniel apareció a la hora acordada y ella y su maleta se montaron en el auto para ir hasta el aeropuerto.

Una vez en el avión pensó en todo lo que pasaría, en cómo la vida le cambiaría a Daniel y en cómo ella sería testigo de todo eso. Pensó en que le hubiera gustado estar viviendo ese momento con Christopher. Trató de dormir en el avión, pero apenas si pudo hacerlo. Cerraba los ojos y veía los de Christopher. Trató de ver una película, pero ya la había visto con Christopher, todo le recordaba a él y era una tortura para ella. Pensó que, apenas llegara a Las Vegas, lo llamaría solo para escuchar su voz y saber que estaba bien.

Luego de un largo vuelo de casi diez horas, y de no haber dormido nada, ya estaban en su destino. Tomaron un taxi hasta el hotel para descansar ya que, al día siguiente, tendría que ver que todo estuviera en orden para lo que ocurriría el martes.

Christopher entraba en el vestíbulo del piso de la naviera Espinosa y a paso dudoso llegó hasta el escritorio de Nora.

―Buenos días, Nora ―saludó él alegremente. Se notaba a simple vista que los días que había estado alejado del trabajo le sentaban de maravilla.

―Buenos días, señor Uckermann. Pensé que no volvería verlo―dijo la secretaria con ironía a lo que él solo sonrió. Ya se había hecho inmune al sarcasmo de Nora.

―Lamento desilusionarla, pero solo fueron unos días de vacaciones y ahora toca volver al trabajo.

―Juraría que hoy no vendría, pensé que estaría acompañando a la señorita Dulce. Como usted es su mejor amigo, pensé que tal vez estaría presente en este momento tan importante para ella.

Christopher pestañeó un par de veces, miró a la mujer frente a él y ladeó su cabeza dando a entender que no sabía a qué se refería Nora, pero el solo hecho de que mencionara a Dulce ya le había preocupado.

―Lo siento, Nora, hoy estoy de muy buen humor como para quebrarme la cabeza con un acertijo de su parte.

―Vaya, ¿no lo sabe verdad? ―Nora le contaría a Christopher dónde estaba Dulce, pero no le diría la verdad por completo, se la diría a medias y esperaba que el abogado reaccionara como ella pensaba. Así vería si este hombre realmente se merecía a Dulce.

― ¿Qué es lo que no sé? ¿Qué pasa con Dulce?

―Bueno no sé si debería contarle, si ella no le dijo nada es por algo y...

―Déjese de payasadas, ya empezó así que ahora termine de hablar.

―Está bien, le diré lo que sé ―dijo Nora alargando demasiado el silencio para el gusto de Christopher ―. La señorita Dulce viajó ayer a las diez de la mañana a Las Vegas.

Tú eres para míWhere stories live. Discover now