¿...haber perdido al amor de tu vida?

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Cuando Dulce entró en el salón donde se realizaba la fiesta, lo primero que vio fue a Christopher. Se quedó paralizada, embelesada mirando lo apuesto y sexy que lucía vestido de smoking. Él siempre se veía guapo vestido con sus trajes que usaba en el trabajo, pero verlo vestido de gala le quitaba el aliento.

Sus miradas se encontraron y ella vio que sus ojos le decían tantas cosas. Una mirada llena de tristeza y rabia, ella estaba segura de que a Christopher no le había gustado verla entrar del brazo de Daniel, pero la verdad era que no quería enfrentarlo ese día así es que, invitó al hombre para que la apoyara con el compromiso de no dejarla sola y así imperdir que Christopher se le acercara.

Daniel tuvo que tomar el control de la incómoda situación y tiró de la mano de Dulce para que ésta comenzara a moverse por el salón y ella así lo hizo. Llevada por Daniel, saludó a cuanta persona se les acercaba.

Christopher seguía con la mirada cada movimiento de la pareja. Sentía que se estaba quemando por dentro al ver a Dulce acompañada de otro hombre. Quería hablar con ella, pero cada vez que daba un paso para ir y enfrentarla, en su mente resonaba la voz de Gabriel con la advertencia de que no quería un escándalo en la gala.

―Tranquila, Dulce. Todo estará bien ―dijo Daniel al oído de ella.

―No puedo estar tranquila cuando Christopher no ha dejado de mirarnos.

―Creo que deberías hablar con él. No es bueno para ninguno de los dos que sigan con esta situación.

―No quiero. De seguro me dice un montón de mentiras y yo no quiero escuchar nada que salga de su boca.

―Dulce, deja de actuar como una niña berrinchuda. Creo que debes hablar con él, dejar que te explique todo y aclarar esto de una buena vez. Pienso que todo esto es un terrible mal entendido.

―Ningún mal entendido. Sé lo que vi, además esa mujer era una de las tantas con las que Christopher salía, ¿qué quieres que piense?

―Bueno, yo solo digo que deberías darle el beneficio de la duda. Se nota que el hombre está desesperado por venir hasta aquí para hablar contigo.

―Espero que no se le ocurra.

Daniel negó con la cabeza, no entendía por qué a Dulce le costaba tanto dar su brazo a torcer. Por qué seguía sufriendo suponiendo algo que, tal vez, no fuera cierto y todo sería tan fácil de terminar solo preguntando a las personas involucradas. Pero no, ella era tan testaruda que pensaba que, la única verdad, era la de ella.

Si bien a Daniel no le simpatizaba mucho Christopher, él pensaba que todo podría tratarse de un error, de que Dulce estaba juzgando demasiado duramente al abogado y solo esperaba que ellos hablaran pronto para terminar con toda esa insoportable situación, al menos para él que, si bien estaba encantado de ser la pareja de Dulce esa noche, podía sentir a distancia que él hombre quería matarlo lentamente.

Dulce siguió conversando con cuánta gente se acercaba a ella a saludarla, con todos menos con Christopher. Bebió champagne junto a Daniel y de pronto la música se dejó escuchar en aquel salón.

El ritmo de la bossa nova inundó el ambiente y las parejas comenzaron a caminar hacia la pista. Daniel estiró su mano invitando a Dulce a bailar y ella aceptó encantada y se sorprendió de lo buen bailarín que era su compañero.

Christopher estaba enfurecido viendo cómo Sara sonreía al bailar con Daniel. Recordó que, hace un año atrás, era él quien ocupaba ese lugar.

Era él quien estrechaba a Dulce entre sus brazos y la guiaba por la pista, provocando la admiración de todos.

Tú eres para míWhere stories live. Discover now