Capítulo 14

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Alan

Me senté en la cama pensando en nada, mi mente se bloqueó. Bryce, como aquel beso inesperado, se sentó en mis piernas y puso sus manos alrededor de mi cuello.

— ¿Por qué haces esto? —le pregunte.

— Porque sé que lo quieres.

Se acerca a mi para volver a besarme pero me eche hacia atrás.

— Yo no quiero esto.

— ¿Estás seguro?

— Sí, muy seguro.

— Pues no se te nota. —se levanta.

— ¿Qué quieres decir?

— Lo que yo veo es que tu no quieres a Madison. Estás mas conmigo que con ella.

— ¡Tonterías! Que pase el tiempo contigo eso no significa que no la quiero. Además estoy con tu hijo no contigo.

— Si tu lo dices...

— No estuvo bien que me besaras teniendo novia. Eso me hace cambiar la opinión que tenia sobre ti.

— La novia a la que no quieres. —abre la puerta— Y seguramente ella tampoco a ti por tu estúpido comportamiento. —sale de la habitación.

Tengo que hablar con Mad pero seguro que ella no querrá  hablar conmigo además, está con ese Chad. Y al verle seguramente no me pueda controlar y las cosas saldrán peor de lo que ya están.

(Una semana después)

Poco tiempo pase en casa. Me aburría y me enojaba mucho no poder estar con Madison. Ella ya no quiere saber nada de mi o por lo menos eso me dio a entender. Está solamente con Chad de hecho, se ha mudado a su cuarto. Lo mas seguro es que hayan hecho muchas cosas juntos. Pero estoy feliz por ella, de que haya encontrado a alguien. Aunque Chad... no me parece un buen partido y menos como novio. Yo intenté hablar con ella pero ella no quiso. Ahora, si ella quiere hablar conmigo que me busque pero antes de que sea tarde.

El Dios K se hizo presente en un momento muy oportuno.

— ¿Diga? —dije.

Tenéis misión. Cuando estáis todos preparados y en el coche, llámame para daros las explicaciones. Y recuerdale a Bryce que deje a su hijo en casa.

— Entendido. —cuelga.

Le dije a Bryce que avisara a Mad y a Chad. Al poco rato ellos bajaron y la vi. Como un rayo de luz en medio de la oscuridad. La esperaba al final de las escaleras como un marido esperando a su mujer. Pero ella, aquel rayo, era de hielo, indiferente, apagado. Lo mas raro y inesperado fue mi reacción hacia aquellos sentimientos.

Madison

Menos mal que Alan estuvo casi todo el tiempo fuera que sino Chad me hubiese tenido secuestrada en su habitación todo el tiempo. Se tomo muy enserio lo de no dejarme mas con él. Pero me vino muy bien éste tiempo, prácticamente, a solas. Pasé las noches con Chad pero no hicimos nada bueno, a veces a él se le iban las manos hacia donde no debía pero con un manotazo fue suficiente para que se estuviera quieto.

Llego el día en el que tuve que dar la cara con él. El día de la misión.

— Prepararos y venid abajo, tenemos misión. —nos dice Bryce.

Chad asiente y cierra la puerta. Me mira.

— ¿Estás en condiciones para la misión o el pequeñín hace de las suyas?

— Estoy bien. —me levante— Hace unos días que se esta muy tranquilo.

— Que bien, te necesitamos.

Nos cambiamos de ropa y bajamos. Le vi. Estaba al final de las escaleras. Le miré, me miró. Me miraba con tanta alegría y entusiasmo que esto parecía el baile del instituto. Pero su sonrisa se borro, aquel entusiasmo se fue y la seriedad le reino el rostro. Quise saber que rondaba por su cabeza en éste momento y le daba aquella expresión de desaliento.

— ¿Estáis listos? —dice Alan yendo hacia la puerta. Todos asentimos.

En el coche, K nos dio las instrucciones. Ese fue el único momento en el que alguien hablo hasta llegar al lugar.

— Están aquí. —dice Alan señalando unos coches a lo lejos.

Tomamos nuestras armas y nos adentramos por los túneles. Seguimos las voces que se escuchaban. Chad se asomo en una esquina y le puso el silenciador al arma.

— Yo me ocupo de ese. —dice.

Vuelve a asomarse y le dispara.

— Despejado.

Seguimos hacia adelante hasta dar con dos puertas. Nos dividimos en dos, yo iba con Chad. A la señal de Alan abrimos la puerta. Con tan solo abrir la puerta dos cuchillos fueron tirados hacia nosotros. No tuve tiempo de reaccionar y me dio de lleno, en la barriga.

— ¡Oh por Dios! Mi bebé. —susurre lo último antes de caer al suelo.

No sabia que estaba pasando, estaba perdida. Por primera vez desde hace años, estaba asustada. Se escuchaban muchos disparos y eso me desconcertaba aun mas. 

— ¡Muere perra! —se pone un hombre delante mía. Distara.

¿Estoy muerta?

Si no lo estoy, ¿porque no veo nada?

— Por que tienes que abrir los ojos. —me dice una voz conocida.

— ¿Cómo sabes lo que pense? —pregunte.

— ¿Pensar? Hablaste bien alto y fuerte. Bueno, ¿piensas abrirlos?

Aunque era habitual abrir y cerrar los ojos, ahora, se me hacia extraño. Los abrí con temor parpadeando unas cuantas veces.

— ¿¡Hudson!? ¿No estabas muerto? —salte a sus brazos.

— ¿Muerto yo? —ríe— Yo nunca morí.

— ¿Cómo que no? Te dispararon en la cabeza. —le palpe la cabeza.

— Para. —sacude la cabeza— Tu si que te has golpeado la cabeza.

Le mire confundida.

— ¿Qué ha pasado? —pregunte.

— Te resbalaste en la ducha y te golpeaste la cabeza.

Toqueteé mi barriga y no había ningún rasguño.

— ¿Dónde estamos?

— En nuestra casa. —le mire aún mas confundida— La casa que nos dio Norton y Louis para vivir.

— No puede ser. —me lleve la mano a la boca— ¿Y Alan, Chad?

— ¿Chad? No sé quien es pero a Alan no le puedes ver, te matarían. ¿Recuerdas?

— Sí...

— Tranquilízate, estas temblando. —toma mis manos. Su toque me erizo la piel de todo el cuerpo— Sabes... —hace una larga pausa— Aunque esto no debería de ser así, tengo que intentarlo. —suspira— Mientras estabas dormida, te mire y aunque intente ocultarlo, me es imposible evitar no sentir nada por ti. Que Dios me perdone por enamorarme de la novia de mi mejor amigo pero eres el pecado mas dulce y volvería a pecar por ti mil veces mas porque simplemente te amo. Y aquí va una pregunta muy disparatada. —sacude su cabeza y saca una cajita del bolsillo— ¿Quieres casarte conmigo?

¿Esto es la segunda oportunidad en la vida y me esta enseñando mi error? ¿Tuve que haberme quedado con Hudson? Porque no lo entiendo. Nada tiene sentido. ¿Qué esta pasando?


¡Feliz navidad y prospero año nuevo!

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora