Capítulo 32

264 34 20
                                    

Madison
(Un día después)

Chad no salió de su cuarto desde ayer o por lo menos hasta donde yo sé. Mantuvo los archivos bajo su posesión con la escusa "Aún no he acabado". ¿Acabar qué? Sólo tenía que leer uno y pasármelo. En fin... sigo intentando acostumbrarme a sus rarezas. Para llenar un poco el día, fui de compras y entrené un poco claramente, antes, llené bien mi estómago.

Para finalizar un día muy cansado como este, tomé una ducha y me eche en la cama. Lo mejor de todo siempre viene al final.

Una fuerte luz proveniente de la ventana hizo que me levantara para ver que sucedía. Justo al llegar a ella, la luz se fue y no pude ver nada afuera. La puerta de la habitación se abrió y alguien entró. No pude ver quien era por la oscuridad.

— ¿Chad, eres tu? ¿Qué estas haciendo? —no dijo nada, tan solo se fue acercando cada vez más.

— ¿Cómo puedes confundirme con él? —bufa. Esa voz me sonaba demasiado.

— ¡Alan! ¿Qué haces aquí? —dije mientras buscaba su cara.

— Vengo a por ti. —me besa.

— ¿A qué viene esto? —no es que no quiera sino que estaba desconcertada.

— Calla y disfruta del momento. —vuelve a besarme.

Deje de lado todo pensamiento y disfruté del momento. Le quité la camiseta para poder gozar de su cuerpo. Me subió la camiseta para poder bajar y dejarme un rastro de sus besos. Al llegar al borde de los pantalones, los tomó y los bajó. Volvió a mi boca y poco a poco me fue quitando lo que me quedaba de ropa, al igual hice yo con él. Me da la vuelta y empuja mi cabeza contra la ventana mientras que con la otra mano, la arrastro por mi espalda finalizando con una cachetada en las nalgas. No tardo mucho en hacerme sentir su miembro y el placer de este. Mi cara estaba cada vez mas aplastada contra la ventana. Estando cerca del éxtasis, una tercera mano tocaba mi hombro.

— Mad... —me dice al oído— Despierta.

— ¿Qué coño está pasando? —me levanté de la cama sudando.

— Hay alguien en casa. —me dice Chad.

—  Oh... —suspiré decepcionada. No podía creerme que todo fue un sueño hasta me pellizqué para estar segura.

Seguí a Chad en silencio para revisar la casa. Buscamos por todos lados pero no había nada. Lo más extraño es que hasta la puerta estaba cerrada por dentro y no hubo ventana abierta.

— ¿Estás bien? —me pregunta Chad al encender la luz— Pareces una fuente de sudor.

— Sí, hacía mucha calor en la habitación.

— Si tu lo dices... —dice incrédulo— Muy extraño todo esto. Juro que escuche algo dentro de la casa.

— Te creo, la semana pasada también me pareció ver a alguien en la casa.

— ¿Y por qué no me dijiste?

— Porque no había nadie. —me encogí de hombros.

— Buu... fantasmas —hace gestos con las manos.

— No existen idiota. —le golpeé con el dorso de la mano en el estómago.

— Nunca se sabe... —seguía con sus tonterías.

— Vayamos a dormir, anda.

Me paré antes de entrar a mi habitación. 

— Oye... Deberíamos de dormir juntos.

— ¿Tienes miedo? —ríe.

— No imbécil, es por seguridad. Seguro que hay algo ahí fuera y es mejor estar juntos que separados.

— Pues ven. —me hace una seña para que entrara a su habitación.

— Dormiremos en mi cuarto. No pienso dormir en esa cama donde hiciste a saber que cosas con todas esas personas.

— Que sepas que también lo hice en tu cama cuando no estabas. —dice entrando en mi habitación.

— Serás —me interrumpe.

— ¿El mejor compañero que has tenido hasta ahora? Sí. Mentirosos serán los que lo nieguen.

— Deberías de traer los archivos...

— Si hubieses venido a mi cuarto... pero has perdido la oportunidad. —se tira en la cama.

Cerré la puerta y me tumbe a su lado.

— ¿Encontraste algo interesante en lo que llevas leyendo? —le pregunté al no poder conciliar el sueño.

— Te encontré a ti. —se pone rápidamente encima mio.

— Chad, hablo enserio.

— Sé que me tienes ganas, ¿quien no? —se me acerca a la boca. Puse mis manos en su pecho para frenarlo pero no dije nada— Hagamos un trato. —se aleja un poco— Si en uno de estos días te hago tan feliz que ni puedes aguantarte la sonrisa, serás mía.

— Todo lo que me haría feliz es imposible de conseguir así que acepto.

— No estés tan segura. —dice con un tono perverso. Me da un pico al cual no tuve tiempo de reaccionar y vuelve a su lado de la cama.

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora