Capítulo 18

339 50 14
                                    

Alan

— ¿No estas enojado conmigo? —me dice ella.

— No voy a obligarte a quererme. —le dije aun abrazándola. Puede que sea la ultima vez.

— Chicos perdón. —dice Bryce entrando en la habitación— Ha llegado esta entrega especial para ti. —me extiende la carta.

La tome. Después de que se fuera, seguimos haciendo las maletas. Cada segundo en ésta casa podría ser fatal. Metiendo todo en los coches, caímos en la cuenta de que nos estábamos dejando las armas. 

— ¡Maldito hijo de puta! —dice Chad un vez abajo.

— ¿Qué paso? —dijo Mad.

Las armas ya no estaban. Nada. Se lo llevaron todo pero cuando no lo sabíamos.

— Esto no tiene sentido. —dice Bryce tomándose el mentón— Han estado aquí y se lo han llevado todo y aún así no nos han matado. Siendo esa la misión principal.

— ¿Crees que es una trampa? —le pregunta Mad.

— No lo sé, algo falta aquí. K nunca nos pondría las cosas fáciles.

— Entonces, lo mejor será que nos vayamos lo antes posible de aquí. —dije.

Sin más preámbulos, nos fuimos. Nuestra nueva casa tenía solamente lo básico. Tampoco es que necesitemos más porque seguramente no vamos a estar mucho tiempo aquí.

Mientras Mad se duchaba, recordé la carta que me había dado Bryce antes.

"Alan

Hemos escuchado sobre las cosas que pasan en tu bando y no son nada favorables para tu vida. Aunque seamos vuestros enemigos, te invitamos a unirte a nosotros. Uno siempre tiene que estar dispuesto a hacer las paces. Si estas de acuerdo a sernos leales, como líder de éste bando, te permito que invitas a tus más cercanos amigos.

En el caso de que aceptes, te esperamos el día 16 de diciembre en Wilmore 14 y si no, cuida tus espaldas.

Atte. Grigory"

Reuní a todos. Estaba muy ansioso por contarles la noticia. Hemos sido leales por tantos años al bando y ahora nos vienen con matarnos. Aunque es algo confusa la situación, no nos vendría mal un aire nuevo.

— He recibido una carta de otro bando. Saben nuestra situación así que nos invitaron al suyo. —les expliqué.

— Y no estarás pensando en ir, ¿o sí? —dice Mad.

— ¿Por qué no?

— Seguro que es una trampa. —dice Chad.

— Aunque fuera así, los de nuestro bando también nos quieren muertos. Intentarlo no cuesta nada y tal vez ganemos la vida. —dije.

— Puede que tengas razón pero aún no me convence. ¡Es una locura, Alan! Podemos afrontar a los de nuestro bando. Sabes todo sobre ellos y juntos lo lograremos.

— También podemos afrontarles estando en el otro bando y hasta puede que tengamos apoyo.

— Alan tiene razón, las cosas son iguales en ambas partes además, —mira a Mad— si supiéramos todo sobre el bando, sabríamos porque no nos han matado hasta ahora. Pero aún así seria jugárnosla mucho. —dice Bryce.

— Las cosas hay que pensarlas en frío. —dice Mad antes de irse molesta.

La deje que se tranquilizara, no entiendo porque se enojo tanto. Por lo visto, fui el único que se emociono tanto por la idea. Claro que pensé las cosas, no voy a tirarme a un pozo sin agua. Yo veo la balanza y esta mas inclinada para el lado de irnos. 

Salí a la terraza y me puse al lado de Mad en silencio.

— Quieres irte, ¿verdad? —me dice ella.

— Quiero que nos vayamos.

— ¿Por que me dejas?

Entrecerré los ojos porque no entendía muy bien a que se referia.

— No te estoy dejando. —dije obvio— En primer lugar, tu me dejaste y en segundo lugar, te estoy invitando a irnos, juntos.

— ¡Es que no puedo! Aún confío en el bando. Tengo la esperanza de que algo bueno pase. —hace una pausa— Quédate conmigo.

— ¿Por qué? ¿Por qué te pones así si ya no te importo?

— ¡Eso no es verdad! ¡Yo nunca dije eso!

— Pero dijiste que no me querías... 

— Eso es diferente. Te quiero pero no como algo mas y sí que me importas, y mucho. No puedo hacerme a la idea de vivir sin ti ¡y menos si mueres! —me toma la mano— Algo dentro de mi se iría contigo. No sería la misma.

— Entonces dame una buena razón para quedarme y no ir y jugarme la vida por algo que puede que salga bien, por un buen futuro. Podríamos estar juntos... Si vamos morimos, si nos quedamos también pero en las dos existe ese "y si". Siempre ponemos nuestras vidas por delante. ¿Ahora por qué tiene que ser una excepción? 

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora