Capítulo 40

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Madison

El estrello del agua fría con mi cara me despertó y también me cabreo.

— Despierta, no eres la bella durmiente para dormir tanto —deja el vaso en la mesilla—. Estaré todo el día fuera así que estarás a cuidados de Camille —la señala. Ella estaba apoyada en la pared.

Mi enojo hizo que antes no me diera cuenta de su presencia.

— Se quedó muda desde ayer así que no te dará mucho la lata —le dice.

— Un gusto en conocerte Camille —dije mirando a Chad con malicia.

— Y me dirá que eso es un fantasma por que yo si la escucho jefe —dice Camille intentando aguantarse la risa.

— Me voy, no estoy para juegos —dice algo indignado antes de irse.

— ¿Necesitas algo? —me dice mientras se acerca.

— Lo que necesito es que me saques de aquí.

Cruzada de brazos, mueve la cabeza de forma negativa.

— Ni lo intentes. Chad me advirtió y también me dijo que eres muy convincente.

— ¿Qué te dijo exactamente? —pregunte con un tono curioso.

— Lo que yo hable con el jefe es estrictamente privado —dice con un aire de superioridad.

— Sabes que yo también soy tu jefa, ¿no?

Camille se echa a reír.

— Pensé que ibas a ser más creativa pero ¿mi jefa? —vuelve a reír— Si lo fueras no tendría sentido que estuvieras ahí.

— Teniendo en cuenta que tengo a su bebé dentro, sí tiene sentido.

— ¿Por qué dices eso? ¿Tanto quieres un bebé suyo que te inventas tal cosa? El jefe me aseguró que dirías eso.

— Jefe, jefe, jefe. ¿Otra cosa no sabes decir? O tal vez te gusta y ¡estás celosa de que tenga un hijo suyo! Pues déjame decirte que te está usando.

— El je... —se corrige— Chad es solo mi jefe y a la que está usando es a ti —dice mosqueada.

— Mira niña, madura un poco y date cuenta de que te estoy diciendo la verdad. Ahora hazle caso a tu querido jefe y llévame al baño y tráeme algo para comer.

Ahora parecía que ella estaba decidida a no hablarme porque o me ignoraba o me dejaba hablando sola. Pero eso me daba ventaja para idear algo y escapar. En la tarde, puse mi plan a prueba.

— Necesito ir de nuevo al baño. Esto de estar embarazada es una lata —me encogí de hombros.

Me quedé sentada en el váter sin hacer nada pero pareciendo que estaba haciendo algo. De un momento a otro, hice como si me doliera la barriga.

— Eso no funciona conmigo —dice Camille esperando a que acabara el show.

Quisiera creer que no soy tan mala actriz. Seguí con mi actuación.

— ¡Ayúdame, por favor! —grité.

La mirada de Camille se volvió un poco preocupada.

— Es —grité— enserio.

— Mas te vale —se acerca a mi y se pone de rodillas.

En ese momento la empuje muy fuerte y salí corriendo.

— ¡Hija de puta! —grita ella.

Corrí a la puerta y bajé la manilla de la puerta pero estaba cerrada. Giré mi cabeza. Camille estaba en el último escalón mirándome como a una presa a punto de ser comida. El ruido de la llave metida en la cerradura, me obligó a mirar la puerta y retroceder unos pasos.

— Mira tú que llego justo a tiempo. ¿A dónde quieres ir pequeña? —dice Chad con una mirada poseída, sádica, poderosa. No pude esquivar la mirada, me cautivo.

— ¿Qué haces en casa jefe? —balbucea Camille.

— Vine a por unos cargadores para las armas y mira con que me encuentro.

Con todas mis fuerzas me giré.

— Camille no sirves para nada. ¿Ves lo fácil que me fue escapar de ti? —volví a mi habitación y me senté en mi colchón como si nada pasara.

Camille por lo visto me siguió y me puso las cadenas. Chad se asomó a la puerta y nos miró a las dos. Éramos como dos corderos esperando a que el lobo no nos coma. La nueva faceta de Chad daba mucho miedo.

— En tres horas estaré de vuelta. ¿Podrás retenerla ahí?

Camille asintió frenéticamente.

— Eso espero. Luego tendremos una charla —cierra la puerta.

— Mira en que lío me acabas de meter —dice Camille llevándose una mano a la cabeza.

— Si me hubieras dejado ir más rápido no nos habría pillado.

— ¿Realmente piensas o solo dices lo primero que se te viene a la cabeza? —iba a contestar pero levanto una mano en señal de que me callara— Mejor no contestes —se sienta en la silla—. Hagamos que las siguientes tres horas compense este día.

Me tumbe en el colchón y pensé en tantas cosas pero ninguna que me saque de aquí. En un final me quedé dormida. El grito de Camille me despertó. Venía desde fuera de la habitación. Afine mis oídos esperando a que algo nuevo pasara. Si alguien nos está atacando, ¿cómo piensa Chad que voy a defenderme? Me pegué un susto cuando la puerta se abrió y Chad entro. Era de noche y había poca luz en la habitación pero él no encendió la luz.

— Bien, estás despierta —se acerca y me pone las cadenas.

Como estaba tan cerca, divisé sangre en su ropa. ¿La habrá matado? ¿Qué piensa hacerme ahora?


¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora