Capítulo 25

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— Ven aquí. —tira de mi y me da un beso apretado.

— ¡Chad! —le empuje, por lo visto, con demasiada fuerza porque se fue rodando por el tejado hasta el suelo— ¡Mierda! —baje lo más rápido posible— ¿Estás bien?

— Ay, ay... —se queja él— Eres una salvaje, ni que te hubiese comido. Sólo fue un beso.

— Es tu culpa por ser tan flojo.

— Mira, hasta me has empapado con todo el champán. Ahora tienes que ayudarme a ir dentro y hasta cambiarme.

— ¿Y yo por qué? Si fue tu culpa.

— ¿Mía? Tuya por no besarme. Anda, ven y ayúdame.

Le ayude con todas mis fuerzas pero algo me decía que se estaba aprovechando de mi echando todo su peso encima mío. Lo tumbe en la cama y le traje la ropa que él me indicó. Por su insistencia, le quité la camiseta.

— Tienes que darme una ducha, estoy pegajoso.

— Exageras.

— Mira. —me toma la mano y la restriega por su abdomen— Ves lo que te pierdes.

— Pues mira lo que tu te pierdes. —retiré la mano y me levanté pero él la vuelve a tomar.

— Enserio, necesito tu ayuda, me duele la espalda.

— Entonces déjate de tonterías.

— Vale... —tira de la mano que me tenia sujeta poniéndome encima de él y volviendo a besarme.

— ¡Ya esta! Con esto se acabo. —intente levantarme pero aún me tenia sujeta la mano.

— Esto no fue una tontería, fue un beso ¿o ya no te funciona el cerebro? 

Respiré bien profundo para calmarme pero fue inútil. Dioses, denme toda su paciencia porque me urge. Es más probable que muera por su culpa que por un disparo.

— Vamos a ducharnos, tu también lo necesitas. —señala mi ropa. La miré; estaba un poco mojada.

— Es por tu culpa, imbécil. —le golpeé en el abdomen.

— Me vas a matar si sigues tratándome así.

— Será porqué esa es mi intención.

— Sé que no quieres así que haré caso omiso a eso.

Siendo buena, fui a llenar la bañera con agua caliente y lo lleve hasta ella. O le duele de verdad o debería de llevarse un Oscar por su increíble actuación. Después de todas sus quejas, le desnude. Así es, le desnude.

— Me voy, ya no me necesitas. —le dije al acabar de meterle en la bañera.

— Espera, hay algo más.

— ¿Qué quieres? —le pregunté a regañadientes.

— Acércate. —me hace señas con la mano.

Me acerqué. ¿En qué momento tuve que tirarle del tejado? Sin esperar más, me tomo de la cintura y me metió dentro de la bañera golpeándome en la cabeza.

— ¿¡Qué coño haces!? —me di la vuelta furiosa y le metí una hostia.

Se toca la zona afectada mientras, lentamente, me fulmina con la mirada.

— Esto se acabo. —dice serio.

— ¡Yo debería de decir eso!

Me toma de las muñecas y me las lleva a la espalda, agarrándolas bien fuerte. Se puso de rodillas a mi altura. Parece que se enojó mucho pero no le veo la razón, debería de haberle dado una paliza.

— Ah, mi espalda. —se queja y se deja caer hacia atrás llevándome con él y también echando el agua fuera de la bañera.

Sin más preámbulos, volvió a besarme forzando a meter lengua.

— No voy a dejarte ir.

Sin dejarme hablar, volvió a besarme. Me sucumbí ante él ya que no podría hacer otra cosa. Él, al notar eso, dejó el agarré para tocar mi cuerpo. Lo peor, si es que podría llamarlo así, es que el beso se intensificó.

Alan

Por fin, llegué a la cama después de una tarde muy cansada. ¿Qué digo? Desde que llegué aquí, no tuve nada de tiempo libre. Estamos de misión en misión. No nos dejan ni comer. Estoy demasiado exhausto.

— ¿Sabes qué escuché? —me pregunta Ace tirándose de cara a la cama.

— ¿Hm?

— Que fue año nuevo pero no tengo las fuerzas de alegrarme por eso.

Año nuevo... Me hubiese gustado haberlo celebrado con Madison haciendo nada como cada año. ¿Habrá hecho algo diferente?

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora