Capítulo 36

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Madison
(Cuatro días después)

La comida del hotel es una basura sobre todo el servicio de habitaciones. Ya que el dinero es lo que me sobra en estos momentos, podría haber elegido uno mejor pero no tengo tiempo para eso ahora. Necesito reclutar gente ya entrenada. Lo mejor es tener la lista de la que habló Thomas y para tenerla tengo que encontrarle. Para ello hay que volver a donde todo empezó: la universidad.

Me vestí para pasar lo más desapercibida posible adentrándome entre los alumnos. Pregunté por Thomas pero o recibía el desconocimiento de quien es o una mirada extraña. Tampoco podría llamar tanto la atención. De camino a la cafetería, le vi en su taquilla. ¿Cómo no pensé en esperarle ahí? Me acerqué a él.

— Thomas —le toqué el hombro— necesito hablar... —me mira— Tu no eres Thomas.

Quedé totalmente sorprendida. Se parecía demasiado a él.

— No, no soy Thomas. ¿Qué quieres de él?

— Necesito hablar con él.

— ¿De qué?

— No voy a decírtelo —eché una risa obvia—. ¿Lo has visto o no?

— Sí. Por cierto, me llamo Nikolas —extiende su mano.

— Madison —tomé su mano. Se sorprendió al escuchar mi nombre.

— ¿Qué sabes de él?

— ¿Qué sé de él? —le miré dubitativa— Todo lo que tiene que saber una amiga. ¿Qué sabes tu de él?

— Todo lo que tiene que saber un hermano —se encoge de hombros.

— ¿¡Eres su hermano!? —dije muy sorprendida— Nunca me dijo que tenía un hermano.

— A mi tampoco me dijo que eras su amiga.

— Nuestra relación era un poco complicada.

— Ya me imagino...

Su comportamiento era extraño. Seguro que sabía algo pero creo que no será fácil hacerle hablar.

— ¿Sabes dónde está?

— Está de viaje.

— ¿Cuándo vuelve?

— No lo sé.

Miré el reloj para poder tener una excusa para irme.

— Se me hace tarde. Cuando lo veas puedes decirle que quiero hablar con él, es algo muy importante.

— Claro. ¿Podrías darme tu número de teléfono? Por si él no lo tiene —rompe un trozo de papel de su cuaderno y me lo entrega junto con un bolígrafo. Le apunté mi número y me fui.

En el coche, me percaté de que él me estaba siguiendo. Él sabía algo y yo necesitaba saber que era. Maneje tranquila para que no me perdiera de vista y lo llevé a un parking vacío, en las afueras de la ciudad. Me bajé del coche y fui al suyo. Al verme ir hacia él, se giró para otro lado. Toqué en su ventana y le hice un gesto para que se bajara del coche.

— ¿Por qué me sigues? —le pregunté al bajarse del coche mientras me cruzaba de brazos.

— ¿Dónde tienes a mi hermano? —dice enojado.

— ¿De qué hablas? Yo también lo estoy buscando.

— ¡No te hagas! Tú sólo quieres hacerle daño.

Abrí los ojos como platos.

— ¿Hacerle daño? ¿Yo? Si le he salvado la vida varias veces.

— ¿De qué estás hablando? —dice confuso.

— ¿De qué me estás tú acusando?

— De su desaparición desde hace como un año. Dejó una nota diciendo que tenía que escapar de una tal Madison que le estaba acosando y le quería matar.

— ¡Será un hijo de puta! —le di una patada a la llanta del coche— Te digo enserio que no sé nada de él.

— Entonces, ¿por qué te echaría la culpa a ti?

— Porqué es tonto, por eso —intenté calmarme. Mis acciones no me hacían inocente—. Supongo que lo hizo para que fuera más creíble —le miré—. Yo a veces lo molestaba pero no en plan de hacerle bullying sino que él se ponía muy nervioso en mi presencia.

— No debería creerte pero él es mi único familiar que me queda. Todos han muerto de formas muy extrañas y yo no sé que está pasando o si soy el siguiente.

— Lo sé. No debería decirte esto... él está vivo. Estuvo conmigo un tiempo luego nos separamos y he vuelto a verle hace unos días.

— ¿¡Qué sabes de él!? —me toma por la camiseta.

— Tranquilo —quité sus manos—. No puedo decírtelo, ya hablé demasiado. Tienes que confiar en mi.

— ¿Por qué?

— Porqué te matarían —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Pero si lo vuelvo a ver, le echaré la bronca por no hablarme de ti.

— Dile que me busqué o deje algún mensaje o algo, por favor —me suplica.

— En cambió, no le digas a nadie que hablé contigo.

— ¡Oh! —suelta— hablando de eso, deberías irte. Llamé a la policía y no tardarán en llegar.

— ¿¡Qué has hecho qué!?

— ¿Yo que sabía? Te estuvieron buscando por mucho tiempo.

Salí pitando de allí.

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora