Capítulo 23

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Madison

Ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Hablar con el padre de Hudson fue algo aliviador, reconfortante y también necesario. Hablamos muchísimo, me contó historias, tonterías, de todo sobre Hudson.

— ¿Por qué has hecho esto por mi? —le pregunté a Chad en el coche de vuelta a casa. Lamentablemente.

— No lo hice por ti, vine por mi porque él me debía algo.

— ¿Y por qué me trajiste contigo?

— No quería venir solo.

Suspire profundamente. ¿Para qué me molesto en hablar con él?

Alan

— Alan, están aquí. —me avisa Ace.

Ruidos raros se escuchaban tras de ésta. Con algo de temor abrimos la puerta. Ninguno de los presentes, nunca nos habíamos topado con una misión que tuviera la descripción de hoy, era algo "especial". Dijeron que eran un poco caníbales.

Ace empujo flojo la puerta. Todo lo que estuvieron haciendo, dejaron de hacerlo porque el ruido de antes de detuvo. La puerta comenzó a crujir dejándonos ver a los individuos con las manos en la masa o mejor dicho, con la boca en la carne. Tragué en seco al ver que se estaban comiendo a una persona. Hasta puedo decir que mi cuerpo se paralizó. Lo que si estaba claro era que estábamos en desventaja.

— ¡Corre! —me empuja Ace haciéndome reaccionar— ¡¿En que momento aceptamos hacer esta misión?!

— No lo sé pero maldigo ese día.

Los "otros" salieron corriendo a por su postre: nosotros. Mientras corría por las alcantarillas, me di la vuelta para disparar a algunos de ellos ero su número aún seguía en ventaja.

— Ace, tengo que recargar. Ocúpate de ellos. —le dije tomándole la delantera.

Ace, el muy loco, se paró y les disparó. ¿Está mal de la cabeza? Por lo menos a muchos de ellos. Algunos le agarraron pero consiguió liberarse y siguió corriendo.

— Última recarga y acabamos con ellos. —me dice— Quedan muy pocos.

Aunque les disparamos, ellos seguían corriendo porque no le dábamos a un órgano vital. Por eso la técnica de Ace es efectiva. Al estar parados, es más fácil atinar los puntos clave. Le esperé a que recargara y a su cuenta nos dimos la vuelta disparando a todos lados.

— ¡Mierda! —dije al ver que se me acabaron las balas y por lo visto las de Ace también. Por suerte, quedaron sólo tres pero uno cojeando.

Se abalanzaron sobre nosotros y me mordieron del brazo. ¡Me mordieron!

— ¡Me han mordido! —grite flipando. Sacudí el brazo para que me soltara pero se aferro más.

Una bala directa a la cabeza le hizo caer como un plomo. Miré a mi derecha, Ace le había disparado con una pistola.

— Siempre hay que tener una de repuesto. —dice él orgulloso de si mismo.

— ¡Tío, me han mordido la mano! —dije aún sin creérmelo.

¿Armas? ¿Qué son esas? El nuevo instrumento mortal es la boca.

Nos juntamos con los otros integrantes con los que hicimos la misión, de los cuales nos tuvimos que separar al principio porque hubo muchos caminos. Por lo visto, a uno de ellos también le mordieron.

Llegados al refugio, que era el gran edificio en donde nos tuvimos que encontrar el primer día. Ese día, Grigory nos dijo: Lo que es muy evidente, a veces, sale desapercibido. Y tenía razón. ¿Quién pensaba que un edificio estaba lleno de personas como nosotros? Cabe decir que también hay personas normales para salir más inadvertidos.

Me desinfectaron bien la herida y la vendaron. Escuché que, al otro chico, es posible que le corten la mano por la infección de la mordedura.

— ¿Yo también me moriré? —le pregunté a Ace.

— No. —rodea los ojos— Y él no se murió. Lo tuyo no es nada comparado con lo suyo. A él le arrancaron la piel. ¡Deja de exagerar! Ni Madison se quejaba tanto. —aprieta los dientes.

— ¿Por qué te pones así cuándo hablas de Mad? ¿Por qué le tienes tanto rencor?

— Di mi vida por ella, maté a mi exmujer para salvarla, estuve ahí para ella y ¿así me lo paga? Se va de un día para otro y ni siquiera me da una señal. Luego decía que me quería... —bufa.

— Oye, que yo tampoco supe nada de ella y si te hubiese dado alguna señal, estaría muerta de verdad.

— Estoy más que seguro que ni se interesó en mi.

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora