❛10❜

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Aparentemente mi teléfono no estaba de acuerdo conmigo, o el mundo conspiró contra mis intenciones, o en realidad era el aviso que necesitaba para dejar la vaina que tenía y dejar de indagar donde no debía. Bien sabía que ser salío' no iba conmigo.

Pasó como en cámara lenta que vi las letras de la marca del teléfono en la pantalla indicando que se estaba apagando, para finalmente dar un destello y morir completamente. Esto ya es una vaina echada.

Por lo menos había repetido en mi mente el número telefónico las veces necesarias para medio acordarme. Y el teléfono se me apagó cuando iba a pisar el botón de llamar.

—Marico, préstame tu teléfono ahí—me dirigí a Hoseok, que se iba jartando una tizana.

Estábamos caminando rela por la cera de la calle, eran pasadas las cinco de la tarde y Hoseok había pasado por el negocio, decidí irme caminando con él para que me acompañara a mi urbanización, que quedaba en el quinto coño. Y el guevón de mi primo se había quedado en su negocio esperando a su padre.

—Sácalo, está en el bolsillo...

Levanté la vista para fijarme en qué impedía que él mismo me pasara su celular, cuando me di cuenta de que tenía las manos rojas, de los dedos le escurría líquido del mismo color perteneciente al vaso de tizana. Un carajito de dos años comía de forma más ordenada y civilizada que Hoseok.

—Epa, pero cuidao' con una vaina ahí, no se te vaya a parar ese guevo conmigo metiéndote mano—chalequeé, escuchando un sonido de fastidio de su parte, pero después se rió conmigo.

—Después me llamas marico a mí.

—No, no, por eso lo digo. Como tú aquí eres al que le gustan los tipos, pila con un excite ahí.

—Mámalo—concluyó pero con la vocecita de niño inocente con la que habló, o más bien cantó, se oyó como cualquier cosa menos un insulto.

Saqué el celular del bolsillo de su pantalón y lo desbloqueé, la contraseña era una combinación rara de varias fechas de cumpleaños. Mientras buscaba la llamadas rogaba para que no se me olvidara el bendito número de teléfono. Marqué y llamé ahí mismo sin pensar en más nada porque después estaba seguro de que me iba a arrepentir.

— ¿A quién llamas?

—Una larga historia que me da paja contar. Pero necesito resolver una vaina y averiguar quién es este jodío.

Siguió repicando el tono por varios segundos, no contestaba. Me estaba desesperando, se cortó la llamada pero volví a marcar, insistiendo de esta manera parecía el propio jalabolas.

—Estamos llegando a terreno peligroso, pila un malandro te viene a quitar esa mierda. Para que me la pagues ni con lo que cobras en el año...—alertó viendo a los lados en busca de alguna persona cerca por si acaso los choros.

Me bajé más la gorra que cargaba y bajé la cara disimulando que estaba con el teléfono en la oreja. También nos acercamos a un local de electrónicos, medio afuera y medio adentro, por si acaso una vaina. Mejor prevenir que andar llorando después porque te atracaron el teléfono que cuesta un riñón.

— ¿Aló? ¿Quién eres?—contestó finalmente la persona del otro lado, me asusté por un momento porque pensé que iba a ser otro intento de llamada perdido.

— ¿Cómo que quién? Estás claro de quien soy yo, y justamente te estoy llamando para confirmar mi duda de quién eres tú—expresé cortante, pero tampoco elevando la voz porque podía asustar al marico y me trancaba y se jode todo.

—Creo que estás equivocado, chamo.

—No me vengas con esa, menor, ¿eres de primer año, verdad?

—Sí... ¿por qué?

—Ya sé quién eres, listo—terminé de decir y estuve a punto colgar, pero siguió hablando.

—Pero yo no sé quién eres tú, me estás asustando. ¿Cómo conseguiste el número? Pareces acosador y te puedo denunciar...

Tuve que contenerme de no soltar la risa, hay que ser delicados.

—Mucho te va a ayudar el CICPC, guevón. Como sea, yo soy de la universidad tuya pero voy dos años más que tú.

—Bastante información que me diste, qué específico, a punto de que adivine quién coño de la madre eres—ironizó y ese mal humor me extrañó—. Mira pana, este teléfono ni es mío, es de un amigo, pero si lo conoces lo llamas después y bórralo.

No me dijo decir ni chao porque finalizó la llamada. Volteé indignado, pero más que todo arrecho, a ver a Hoseok, pero este estaba muy distraído viendo unos audífonos dorados en una vitrina.

—Este coño e' madre, nojoda. Así no se va a quedar, ya me hicieron arrechar.

— ¿Quién te hizo arrechar?

Me giré de nuevo a Hoseok y le enseñé el teléfono, se lo entregué y negué con la cabeza riéndome de mí mismo, eso me pasa por pajúo, ya después me las cobraba.

—Ven acá...—me llamó y movió la mano para acercarme.

Pero le vi la mano roja y empecé a correr lejos del mamaguevo estrella que se quería limpiar de mi franela blanca la tizana de las manos.




listo el kike “maratón” chamas, gracias por los votos y los comentarios (digo, a las que se dignan a comentar, las que no se pueden ir a mamar una caravana de huevoS)

MENTIRA LAS AMO A TODAS

Lacra meets Pajúo ↠ yoontae.Where stories live. Discover now