❛15❜

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—A vaina... ya te leí la mente y te averigüé los planes macabros—afirmó Namjoon, viendo la escena y dándose cuenta de que yo veía fijamente a Taehyung el sensible que me hace de payasito personal.

—Este chamito es una papayita, no hace falta ni meterle labia para que acepte pararse delante tuyo a recibir un tiro por ti.

Ya me las estaba pensando en cómo ir a jalarle bolas para que me salvara el día, pero me debatía si debía empezar la conversación con un «perdón por el chalequeo con tu gripe, pero es que me da mucha risa que te estés muriendo y tengas tos de perro con SIDA» o mejor no.

No quería perder más tiempo así que poco a poco me le acerqué disimuladamente, viendo lo demacrado que se veía con la cara pálida, la nariz roja y los ojos llorosos. De bolas que al verlo te daba lástima y ganas de jalarlo por las orejas y regresarlo para su casa a la fuerza.

—Que lo qué, menorcito—saludé dándole una palmada en el hombro, haciendo que diera un brinco por el susto y se volteara.

Tenía la purita expresión de una persona a punto de ser atracada por un malandro y sin poder defenderse. ¿Estaría así de acostumbrado a las desgracias en su vida o era parte de su naturaleza ser un gato asustado que reacciona con miedo a todo?

—Hola—respondió con una sonrisa medio decaída porque no hay que olvidar que tenía severa gripe.

Al darse cuenta de mis intenciones de hablarle se quitó los audífonos que cargaba, y yo agradecía porque por primera vez la mala leche no me caía a coñazos. Tal vez no paró bolas a las burlas y era mi chance de aprovecharme sin remordimientos.

— ¿Qué haces tú por aquí?

—Vivo dos cuadras más allá—explicó y señaló a una calle a la derecha—, siempre vengo a esta parada, y te veo aquí cuando también vas a agarrar el transporte.

No todos los días yo agarraba la buceta esta, porque casi siempre me venían a buscar o sino me iba a pie. Pero este día llamamos a Hoseok y ya había salido de su casa así que no nos quedó de otra que rendirle honores al chavismo utilizando los transportes socialistas.

Pero juraba nunca haberlo visto aquí, de las pocas veces que venía a la parada nunca me di cuenta de su presencia.

—Qué raro, es la primera vez que te veo aquí.

—Yo sé—comentó y asintió con la cabeza.

—Bueno panita, tú sabes que yo soy un coño e' madre que solamente se le acerca a las personas cuando necesita de algo...—admití hablándole claro, sin rodeos porque era una situación de apuro.

Se quedó callado reflexionando mis palabras y yo ya estaba que temblaba.

—Y sabes que soy tu compañero en el trabajo pero lamentablemente no voy a poder ir hoy si no pago el pasaje, y no tengo cómo porque se me quedó la mamagueva tarjetica. Entonces...

— ¿Entonces...?

—Ya tú sabes lo demás...

—No entiendo.

Descarté la opción de que estuviera jodiendo porque su cara realmente era de confusión, como si fuera un niño de un año al que le explicaban el origen de la vida.

—Verga pana, no sé si eres o te haces pero ya te pasaste de quedao' ¿no crees?

—Explícame ¿qué necesitas?—pidió como haciendo ojitos tristes.

—Que me eches la mano para el pasaje, pues.

—Ya... pero por ahí hubieras comenzado pues, justamente acabo de meterle plata—informó y levantó la tarjeta para enseñarla.

—Entonces, sí o qué.

—Claro.

—Nojoda, siento que me gané el triple gordo contigo, pana.

Le pasé un brazo por los hombros mientras cerraba los ojos y le agradecía a la Santa virgen María por ponerme a este pajúo en el camino.

—No se deja morir a un pana.

—Te amé, chico.

Y el momento tan mariquito se jodió porque justo ahí volvió a toser y me hizo separarme.

—La cagaste.

Llegó el rojito y nos montamos rápido antes de las señoras que estaban ahí antes que nosotros, sin pararle bolas a sus reclamos porque un coño, el que se duerme pierde, y pierde el privilegio de irse sentado en esa vaina que parecía el arca de Noé con el coñazo de animales. Animales chavistas.

Lacra meets Pajúo ↠ yoontae.Where stories live. Discover now