Capítulo 10

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Unos pasos cortos y apresurados lo hicieron mirar hacia la puerta de la habitación. Facundo, sin poder contenerse más, la había abierto apenas un poco para asomar su cabeza por la hendija.

—¡Facu, no! —retó su madre quien se acercaba apresuradamente por detrás.

—Dejalo, Victoria. Ya terminé —intercedió Mariano sin poder evitar sonreír mientras se levantaba de la silla con un poco de dificultad—. Perdón por haber acaparado tu compu.

—¿Acaparado? ¿Qué significa eso? —preguntó, confundido.

—Significa que la agarré y la usé solo para mí —explicó tratando el asunto con la misma seriedad con la que lo hacía él—. Y para agradecerte por haber sido tan paciente, te dejé un regalito.

El nene abrió grande los ojos y corriendo hacia su computadora, acercó su rostro al monitor. Un ícono que no había visto antes resaltó entre todos.

—¡Injustice 2! —gritó, emocionado, al ver que tenía el nuevo juego de la "Liga de la Justicia" en el que los superhéroes usaban los mismos trajes de la película. Haciendo clic para darle inicio, continuó—: ¡Pero si todavía no salió para PC!

Mariano no pudo evitar largar una pequeña carcajada ante el entusiasmo del nene y se sintió complacido de ser el responsable de su alegría.

—No, aún no, pero yo te lo conseguí. Ahora sí vas a poder jugar con un juego en serio.

—¡Gracias! ¡Está buenísimo! —le dijo mirándolo a los ojos con expresión indescifrable.

Segundos después, sin que ninguno se lo esperase, corrió hacia él y lo envolvió en un fuerte abrazo. Mariano hizo una mueca de dolor ante el impacto. No obstante, pronto se olvidó del mismo ya que una nueva emoción lo distrajo agitándolo por dentro. No podía explicar por qué, pero de pronto se sintió conectado con ese pequeño como si lo conociera de toda la vida. Lo palmeó con suavidad en la espalda disfrutando de esa emoción nunca antes experimentada.

Victoria no podía creer lo que sus ojos veían. Su hijo jamás había sido así de efusivo con nadie que no fuese conocido. Sin embargo, Nano había sabido ganar su corazón con un simple gesto. Intentó disimular las lágrimas que amenazaron con escaparse de sus ojos ante el impacto que le provocó la imagen de ellos juntos y se aclaró la garganta.

—Facu, despacio que está lastimado.

—Perdón —respondió, apenado, alzando la vista hacia él.

—No te preocupes. Soy resistente —le dijo con una sonrisa.

El nene regresó a su lugar frente a la computadora compenetrándose, de inmediato, en su nuevo juego.

Victoria acompañó a Mariano al baño y le entregó una muda para que usase mientras lavaba la ropa que traía puesta. Él la agarró y no pudo evitar sorprenderse al darse cuenta de que era suya. Había pensado que, después del modo en el que la había tratado al poner fin a su relación, ella se desharía de todo lo que tuviese que ver con él. Sin embargo, no lo había hecho y no podía sentirse más feliz por ello.

—Mientras te das una ducha voy a terminar de preparar la cena. Cuando estés listo avisame así te reviso y te pongo un vendaje.

Mariano la miró a los ojos reconociendo un deje de tristeza en ellos. Segundos antes, había notado su extraña reacción en el momento exacto en el que su hijo lo abrazaba, como si el simple intercambio entre ellos la emocionara, sin embargo, no podía entender el motivo y era evidente que estaba demasiado cansado como para intentar descubrirlo. Pensó en preguntárselo, pero entonces ella le obsequió esa hermosa sonrisa que en un pasado había llegado a ser su perdición y no pudo evitar acariciar su rostro. Su piel seguía siendo tan suave como la recordaba y notó cómo se estremeció ante el contacto de sus dedos.

Tras su promesaWhere stories live. Discover now