Capítulo 12

1.1K 174 25
                                    

Una semana antes de comenzar en mi nuevo trabajo, renuncié al hospital

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.

Una semana antes de comenzar en mi nuevo trabajo, renuncié al hospital. No se sorprendieron, nunca se sorprendían cuando alguien del turno nocturno renunciaba, lo raro era que durara. Esa semana me serviría para ajustar un poco mi sueño, cosa que no terminó siendo fácil o rápido, descubrí que, incluso sintiendo la necesidad de dormir de noche, el sueño no llegaba hasta muy avanzada la madrugada. Tampoco se sentía como un descanso y de día también me daba sueño. La primera persona con quien compartí la noticia de un nuevo trabajo fue con mi madre, tuve el extraño deseo de que dejara de sentir pena por mí por trabajar de noche. Se puso muy feliz y animada por lo lujoso que sonaba la clínica estética. En el fondo me aliviaba que tuviera una cosa menos de que quejarse con respecto a mi vida.

Santiago por su parte se mostró sorprendido y confundido.

—¿Estabas buscando trabajo? —preguntó pensando si no se le había escapado a él esa información.

—Quería que fuera una sorpresa.

Y la sorpresa no lo abandonó mientras que yo reía como tonto al verlo pensar tanto.

—¿Y estás contento con el cambio?

Aún sonriendo intenté ponerme un poco más serio. En ese momento tratábamos de cocinar una cena decente para ambos, mientras que yo comía liviano, para Santiago una ensalada o algo parecido no catalogaba como comida. En mi cocina habitaban cosas que no habrían existido normalmente: dulces y postres. Mi pobre yogurt vivía ensombrecido por jaleas, flanes o alguna tarta.

—Trabajar de noche no era muy cómodo, me estaba volviendo loco el sueño y el insomnio.

—Es verdad.

—Además —me animé a continuar—, ya no tenía sentido que siguiera allí. —Me apoyé en la mesada—. Me sentía tan mal que solo fui a esconderme a ese trabajo.

—Muy bien no te escondiste —agregó con simpatía—, es allí donde te encontré.

No pude evitar reírme a pesar de sentirme un poco avergonzado. El recuerdo de ese día me llenaba de mucha calidez, mi vida sería completamente diferente si él no me hubiera buscado, tal vez la depresión me habría consumido sin que yo intentara evitarlo. Santiago tocó mi cabello distrayéndome.

—Recuerdo que estabas triste incluso antes de lo que pasó entre nosotros.

Mi expresión cambió y sentí mi estómago apretarse. Todo lo que me había ocurrido no fue por él. Asentí silencioso, desviando la mirada. Hubo silencio también de su lado, luego se acercó y besó mi cabeza. Ni siquiera pude reaccionar a eso. Era ridículo que actuara así, pero prefería hacer de cuenta que lo ocurrido con Julián nunca sucedió, que él no había existido. Y no estaba en mis planes compartir esa historia con nadie, ni siquiera con Santiago. La humillación que sentí moriría conmigo. Volvió a besarme y apoyó su cabeza en la mía.

—Puedes confiar en mí.

Nada venía a mi mente para responder sin hacerlo sentir que no confiaba.

Colores primariosKde žijí příběhy. Začni objevovat