Capítulo 23

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En mi trabajo, al contar con todo el personal bilingüe y permanente, la directora nos dio la noticia de que el centro haría convenio con algunos seguros de medicina privada para trabajar con turismo médico y así ayudar al aumento de personas que l...

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En mi trabajo, al contar con todo el personal bilingüe y permanente, la directora nos dio la noticia de que el centro haría convenio con algunos seguros de medicina privada para trabajar con turismo médico y así ayudar al aumento de personas que llegaban buscando cirugías reparadoras. Al negocio no le iba nada mal, los pacientes nunca faltaban y ninguno era local, esos arreglos demostraban más codicia que necesidad. Pero eran novedades que me contentaban, me gustaba el empleo y me gustaba la idea de tener un poco más de trabajo. No podía negar que allí dentro se vivía bajo cierta irrealidad, las personas que atendía estaban felices por la cirugía que pretendían hacerse, no había enfermos ni gente preocupada por los resultados. Cuando escuchaba a Santiago hablar de lo que a él le tocaba ver, más me convencía de querer seguir trabajando en esa clínica.

Alfredo me traía las novedades de todo lo que ocurría, que de alguna forma recolectaba con grandes detalles a pesar de no tener mucho tiempo para llevar a cabo investigaciones. Él contaba con permiso para andar por los pasillos y habitaciones, extrayendo sangre para controles y cruzando a medio mundo. Mi trabajo no era móvil por ende yo no tenía la misma posibilidad. Después de su recorrido, si lo tenía, entraba a mi sala ya sin tocar, bajo la rutina de todos los días, trayendo chismes o café.

—¿Ya sabes qué vas a hacer en tus vacaciones? —me preguntó.

No había reparado en eso en ningún momento, que lo mencionara fue la alerta de que el detalle se me había pasado por alto. Debía apurarme en hablarlo con Santiago para que nuestras vacaciones coincidieran, no faltaba mucho.

—No sé —contesté con problema.

Levantó un cuadernillo que traía para mostrarme la portada pero no entendí de qué se trataba.

—Voy a hacer trabajo voluntario humanitario en mis vacaciones. Te puedes anotar.

Lo ofrecía en serio. Me limité a negar con la cabeza impresionado de saber que él haría eso en sus días de descanso. Puso atención a su cuadernillo, pasando sus hojas pero sin leerlo.

—¿Te quedarás con tu novia?

Cada tanto hacía una pregunta más o menos parecida a esa, en un intento de sacarme información. En esos casos optaba por no responder y poner cara de que no era asunto suyo. Pero me tomaba en un momento en el que me sentía muy seguro con Santiago y no imaginaba un futuro que no fuera junto a él.

—Novio —corregí.

—Aaahhh.

Lo miré de reojo, él seguía con su cuadernillo pero riendo, ya sea porque había logrado que respondiera o porque sospechaba la respuesta.

Volví a pensar en las vacaciones, incluso si coincidíamos con las fechas no había dinero para hacer mucho. Se me pasó por la mente la posibilidad de pedirles prestado a mis padres pero dudaba que Santiago aceptara tal cosa y no era algo que podía hacer en secreto, tenía que poder justificar el dinero. Se me ocurrió como única opción un viaje de tres o cuatros días, no más, pero no sabía qué lugar sería el indicado para tan poco tiempo.

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