Capítulo 7

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Por la tarde decido irme a correr por el campo y disfrutar de una tarde soleada de otoño. Esta vez cojo el camino que lleva al árbol donde tantas horas pasé el año pasado, simplemente por ir a echar un vistazo. Siento el calor del sol sobre mi piel y el aire acariciarme el pelo, y se siente muy bien. Conforme me voy acercando al árbol veo que sale humo por detrás. ¿Fuego? 

Corro más rápido para ver qué pasa, y cuando llego veo que el humo no es por el fuego. Hay alguien fumando detrás del árbol. Dejo de correr y me pongo a andar hasta que mi respiración se vuelve estable. Rodeo el árbol y se me para el corazón cuando veo a Jennifer sentada en una raíz del árbol fumándose un cigarrillo. En serio Emma, ¿qué esperabas?

-Antes no fumabas tanto - se sobresalta al oírme, y se gira de modo que sus ojos oscuros encuentran los míos. 

-Lo sé - dice antes de girar la cabeza para seguir mirando a la nada, y darle una calada a su pitillo. Estira el brazo hacia mí con el pitillo en la mano - ¿Quieres?

-No, ya no…

-Fumas. Claro. - Sigo de pie mirándola, no sé para qué vengo. Después de hablar con mi padre es muy confuso estar cerca de ella. Se hace un silencio incómodo.

-¿Qué haces aquí, a parte de fumar?

-Siempre he venido aquí para pensar, incluso antes de que vinieras tú también - me mira con ojos profundos, que me hacen sentir pequeñita.

-Y ¿qué tienes que pensar? - me siento a su lado y sin pensarlo cojo el cigarrillo y le doy una calada. Ella me mira con ojos tristes y luego baja la mirada. Huele a vainilla y a Jennifer, y noto un cosquilleo por el estómago.

-Tengo que pensar… - comienza a decir, pero se detiene para mirarme - … en si voy a renunciar o intentarlo un poco más - se queda pensativa mirándome, y yo no digo nada. Algo en lo más profundo de mí dice “Inténtalo un poco más, inténtalo un poco más” - ¿Y a qué has venido tú?

-En realidad he salido a correr y me he acercado, por curiosidad… no sabía que fueras a estar tú.

-Bueno, pues lo siento - dice, y baja otra vez la mirada. Joder.

-Deja de disculparte, soy yo la que se está portando fatal. Quiero… que seamos amigas, como antes. - levanta la mirada rápidamente y me mira con los ojos entornados.

-Es que yo no quiero ser precisamente tu amiga, Emma.

Bajo la mirada, desilusionada. No quiere ser mi amiga, y yo no quiero ser algo más que eso, ¿verdad? Qué lío.

-Bueno, aún así quiero hacer las paces - ella asiente con el semblante serio, y le da otra calada al cigarrillo. Qué guapa es. Incluso con sus ojos tristes y apagados está guapa. Me levanto porque veo que no hay mucho más de lo que hablar. - ¿Sigue en pie lo del miércoles? 

-A las cinco - levanta sus ojos oscuros hacia mí y atisbo un principio de sonrisa prepotente. Yo le sonrío de oreja a oreja y asiento.

-Allí estaré. - Y me pongo a correr otra vez, ahora en dirección a casa.

Tengo mucho en que pensar, mi padre me ha dejado muy confusa. En los últimos meses me han repetido muchas veces que lo que quiero y lo que debo hacer son cosas opuestas. Pero si es así, ¿se puede ser feliz haciendo sólo lo que debemos hacer? De todos modos no sé ni lo que quiero ni lo que debo hacer, así que no sé qué hacer. 

Empezaré por ir el miércoles a hacer el proyecto.

Después de darme una ducha relajante y de cenar suena mi móvil. Un mensaje. No me paro a pensar de quién será, simplemente lo abro. Es de Alex.

¡Emma! Marcos y yo lo pasamos genial el sábado, y a Marcos le gustó mucho Jennifer. Podríamos quedar los cuatro el próximo fin de semana, os dejamos elegir el plan a vosotras :D. Ya me dices algo. Un beso.

Mierda. No, esto no está bien, una doble cita sería un completo desastre. Yo y Alex, Jennifer y Marcos… No. Suspiro pesadamente y me llevo los dedos a la sien. Paso de contestar eso ahora mismo, ya decidiré algo. Qué complicado es todo, joder.

La mañana del miércoles se hace eterna y mortalmente aburrida. No vuelvo a tener clase hasta el lunes que viene porque es festivo, así que me ha tocado quedarme en casa, lo que ha aumentado mi aburrimiento. Por lo menos si hubiera ido al instituto me habría relacionado socialmente. Además, estoy nerviosa porque esta tarde voy a casa de Jennifer. A ver, no estoy nerviosa del todo, pero siento esas mariposas en el estómago cada vez que pienso en el tema, y no sé por qué. 

También estoy preocupada por el mensaje que me mandó Alex el otro día, creo que esta tarde hablaré con Jennifer sobre el tema. 

Son las cuatro de la tarde, y mi madre acaba de entrar por la puerta después de sus vacaciones en el spa. Se ha cortado el pelo y se lo ha tintado de un rojo demasiado artificial, que sinceramente le queda horripilante. Me dedica una sonrisa deslumbrante.

-Hola, cariño. Lo he pasado genial, tendrías que probar eso del spa…

Y empieza a contarme lo maravillosas que han sido sus vacaciones. Yo la miro en silencio, y me pregunto si esta mujer sabe que sigo enfadada con ella por llevarme a un psicólogo como si estuviera loca y decir que es por mi bien. No, parece que no se da cuenta de que sigo enfadada. Más que enfadada, me siento traicionada. Cuando acaba su discurso yo me subo a mi habitación a darme una ducha y a vestirme para irme a casa de Jennifer.

The way I used to feel about her. (Parte 2)Where stories live. Discover now