Capítulo 18

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-Así que… ¿Ya es oficial? Aún no me lo puedo creer - Vanessa y Paula están sentadas delante de nosotras en la pizzería, Marta sentada en un lateral de la mesa.

-Sí, ya lo sabe prácticamente todo el mundo, espero que ahora dure un poco más - digo, con una sonrisa irónica en los labios, sintiendo el agarre de Jenn alrededor de mis hombros apretarse un poco más.

Han sido unos días bastante duros, aunque mejores de lo que esperábamos. Con diferencia, han sido unos días geniales comparados con la última vez que estuvimos juntas oficialmente, y las dos estamos agradecidas por ello.

-Yo ya lo sabía, esas miraditas en el cine os delataban - Paula se ríe entre dientes y Vane le da un empujón cariñoso en el hombro.

-Bueno, y en clase. Últimamente es imposible mantener una conversación contigo sin que desvíes la mirada hacia el fondo de la clase, Em. - Marta me sonríe amablemente, y yo noto cómo me pongo roja. Jennifer se da cuenta, y me dedica una sonrisa prepotente que no ayuda mucho.

-¿Qué dice tu madre? - Vanessa, que ha estado callada todo el tiempo, me mira con curiosidad - Quiero decir, la última vez te llevó a un psicólogo.

-Hasta ahora ha mostrado una actitud de resignación - contesto.

-Sí, gracias a Dios ya no tengo que colarme por su ventana - Jennifer se ríe entre dientes y juega inconscientemente con un mechón de mi pelo, su brazo apoyado en mis hombros de modo protector - Las primeras veces fue divertido, pero luego se volvió incómodo saltar una altura de un piso en la madrugada.

-Pero era muy romántico - le sonrío tiernamente y me acerco a ella para dejar un beso suave en sus labios.

-Me alegro mucho de que estéis juntas otra vez, se puede apreciar de lejos que es así como tiene que ser - Dice Marta.

-Nosotras también - Dice Paula, refiriéndose a ella y a Vanessa, que asiente.

-Gracias por el apoyo - Jenn les sonríe amablemente mientras sigue jugando entretenida con mi mechón de pelo - otra vez - añade, riéndose entre dientes.

Viene una camarera a atender nuestra mesa y pedimos un par de pizzas familiares para todo el grupo, poniéndonos de acuerdo para elegir el tipo de pizza. Pasamos el resto de la noche hablando animadamente mientras nos comemos las pizzas, Jennifer y yo aprendiendo a comer con una mano para no tener que soltar la mano de la otra con los dedos entrelazados. 

-¿Sabéis que hace unas semanas una camarera coqueteó descaradamente con Emma? - Marta dice, sacando el tema indiferentemente. Yo me río entre dientes y pongo los ojos en blanco, totalmente consciente de la repentina tensión en mi novia.

-¿Te tiró los trastos una camarera? - Me dice en voz baja, los ojos entrecerrados, señal de su ataque de celos. Yo asiento con una sonrisita inocente.

-Pelirroja - Jennifer traga saliva y hace una mueca, haciéndonos a todo el grupo reír - me dio el número y todo, lo tendré por ahí…

-¿Has guardado su número? - Dice con indignación, frunciendo el ceño.

-Se me olvidó que lo tenía - suelto una carcajada ante lo adorable que está Jennifer ahora mismo - ¿Estás celosa de una camarera?

-No - me mira brevemente antes de desviar la mirada a otro sitio, ocultando la mentira de sus palabras y todo el grupo estallamos en carcajadas otra vez.

-Es muy mona cuando está celosa - dice Paula, visiblemente entretenida con el comportamiento de Jennifer.

-Dímelo a mí - contesto, mirando de reojo a Jennifer, que aún está tensa a mi lado. Le doy un apretón en la mano y acaricio el dorso de su mano con mi pulgar. - Me encanta verla así.

-Por eso aprovecha cada situación para ponerme celosa - dice Jennifer, con un tono de fingido resentimiento.

-Podemos hacer un trío, cariño - digo, mordiéndome el labio inferior para reprimir una sonrisa e intentar sonar lo más seria posible - ya sabes, con la camarera pelirroja. - La cara de Jennifer se trastorna al momento y me lanza una mirada de odio, causando una vez más que todas nos riamos.

-¿Puedes, por favor, dejar de torturarme? - su incomodidad visible hace que me den ganas de besarla, así que lo hago. Ella no se aparta, pero tampoco me devuelve el beso.

-Vale, lo siento amor - levanto la mano para acariciarle la mejilla y ella me dedica una sonrisa breve.

-Son demasiado adorables - Comenta Paula al ver la interacción que hemos tenido.

-Lo sé - le responde Marta entre dientes - me recuerdan demasiado que no tengo novio.

-Te podemos arreglar algo con la camarera pelirroja - Comento con una sonrisa extendiéndose por mi cara, Jennifer otra vez incómoda por sacar el tema.

Acabamos de cenar todas juntas, riéndonos de tonterías y pasando un buen rato. No es la primera vez que Jenn y yo salimos con nuestras amigas, pero hoy ha sido el primer día que hemos salido como pareja oficial. Siento como que ya ha pasado todo, y que por fin ahora podemos estar juntas. Por fin.

De vuelta a casa Jennifer y yo nos despedimos del grupo y nos vamos hacia nuestra zona del pueblo, cogidas de la mano mientras andamos por la calle. Pasamos el camino en un silencio cómodo, sintiendo que sobran las palabras después de la maravillosa tarde que hemos pasado. Cuando llegamos a la acera de enfrente de mi casa Jennifer se gira para mirarme, con una sonrisa.

-Gracias por acompañarme - le digo, rompiendo el silencio.

-Gracias a ti - dice simplemente. Espero para que siga con la frase, pero no lo hace.

-¿Por qué?

-No sé… - sus ojos dejan los míos para dirigir la mirada al suelo - Por estar en mi vida, - hace una pausa, y añade en voz más baja - y por dejarme estar en la tuya.

Devuelve su mirada oscura a mis ojos, causando que mi corazón dé un vuelco en mi pecho, y da un paso hacia mí, cogiendo mi mejilla y acariciándola suavemente con sus dedos.

-Gracias por ser tú, aquí, conmigo. Tengo mucha suerte de tenerte. - Sus ojos no dejan los míos, y yo lucho por encontrar las palabras en el fondo de mi mente para contestar las suyas.

-Yo también tengo mucha suerte de tenerte, no sé cómo he estado tanto tiempo sin ti… - Jennifer me corta en medio de la frase poniendo sus labios contra los míos, y yo ahogo un gemido con el contacto. Pasa sus manos por mi cintura por encima de la chaqueta y mete sus manos en los bolsillos de ésta, cogiéndome de la cintura por dentro. 

Paso la lengua por su labio inferior, haciendo que abra los labios para que nuestras lenguas hagan contacto y profundizar el beso, llevando ambas manos a su cuello para acercarla más a mí.

Siento cómo mueve la mano por dentro del bolsillo y se aparta del beso, sacando lo que hay dentro de mi bolsillo.

-¿Qué es esto? - dice con tono entretenido, sosteniendo un trozo de papel arrugado.

-No sé, no me he puesto esa chaqueta desde… - mierda. No. Mierda. Desde que una camarera pelirroja me dio su número. Jennifer me mira extrañada y despliega el papel, poniéndose blanca como el papel al leerlo. -… el día de la camarera.

-Espera, ¿este número es el de la camarera que coqueteó contigo? - dice, con una expresión confusa en su rostro, aún blanco. Me da la sensación de que se va a desmayar de un momento a otro, o a vomitar. Me mira intensamente y yo asiento.

-No tiene importancia, Jenn. Es una tontería, yo…

-Tienes razón, lo siento - dice, intentando recomponerse rápidamente y poniendo una sonrisa en sus labios que no le llega a los ojos. Se inclina para darme un beso casto en los labios - ya nos vemos.

Da media vuelta, y se va de camino a su casa, sin decir nada más y dejándome totalmente confusa, como si algo acabara de explotar nuestra burbuja de felicidad una vez más.

Mierda.

The way I used to feel about her. (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora