Prólogo

8.9K 687 363
                                    


—¡Shinsou, vamos!— La castaña animaba a su peculiar amigo a salir al comedor.

—Dejame tranquilo.— La ignoró y acomodó mejor su cabeza entre sus brazos, relajándose en la carpeta.— Si tanto quieres ir, ve tú sola.—

—¡Pero quiero ir contigo!— Dijo como niña pequeña.

—Dejame en paz, Areshka.— Dijo arrastrando las palabras por el cansancio.

Las mejillas de la castaña se enrojecieron del coraje.—¡Es Aleska!— Le gritó cerca de su cabeza, quien acostumbrado lo ignoró.

—Además ya comimos, seguro me quieres usar para que te tome fotos o algo por el estilo.— La habían descubierto.

Ahora la castaña tenía que mantener su terreno, aunque él estuviera en lo cierto.—¡Sabes qué! — Siguió con el drama.— Siempre es la misma chingadera contigo, pinshe Shinsou.—Dijo fingiendo drama.

—Aleska, ya sabes que no entiendo lo que me dices cuando hablas en español.— Dijo tranquilo acostumbrado al comportamiento de su amiga.

—¡Pero quiero salir!— Volvió a gritar, por suerte eran los únicos en el salón.

—No grites.—

La chica soltó un grito de frustración, mientras se tomaba la cabeza y se alejaba un poco de donde estaba el otro. Quien apoyó su cabeza al lado derecho para ver lo que iba a hacer.

—¡Quiero ir al comedor!— Dijo mientras botaba su cartuchera al suelo sin ningún cuidado, y agarraba la carpeta con intención de voltearla para seguir con su drama.

El peli-morado le hacía un poco de gracia la actitud de su compañera, pero se preguntaba si todas las latinas eran así.

—¿¡Pero qué chucha le ponen a las mesas aquí!?— Dijo debido a que la carpeta no se movía de su lugar. Pero era por los libros que tenia dentro.

—Significa que tienes que hacer ejercicio.— Al escuchar la voz del chico, la muchacha se abalanzó contra él, echandose en su espalda.

—¡Shinsou, quiero salir!— Dijo mientras lo abrazaba y pegaba su rostro cerca del hombro de este.

Si algo le había quedado claro al muchacho, era que las latinas eran muy afectuosas y descaradas.

—¡Aleska, bájate!— Dijo con las mejillas rosas, aun no se acostumbraba al contacto físico que le daba la chica al menos 5 veces al día.—¡Me estás aplastando!— Dijo incapaz de moverse por el peso que ella ejercía.

Aprovechando la situación, se acomodo mejor en la espalda de este, de modo que sus pies no llegaban al suelo y lo tenía aplastado en la carpeta.

—¡Si vamos afuera, te suelto!— Dijo pensando en el nuevo plan.

—¡Ya te dije que no!— Dijo tratando de sacarla de encima, logrando que el abrazo de esta se afirmara.—¡Me estás aplastando!— Repitió con enojo.

—¡Ay, qué pinche delicado! ¡Ni que pesara tanto!—

—¡Claro que pesas, ya bájate!—

—¡No quiero!—

—¡Aleska!— Comenzó a preocuparse de que alguien viniera y malentendiera la situación.

—¡Shinsou!— Le siguió.

—¡Bájate!— Dijo ya pensando en usar su kousei.

—¡Shinsou, Shinsou, Shinsou!— Repitió su nombre, mientras reforzaba su agarre.

De pronto la puerta se abrió estrepitosamente, dejando ver al presidente de la clase con los demás rojos hasta las orejas.

—¡¿Qué está pasando aquí?! — Dijo entrando.

Quedándose ambos quietos y con el ambiente en silencio.

Mientras que los otros estudiantes suspiraron aliviados al ver que no estaban haciendo algo indecente como creían.

Por supuesto, el oji-morado estaba con el rostro rojo por haber sido encontrado así, y que sus compañeros hayan malpensado de los gritos que habían dado ambos.

Pero había algo que inquietaba a la oji-marron.—¡No me digan que el receso ya acabó!— Dijo con lagrimas falsas bajándose de su compañero.

Provocando que sus compañeros rieran ante la dicha de esta, dejando el ambiente más tranquilo.

El chico aún estaba enojado con ella por hacerlo pasar eso, aunque el resto ya estaba acostumbrado a las ocurrencias de la americana.

Y tan sólo era lunes.

Mi razón ; Shinsou HitoshiWhere stories live. Discover now