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Capítulo 24; Entre bromas.


El peli-morado observaba a la chica a su lado, recostada en su carpeta.

Sonrió al ver como respiraba tranquilamente.

Con los labios entreabiertos y las mejillas rosas.

Si tan solo fuera así de tranquila cuando está despierta.

—¡ALESKA, DESPIERTA, TERREMOTO!— Gritó zarandeándola.

—¡¿AHH, QUÉ HA PASADO?!— Se despertó con la respiración agitada y comenzó a ver a ambos lados tratando de averiguar lo que había pasado.

—Jajajajaa.— Se rió el muchacho mientras se limpiaba las pequeñas lágrimas que caían por la risa.

Luego de unos segundos captó que había sido engañada.

Ag, Shinsou, la re ctm, estaba durmiendo, ¿Por qué chingados me has despertado?- Dijo molesta tallándose los ojos.

El chico sólo atinó a volver a reír, mientras se agarraba el estómago y trataba de regular su respiración.

Ella sólo rodó los ojos y volvió a recostarse con la intención de dormir.

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—Ayer me dijeron tus amigas que me buscabas como loco en la calle.— Dijo iniciando un tema de conversación con su novio, mientras se sentaban a comer en el comedor de la institución.

—¿Ah?— Preguntó antes de saborear su comida.

—Y yo bebiendo, como una loca, cerveza, con unos parceros dañandome la cabeza.— Dijo apenada.

El chico se puso serio.— ¿Hmm? Debió de haber un malentendido, no estuve buscándote ayer, y no creo tener amigas que te hayan dicho eso... Aunque lo de la cerveza no me lo creo, lo de los "parceros".— Hizo comillas con sus dedos. — Tal vez si me lo crea.—

—Borracha con el corazón malo.— Suspiró.

—¿Aleska?— Ladeó un poco la cabeza mientras una mano se ponía sobre la de ella, tratando de brindarle calidez.

—Caminando sola me la encontré a ella...— Apartó la vista.

—¿A ella? ¿Quién? Sabes que puedes contarme todo lo que te pasa, voy a estar apoyándote no importa qué. — Apretó su mano mientras le daba una pequeña sonrisa.

—¡Mujer tan bella y yo con una botella! — Saltó mientras cantaba la letra de una canción popular.— Me dejé enredar fácil, caí en las garras de ella.— Cantó mientras se movía levemente.

—Aleska.— Dijo mientras se levantaba lentamente de su sitio y un aura no tan agradable lo rodeaba.

Es mi venganza, Spanki.— Dijo con burla mientras le sacaba la lengua, refiriéndose a la vez que la despertó de su siesta.

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El chico hizo una reverencia frente a su ídolo, quien ahora era su tutor, despidiéndose y comenzando a ir fuera de la academia.

Se pasó una mano por la nuca, cansado.

Suspiró mientras avanzaba con lentitud a la salida.

El cielo ya estaba de color naranja, sostuvo con fuerza su maletín y salió del edificio.

—Al fin, creí que no saldrías nunca.— Sus ojos bailaron hasta la figura de la chica que amaba, quien estaba a su lado, estirándose.

—¿Qué haces aquí? — Dijo sorprendido.

—Estaba esperándote, duh.— Explicó obvia.

—¿Por?—

—Porque se me ha dado la gana.— Dijo avanzando.

—Te dije que hoy no podía ir a tu casa, tengo que hacer algo con mi familia.— Le recordó.— Y... Aún no les digo a mis padres sobre lo nuestro.— Mencionó nervioso.

—Ya lo sé, sólo quería estar un rato más junto a ti.— Mordió su lengua.

—¿No te ha bastado con todo el día alocado qué hemos tenido?— Él rió.

—Nunca está de más pasar un poco más de tiempo juntos...— Dijo en voz baja para no arruinar el perfecto silencio que había ese día.

—Ya veo.— Asintió.

La castaña sentía que en este instante volvían a ser dos desconocidos, distanciados por, según ella, miles de centímetros.

Tenia tantas ganas de tomar su mano y gritarle al mundo su amor.

Pero el asiático no la dejaría.

Odiaba eso, la frialdad con la que los japoneses se trataban, de la cual aún no se acostumbraba.

En momentos como estos extrañaba al meloso de su ex.

Negó con la cabeza y se dio leves palmadas al rostro tratando de borrar aquel pensamiento, ¿Acaso estaba loca?

Los muertos no se mencionan. — Murmuró tratando de olvidar lo que acaba de pensar.

El chico solo la miró por el rabillo del ojo y se dedicó a seguir viendo al frente.

La chica levantó la vista y observó los dos caminos, ella iba por el de la derecha.

—Ah, sí, nos vemos mañana, Hitoshi.— Dijo aún culpable por el simple hecho de compararlo con su ex.

—Mm, sí, hasta mañana, Aleska.— Levantó un poco la mano contrariado al verla sin iniciativa, y que ni una sola vez en el camino le haya hecho alguna propuesta indecente.

—Bien... Nos vemos.— Se giró para seguir su camino.

—Espera...— Ella se detuvo y lo observó con sus grandes ojos oscuros.— No hay nadie más, ¿No?— Dijo rascándose su mejilla.

—Pues, no.— Observó a ambos lados sin entender.

—...— Sus mejillas se pusieron rojas. — Acercate.— Pidió desviando la vista.

Ella se acercó extrañada por su actitud.

Quien jaló de ella y comenzó a besarla.

Se estremeció en cuanto sus labios tocaron los de él, la estaba besando en medio de la calle, ¿Acaso está soñando?

Sintió como le acariciaba su mejilla con una mano y la otra buscaba pegarlo más a él.

No se quedó atrás y le siguió el juego.

Se separaron a los segundos para buscar aire.

—Shinsou...— Trató de hablar, pero su corazón latía tan rápido que no la dejó.

—Nos vemos.— Tragó en seco, mientras con las mejillas aún rosas se alejó.

Ella se quedó viejo como caminaba con prisa lejos, seguro avergonzado por haber dado el primer paso o, bueno, quién sabe.

Sonrió levemente mientras se giraba e iba por el camino a su casa, recordando cada facción de su rostro.

Tener a un japonés como novio iba a ser difícil.

Ni siquiera sabía que ese día cumplían un mes.

Mi razón ; Shinsou HitoshiWhere stories live. Discover now