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Capítulo 12; Metas.

El chico atravesó la puerta del gran edificio, acercándose a la recepción con intención de preguntar a la señorita sobre cierta castaña.

La mujer sonrío al ver al chico acercarse, ya acostumbrada a verlo seguido, y en secreto, emocionándose al ver lo nervioso que se pone al preguntar por una chica.

— Buenas tardes.—  Habló esta con respeto una vez el chico se había apoyado.—  ¿Vienes a ver a la señorita De Ra Crutz?—  Sonrío al ver como el peli-morado asentía apartando la mirada.

— Me dijo que posiblemente salía más tarde, ¿Sabe a qué hora aproximadamente?—  Preguntó con ese tono formal.

— Ah, sí.—  Tecleó algo rápido en la computadora.— Ahora tiene clases de baile, pero no hay problema si vas y la esperas afuera del salón.— 

— ¿En serio?— Trató de aguantar sus ganas de ir de frente para ser cortés.

Esta rió.—  Sí, me parece que sólo quedan como 4 minutos para que su clase termine, así que no hay problema.— Se acercó lo suficiente para susurrar y sólo él escuchara.— Cualquier cosa te  cubro, ¿Bien?— Guiñó un ojo.

— S-Sí, gracias.— Caminó con las mejillas rosas hasta las escaleras de la recepción para ir a buscar  a su amiga.  

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Subió hasta llegar al tercer piso, observando todo a su alrededor,  el pasillo en el que estaba tenía muchas habitaciones con lunas por las que él podía ver el interior, la decoración también era moderna y agradable visualmente.

Observó el ultimo salón buscando con la mirada a la latina, encontrándola con la misma ropa deportiva que está acostumbrado a verla.

Pero junto a ella estaba un joven de no más de 28 años, con cabello café y un peinado un tanto extraño para él. "Extranjero" fue lo primero que pasó por su cabeza al ver las facciones de este.

Se quedó en su sitio observando como ambos bailaban, al ritmo de la canción que lograba escuchar aún estando afuera, decidió seguir viendo como ambos parecían disfrutar la canción y reían.

Vamos, Aleska, más cadera.— Exigió sonriendo mientras seguía bailando al ritmo.

, , eso hago.— Rió mientras tarareaba la canción.

Decidió seguir viendo un rato desde donde estaba hasta que la chica terminara, en verdad bailaba muy bien, y que decir de la canción, era muy pegadiza.

Es que se me va el dolooor.—  Terminó cantando al mismo tiempo. — Bueno, eso es todo, Aleska.—  Se acercó a la mesa más cercana para tomar una botella de agua y comenzar a beberla.

Ahhh, estoy cansada.—  Se quejó suspirando.— Bueeeeeno, nos vemos la próxima semana, Diego. — Se acercó a la misma mesa agarrando una mochila rosa con detalles blancos revisando en su interior si estaba todo. 

  — Uy, ¿Ya te vas con tu flaco?— Sonrió con malicia al ver como los hombros de la castaña se tensaban. 

No tengo flaco.— Respondió tratando de sonar simple mientras sacaba su celular para ver la hora.

¿Lo niegas?—  Se rió.—  Ah, ¿Entonces es tu agarre?—  Recibió como respuesta la botella de la chica, golpeándolo en la cara. — Jajajajaja, relax, estaba jodiéndote nomás.— 

¿Bien pinche graciosito te crees, no? — La botella regresó hasta el interior de su mochila.

Toda la vida, mi amor.— Río antes de agarrar la botella.— Hay que mejorar un poco en la flexibilidad, pero lo demás lo llevas bien.— Agarró unas llaves antes de mostrarlas.— Voy a ir a ver a los alumnos de Karol, los asiáticos son muy duros.— Ambos rieron.— Dúchate, cerda.— Se despidió con su mano saliendo por la puerta antes de poder escuchar las groserías que le gritaba.  

Comenzó a caminar con dirección a uno de los salones cercanos, hasta que una figura se interpuso en su camino.

  — ¿Hola? ¿Estás perdido? —

—¿Usted es el profesor de Aleska?— Preguntó tenso.

El hombre se extrañó, pero asintió. — Sí, ¿Pasa algo?—

—Usted... ¿Podría enseñarme a bailar?— Admitió con sus mejillas rosas.

El joven unió las piezas, nunca había visto al pretendiente de su alumna favorita, pero estaba seguro de que era el chico frente a él.

—¿Y por qué quieres aprender?—

—Porque... Porque quiero bailar junto con Aleska.— Espetó decidido.

—Ah.— Sonrió complacido por la respuesta.

—Pero no quiero que ella se entere aún, lo quiero dejar como una sorpresa... Y el precio no importa, pagaré lo que-...— No pudo continuar pues el castaño puso su mano en el hombro del peli-morado.

—Puedo sentir tus sentimientos... ¡Ademas de que es muy romántico lo que quieres hacer!— Soñó pensando en el rostro de sorpresa de su alumna.

—¿Gracias...?— Preguntó inseguro.

—Así que no te costará nada, y lo tendré como secreto ante ella.— Dio palmadas en su espalda.

—Muchas gracias.—

—Pásame tu número para que coordinemos los horarios. — El chico asintió sacando su celular.

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—¡Shinsou!— La chica corrió hasta donde estaba sentado el oji-morado.

—¿Vamos?— Preguntó levantándose, observándola detenidamente.

—¡Sí!— Comenzaron a caminar en dirección a la puerta de salida.

—¿Y qué tal tus clases? —

—Bien, aunque estoy algo cansada.— Comenzó a mover su cabeza y a tararear una canción por lo bajo.

—¿Qué cantas?— Preguntó con curiosidad.

—Ah, es una canción en español.— Le restó importancia.

—Mm...— Asintió. — ¿La cantarías para mí? — Las mejillas de la castaña se enrojecieron, pero asintió.

Con tu física y tu química, también tu anatomía, la cerveza y el tequila y tu boca con la mía. — Cantó mientras se movía levemente, pues estaban en público. — Ya no puedo más, ya no puedo más...— Rió al ver el rostro del chico.

—Sigue, cantas muy bien.—

—Gracias, tal vez otro día. —

—Bueno.—

—Por cierto, has estado de muy buen humor últimamente. — Levantó sus cejas.

—Tsk, ¿Acaso no puedo estarlo?— Se cruzó de brazos, mientras la miraba divertido, la chica rió.

—No, no, pero eso significa que nuestra relación ha mejorado.—

—¿A poco teníamos una relación? —

—Ag, no seas así que me rompes el corazon.— Dijo fingiendo secarse las lágrimas imaginarias.

—Bien, bien, vamos a tu casa, quiero ver a Eraser.— La chica asintió.

—Ya, tranquilo.— Ambos sonrieron para seguir caminando.
 
  
 
Pero ambos no podían dejar de pensar en como sería bailar juntos.




Mi razón ; Shinsou HitoshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora