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Capítulo 21; Andrés.

La castaña se tiró sin cuidado encima de su sofá, estaba agotada.

Agotada física y mentalmente.

Era divertido pasar tiempo con Snake Hero, y las otras dos chicas, pero también le cansaba.

Y su niño precioso no estaba con ella, porque el viejo amargado de su nuevo maestro lo tenía con él las 24/7.

Necesitaba un descanso de todo.

¡Aggg, me duele todo!— Dio vueltas mientras se retorcía.

Paró unos segundos después para poder levantarse e ir al baño.

¡NO PUEDE SER!— Gritó mientras se agarraba la cabeza.—¡ME VINO LA REGLAAA!— Volvió a gritar mientras se lamentaba.—Tamare, justo cuando estoy con mi calzón favorito.

Luego de salir a su cuarto por un calzón limpio y unas toallas, además de ponerse su pijama.

Ayyyy, mejor matenme, tampoco hay anaflex.— Chocó su frente con la puerta de la cocina.— ¿No que nunca me ibas a abandonar? ah, numa, ese es Rexona.— Suspiró.— Que flojera para salir, mejor me quedo muriendo en mi casa.— Se volvió a tirar en el sofá.

Cuando el sonido del timbre y leves golpes en su puerta la volvieron a poner de malhumor.

Haciendo que gruña y se levante, quien estuviese afuera estaba a punto de ser usado de saco de boxeo.

—¿Quién conio es?— Dijo molesta cuando abrió la puerta.

Quedándose helada al ver a su novio afuera levantando una ceja por la agresividad de esta.

Quien rápidamente volvió a cerrar la puerta, y estrellando su cabeza en esta.

—¿Aleska, estás bien?— Respiró hondo antes de volver a abrir.

—¿Mi amor, qué haces aquí?— Preguntó tratando de mantenerse neutra.

—¿Acaso no puedo venir a saludar a mi novia?— Dijo pasando por la puerta, mientras dejaba su mochila en el sofá. — Aizawa-sensei me ha dado el resto del día libre, y ya extrañaba ver a mi latina.— Sonrió mientras la veía.

Ella se maldecía por dentro, justo hoy tenía que ponerse meloso.

—Aw, que tierno, pero estaba ocupada.— Trató de mentir.

—¿Ocupada?— Pero no funcionó. — Estás usando tu pijama.— Rió.

—Estaba haciendo un viaje astral, duh.— Se dio la vuelta.

Oyó la risa grave de su novio, después de sus brazos pasando por su cintura.

—¿Acaso estas molesta conmigo por algo?— Besó su mejilla.— No nos hemos visto en dos días...— Ella seguía sin inmutarse.

—No estoy molesta.— Lo único que ella quería era que se fuera.

Sabia que si él seguía más tiempo, terminaría por perder la compostura.

—¿Segura?— Dejó pequeños besos en su cuello, provocando que ella se refuerza tratando de quitárselo.— Aleska.— Dijo un poco más enfadado.

—Shinsou.— Repitió el mismo tono.

—Está bien.— Dijo soltándola.— ¿Quién te entiende? Me dices que sea más abierto y lo trato, pero tú no pones de tu parte, esto es totalmente nuevo para mí, ¿Sabes?— Reclamó molesto.

Logrando liberar a la bestia.

—¡¿Qué quieres decir?!— Gritó llorando, helando al peli-morado.— ¿Acaso te has aburrido de mí? ¿Ya no me quieres?— Lloró a mares.

—¿Eh?— Comenzó a sudar sin saber que hacer.

—¡Entonces vete! ¡Seguro tienes a otra! ¡Sí! ¡Todos los hombres son unos perros!— Siguió gritando mientras se tapaba la cara con sus manos.

—¿Aleska, qué dices?— Trató de acercarse.

—¡No te me acerques! ¡Vete! ¡La puerta siempre está abierta por si te vas!—

—B-Bien.— Dedujo que lo mejor era hacerle caso.

—¿Por qué te vas?— Volvió a llorar.— ¡Tenía razón! ¿Ya no me quieres, verdad?—

—Pero si me has dicho...— Su mente estaba a punto de explotar.

—¡Solo quedate conmigo!— Gritó mientras su voz se quebraba.

El chico suspiró y se acercó a ella esta vez seguro, abrazándola.

Ella se aferró a él mientras volvía a comenzar a llorar.

—Está bien...— Acarició su cabello.

—¿No me vas a dejar?— Preguntó aún con el rostro escondido en su pecho.

—Aleska, mirame.— Levantó su rostro con sus manos, encontrándose. — Nunca te dejaría. — Besó suavemente su frente.

—¿Me quieres?—

—Te quiero. —

—¿Cuánto?—

—Mucho.—

—¿Tanto así que irías a comprar mis pastillas anaflex a la farmacia?—

—Sí... Espera, ¿Qué?—

.
.
.

—¡Y también traeme unos chocolates!— Dijo en su cama mientras lo señalaba.

—Está bien, no tardo.— Comenzó a salir del apartamento de la latina con dirección a la tienda.

La chica trajo su celular a su mano con su telequinesis una vez oyó el sonido de la puerta cerrándose, viendo las notificaciones.

Esta era la bestia que aparecía cada mes.

La bestia de algunas chicas es un ogro molesto, un mar de llantos o incluso la niña del aro.

La bestia de Aleska De La Cruz era un tanto diferente al resto.

Yo hice todo lo posible, ya es su problema.— Envió un audio a su amiga contándole lo sucedido.

Aleska era manipuladora y egoísta cada vez que estaba con su mes.

Mi razón ; Shinsou HitoshiWhere stories live. Discover now