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Capítulo 16; Ayuda.


El oji-morado atravesó la gran puerta de la recepción, adentrándose en el edificio donde vivía su amiga.

El día de hoy no había ido a la academia, y esta era la primera vez que faltaba, así que la visitaria para ver que pasa.

Ah, y también darle los apuntes de la clase, la cual era su excusa por si se lo preguntaba.

Observó al hombre con uniforme elegante sentado al lado de la parte de los ascensores, se acercó tranquilo esperando que lo reconociera.

El hombre levantó la vista y al mínimo contacto sonrió gritando.— Hitochi, amigo, ¿Que tal?— El nombrado hizo una mueca de no entender, mientras retrocedía por instinto.— Ups, perdón, es que con la señorita Aleska ya me he acostumbrado a hablar en español, justito cuando ya comenzaba a hablar el japones fluido.— Explicó riendo levemente.

El chico asintió.- Oh, ¿Es extranjero?— Afirmó más para sí mismo, ya lo habia notado con los rasgos que este poseía.

Pos, claro.— Hizo un movimiento para atrás mientras golpeaba su propio pecho con aires de grandeza.— Aunque no lo creas, yo soy mexicano, mijo.— Sonrió mientras lo señalaba.— Pero, ya no hablemos de mi, ¿Para que o que estas haciendo aquí? — Preguntó enderezándose.

—Vine a ver a Aleska, para darle los apuntes de la clase.— Respondió tranquilo.— Me preguntaba si podía llamarla para avisarle que estoy aquí.—

El hombre asintió mientras buscaba algo en los cajones.— No creo que la señorita quiera verlo ahora.— El otro alzó las cejas confundido.

—¿Por q...— El mexicano lo interrumpió.

—Esto no debería decírselo, pero...— Hizo un gesto con su mano indicando a que se le acercara, mientras observaba a ambos lados.

El otro se acercó curioso.— ¿Pasa algo con ella?— Preguntó preocupado.

El portero asintió.— Ayer ella vino llorando, su jefecito me dijo que había perdido una gran chance por una injusticia, cosas de modelos, tu me entiendes.— El peli-morado asintió.— Aleska estaba en un momento sensible, en verdad se esforzó para conseguir el trabajo.— Retrocedió, desparramándose en su silla.— Pero alguien se lo quitó. — Suspiró.

—Ya veo, supongo que quiere estar sola.— Procesó la información.

—Supuestamente.— Colocó un par de llaves en la mesa, al frente del japonés. — Pero si tu vas, estoy seguro de que se mejorará pronto.— Le guiñó un ojo.

El mencionado se sonrojó.— ¿Esta seguro?— Dijo agarrando las llaves.

El portero asintió. — Solo no vayas a aprovecharte de la situación. — Su mirada cambió a una sombría.

El oji-morado tragó en seco.— Jamás lo haría, señor.—

La expresión del mexicano cambió. — Jajaja, era broma, amigo.— Rió dándole una palmada en la espalda.

—Bueno, gracias.— Dijo adentrándose en el ascensor.

Bien, campeón. — Levantó su pulgar.

—¿Aleska?— Preguntó entrando al departamento, cerrando la puerta con cuidado.

Un sonido llamó su atención, bajó la mirada encontrando al pequeño gato avanzando hacia él.

Se agachó para tomarlo entre sus brazos y acariciarlo, recibiendo un ronroneo por parte del felino.

Avanzó con cuidado por la sala, observó el pasillo que daba a los cuartos.

Mi razón ; Shinsou HitoshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora