21.Seamos novios

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(Dafne)

Respiró hondo y tras asegurarse que Damián estaba ocupado comprando botellas de agua y golosinas comenzó a quitarse las coderas y las rodilleras, las depositó sobre el banco más cercano y se subió sobre el monopatín. Hacer skate era bastante divertido, lo que no era divertido era soportar a Damián dando órdenes y obligándola a ponerse esos ridículos protectores porque según él era una patosa y acabaría haciéndose daño. ¡Y ella no era una patosa, era una persona muy atlética pero esa maldita tabla estaba en su contra!

Además, ¿desde cuándo se preocupaba de que pudiera hacerse daño? Miró de reojo hacia el pelirrojo y lo vio eligiendo varios tipos de regaliz, Damián llevaba una semana comportándose de lo más extraño; en cada cambio de clase iba a verla, la acompañaba al hospital y se pasaba allí toda la tarde obligándola a jugar a todo tipo de juegos para luego acompañarla a casa.

Tanta buena actitud había hecho que su padre no parase de darle la tabarra con lo buen chico que era Damián, pero a ella no la engañaba, estaba tramando algo, estaba segura. No sabía qué era pero lo averiguaría, él no era amable porque sí, seguro que estaba distrayéndola para en el momento menos pensado empujarla sobre una montaña de estiércol o tirarla sobre un cactus.

―Mujer te dije que no te quitaras los protectores.―escuchó gritar al pelirrojo, ella giró la cabeza y le hizo burlas por lo que no pudo evitar chocarse con un buzón y caer al suelo de culo.

―Ay. ―masculló dolorida frotándose el coxis.

―Eso te pasa por no hacerme caso, te lo tienes bien merecido.―dijo Damián acercándose a ella y ofreciéndole la mano, gruñó ofendida e ignoró su ofrecimiento, se puso en pie y caminó hacia el banco donde la esperaban los protectores y una botella de agua.―"Oye, oye" no pensé que fueras tan negada, vamos a tardar más de lo previsto en que aprendas.

Vio como Damián se subía sobre la tabla e iba hacia ella con una brillante sonrisa. ¿Por qué sonreía el muy desgraciado? Miró su botella de agua y se aseguró de que estaba bien cerrada, así que descartó que le hubiese echado veneno, aún así cambió la botella por la que el pelirrojo tenía en la mano. Era mejor prevenir.

―Oye, oye... paso del monopatín, yo no le caigo bien y él a mi tampoco.―indicó borrando la sonrisa del pelirrojo de un plumazo.

―Me da igual, tú vas a aprender a montar y punto.―dijo él con voz severa, ella enarcó una ceja y le arrebató la bolsa de golosinas del bolsillo.

―Si crees que voy a hacerte caso la llevas clara.―comentó sacando varias bolitas de chocolate y metiéndoselas de golpe en la boca; Damián suspiró con cansancio y se alejó para presumir de los trucos que sabía hacer con el monopatín.

―¡Si quisieras podrías hacer esto!―gritó Damián mientras saltaba y volvía a caer sobre la tabla, rodó los ojos y siguió comiendo golosinas hasta que el pelirrojo volvió y se las quitó de un tirón.―Deja de comer y colócate los protectores.

―Ya te dije que abandono el skate.―contestó recostándose sobre el banco.

―Y yo te dije que ibas a aprender, ponte en pie ahora mismo mujer.―ordenó el pelirrojo pero ella se limitó a hacerle burlas por lo que enojado la golpeó con la tabla en la cabeza.

―¡Eso es maltrato! Como profesor no puedes golpear a un alumno, voy a denunciarte por...¡Mati, ¿te ayudamos?!―exclamó corriendo hacia el joven que cargaba cinco enormes cajas llenas de comida.

―No hace falta.―dijo el pelinegro pero ella ya le quitaba dos de las cajas y se las entregaba a Damián que las tomaba a regañadientes.―Gracias Damien.

―¡Es Damián!―recordó pero la ignoraron por lo que bufó molesta y le pegó una patada al monopatín antes de cogerlo, cuando volvió a levantar la mirada ambos chicos caminaban hacia el restaurante sin esperarla por lo que tuvo que correr para alcanzarlos.―Oye, oye... ¿es comida para la fiesta?

Cállate y Bésame (TQST Libro #2)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora