7. El regreso de Ladybug

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Me senté en una orilla en lo alto de la Torre Eiffel, todo era diferente, las luces de la ciudad, el típico e inconfundible brillo de París ya no estaba, era una fría y oscura sombra y eso me entristece.

Mientras observaba una sombra gatuna se postro frente a mi con una mirada de picardía.

—Supongo que no pudiste esperar —Chat me miro directo a los ojos, era algo que hace tiempo no hacia.

—Extraño la vieja París —dije mientras él se sentaba junto a mi.

—Para ser sincero, yo también la extraño —sus ojos mostraron tristeza con rapidez, él miraba al mismo punto que yo en ese momento, lo único lindo de esa noche: la luna.

—Me gustaría volver a ver París tan brillante como la recuerdo —baje la mirada, comencé a jugar con mis manos mientras él me observaba.

—La ciudad de la luz —mencionó él más para si mismo—. Te prometo que todo será como antes... al menos eso es algo que puedo devolverte —él levantó mi mirada con delicadeza y sujeto una de mis manos entrelazandola con la suya—, no pienso volver a lastimarte.

En ese momento sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, mi vista ahora borrosa me impedía ver con claridad a Chat, pero sabía que su mirada era igual de opaca que la mía.

Las lágrimas resbalaron por mis mejillas con velocidad, Chat Noir las retiró suavemente con su mano sin romper el contacto visual que hace unos segundos habíamos iniciado, su rostro se inclino en dirección al mio, su respiración ahora chocaba con la mía, y una serie de emociones recorrían mi piel dejándome inmóvil ante la situación <<¿Qué pasa?>>

—Chat... —él frenó en seco al escuchar mi voz— yo... no puedo —me levante y rápidamente le di la espalda.

—Pense que...

—Nada... —lo interrumpí—, ni siquiera se si puedo confiar en ti —él tomo mi mano nuevamente pero yo me zafe de su agarre—. Debo irme...

Tome mi yo-yo y me aleje del lugar con rapidez, llegue a casa de Alya, ella me vio preocupada pero no le dije nada, solo me destransforme y me metí en mi cama tapandome hasta el cuello. No sabía que había pasado ahí, pero tampoco tenía cabeza para pensarlo en ese momento.

Al día siguiente por la mañana llegaron los demás ya que los habíamos citado a una reunión de emergencia.

—¿Qué sucede? ¿Porqué la urgencia? —Nino se encontraba algo inquieto al igual que el resto.

—Marinette ya tiene su Miraculous —mencionó Alya con una sonrisa.

—Bien hay que empezar esto —Nathaniel se miraba decidido, desde hace tiempo que él no le temía a nada—. Primero atacaremos con Adrien y después...

—Nathaniel espera —interrumpi—, Adrien me dio el Miraculous —todos me miraron sorprendidos. Los murmullos en la habitación se hicieron presentes.

—Es verdad, parece que no es malo —confesó Chloe aún con un toque de duda en su voz, pues ella y Alya aún no lo creían.

—¿Como sabemos que no es una trampa? —preguntó Nathaniel aún inseguro, desde hace mucho que no confiaba en Adrien, incluso antes de la dictadura Agreste.

—Estoy segura de que no es una trampa —confesé, o al menos eso quise hacer creer al resto, incluso yo tengo mis dudas.

—No hay que confiarnos Marinette —mencionó Juleka aun desconfiada

—Juleka tiene razón, el nos hizo mucho daño —Rosita bajo la mirada, quería decir algo pero lo dudaba. Finalmente suspiro y lo dijo— ...mato a tus padres —suspire profundo,
Rosita tenía razón.

—Lo hizo por que lo obligaron —todos me miraron, ¿realmente estaba buscan excusar a Adrien?

—No lo parecía entonces —confesó Nino. El tema ahora era personal.

—Estoy confundida debo descansar —admiti, ayer no había dormido nada bien después de lo de la Torre Eiffel.

—Sabemos que aún sientes algo por él pero debes olvidarlo y ser más profesional al respecto, date cuenta de lo importante aquí: sobrevivir —Nathaniel estaba molesto, y parte de mi también lo esta. Yo ya no siento nada por Adrien ¿o si?

Mi boca permaneció cerrada por unos minutos, me era imposible decir algo ¿cómo atacar si probablemente Nathaniel tenía razón?

Todos me observaban, esperaban que hablara, que contraatacara, pero no lo hice. Di dos pasos hacia atrás y me di la vuelta subiendo las escaleras lo más rápido que mis pies me permitían, no podía decir nada, así que me fui. Me encerré en la habitación y ahí permanecí.

En Un Mundo De MaldadWhere stories live. Discover now