10. Espero que puedas perdonarme

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Marinette me llevo a su antigua casa, esta todo exactamente igual de como lo recordaba, esos recuerdos, ese momento, todo me hacía sentir extraño, pero no tenía otra opción, debía ocultarme de mi padre.

—Esta un poco empolvado pero aún la casa esta intacta —mencionó Marinette sacandome de mis pensamientos.

—Cuanto siento lo que le hice a tus padres Marinette, ese día me di cuenta que lo que hacía estaba mal, me di cuenta que era un súper héroe... no un villano —confesé, sentía ese horrible impulsó de disculparme con ella.

—Aun los extraño -ella me miro con esos grandes ojos azules que aún me encantaban.

—¿Sigues sintiendo algo por mi? —pregunté curioso, ella desvió su mirada de la mía y continuó caminando hasta que llegamos a su habitación.

—¿Porqué la pregunta? —preguntó ella algo confundida.

—Lo de la Torre Eiffel me ha tenido pensativo...

—Lo de la Torre Eiffel no significa nada... —interrumpió ella mientras guardaba distancia.

—Vamos Marinette se honesta —la tome de la mano y la atraje hacía a mi, ella me vio a los ojos, estaba helada.

—No lo se Adrien —confesó—, pero quiero olvidar ese tema.

—¿Marinette por que evitas ese sentimiento? —estaba harto de tanto misterio, quería saber ahora que pasaba.

—No lo entenderías —Marinette se zafo de mi agarra con rapidez, había algo que estaba ocultándome.

—Perdón por el daño que te he causado Marinette, de verdad —la mire a los ojos con sinceridad, odiaba verla tan distante conmigo.

—Eso no resuelve nada —respondió con frialdad en su voz.

—¿Porqué lo dices? —pregunté confundido.

—Por que eso no me traerá a mis padres de vuelta... —entonces permanecí quieto, no podía creer lo que Marinette acababa de decir, ella camino unos pasos más enfrente de mi y permaneció ahí por unos segundos.

Entonces Marinette rompió en llanto en ese momento, mi corazón se encogió y se partió en miles de pedazitos, no pude hacer más que abrazarla, era increíble que me siguiera amando a pesar de lo que le hice, comencé a llorar con ella, Marinette solo me abrazaba con fuerza, como si no quisiera que me fuera y me separara de ella, era lo único que le quedaba, yo y Alya eramos su familia ahora, la culpa me mataba en ese instante.

Marinette seguía llorando, y de pronto cayo de rodillas en el piso, la levante, la abrace con fuerza y le dije al oído.

—Te prometo que jamas te volveré a lastimar, fui un tonto, y espero que me perdones, te amo Marinette...

Me aleje lentamente dejándola parada en medio de la habitación, me disponía a irme de ese lugar, cuando ella me tomo de la mano, y me beso, mientras lo hacía sentía en sus suaves mejillas las leves  lágrimas que salían de sus ojos azules.

Aún no entendía ¿cómo puede seguir amándome? ¿por qué no ha cambiado su pensamiento hacía a mi?, después del beso me volvió a abrazar, las lágrimas cesaban poco a poco, y con su suave voz me dijo...

—Aun no quiero que te vallas...

Ambos nos recostamos en la cama, ella seguía abrazándome, le di un beso en la mejilla, sentía como su corazón palpitaba lentamente, por un momento pude sentir su dolor, en ese instante comprendí que sin importar lo que pase, perder a mi madre nunca se comparara con el sufrimiento de Marinette, ese sufrimiento que cause siendo un idiota.

Cuando al fin quedo dormida salí al balcón, ahí pude observar que todo estaba como aquel día, macetas tiradas y jarrones rotos, inevitablemente rompí en llanto, era el más grande de los idiotas, y así me sentía en ese momento. Los recuerdos constantes que me hacian sentir un asesino me carcomia por dentro.

...

¡MAMÁ! —Marinette sollozaba a todo pulmón mientras sostenía los restos de su madre ahora vueltos polvo— ¡no! ¿¡porqué!?. Eres un maldito monstruo...

...

Al entrar de nuevo a la habitacion de Marinette, me recoste junto a ella. Al principio no podia consolidar el sueño, pues tantos recuerdos malos no me dejaba dormir, pero minutos después cai en un profundo sueño.

En Un Mundo De MaldadWhere stories live. Discover now