8. Hay que ver para creer

167 18 0
                                    

—Tikki, Nathaniel tiene razón —me dirigí hacía mi pequeño kwami quien flotaba junto a mi—, no se si podemos confiar en Adrien.

—Marinette, ya te dije que el realmente esta arrepentido ¿confias en mi? —claro que confío en Tikki, pero como explicar esto que siento.

—Si tikki lo hago, pero hay que convencer a los demás —admiti.

—Para convencer a los demás de que haces lo correcto, debes de convencerte a ti misma primero —de nuevo Tikki tenía razón, debía creerlo yo para que ellos lo creyeran.

Tikki me regalo una mirada llena de cariño, de esas miradas reconfortantes que tanto extrañaba de un ser querido, esa mirada que me recordaba a mis padres.

Acerque a Tikki delicadamente con una de mis manos y ella se abalanzó hacia mi en un fuerte abrazo en mi, para ella, grande mejilla.

De pronto un ruido interrumpió nuestro momento de alegría, era alguien llamando a la puerta. Segundos después esta se abrió, era Alya.

—Puedo pasar —preguntó Alya algo tímida.

—Es tu habitación Alya —solté una pequeña y casi imperceptible risita para relajar el ambiente.

—Todos están inquietos allá abajo y no quiero dejarlos solos —Alya aun se encontraba un poco tímida ante la situación.

—¿A donde vas? —pregunté curiosa.

—Trixx tiene hambre debo darle de comer —Trixx apareció detrás de Alya, por un minuto pensé que ella me observaba, pero no, observaba a Tikki junto a mi.

—Claro —sonreí—, ya bajo —y en cuento Alya se fue yo baje e intenté convencer al resto de lo que mi kwami decía.

—¿Esperas que le creamos a eso? —Nathaniel cada vez parecía cooperar menos, y eso comenzaba a cansarme.

—Me llamo tikki —respondió Tikki con algo de furia—, y soy un Kwami -se cruzó de brazos junto a mi, por minutos se rehusó a ver a Nathaniel. Tikki estaba ofendida.

—Bien... si no me crees puedes irte —confesé, estaba harta de su actitud—, no necesitamos de tu mal carácter para esto.

—Adios —respondió Nathaniel al mismo tiempo que daba pasos fuerte ante el piso con furia.

—¿Alguien más? —pregunté furiosa, ya había sido bastante perdida de tiempo.

—Lo siento Marinette _Juleka se dio la vuelta y salio de la casa, el resto solo la siguió.

_Adios Marinette —Rosita se fue. Solo quedaba Nino

—Yo me quedo, si Alya le cree a Marinette yo también —mencionó Nino con decisión en sus palabras.

—Yo tengo razones para creerte —dijo Chloe refiriéndose a Tikki quien ahora flotaba frente a mi.

—¿Bien somos todos? —solté un fuerte suspiro, éramos muy pocos

—Solo somos cuatro —Chloe al igual que yo estaba decepcionada.

Los tres nos miramos preocupados, el plan no sería efectivo con tan pocos, temía que alguien saliera lastimado por mi culpa, pero el plan debía seguir, si tardábamos más alguien moriría después.

Al llegar Alya salimos al parque. Chloe, Alya y yo nos transformamos y Nino nos acompañaba. Teníamos que planear una emboscada en cuanto antes.

Pusimos varias ideas sobre la mesa pero ninguna parecía ser buena o eficiente, y otras implicaban a un cebó y no pensaba en sacrificar a París. Mientras estábamos concentrados, comenzaron a escucharse pasos cerca, todos nos pusimos alerta, pero al estar cerca del causante de los paso nos dimos cuenta de que era un joven rubio con aspecto familiar.

—Adrien viniste —estaba impactada ¿qué hacía aquí?

—Pensé que los encontraría aquí —confesó.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Nino aún impactado.

—Dormi cerca de aquí, no puedo regresar a casa después de haber entregado el Miraculous de Marinette, mi padre debe estar furioso y se que hará lo que sea para recuperar el Miraculous —todos nos miramos atentos. Las noticias de Adrien no eran buenas en definitiva, y debíamos hacer algo.

—¿A qué te refieres con "lo que sea"? —pregunté algo temerosa.

—Podría akumatizar a alguien si es necesario —mencionó Adrien preocupado—, hay suficiente dolor y miseria en París para akumatizar a alguien.

—¡Diablos, Nathaniel! —mencionó Queen Bee al mismo tiempo que me miraba

—¿Qué paso con Nathaniel? —Adrien estába más que preocupado.

—No creyó que fueras bueno —respondió Rena Rouge

—Eso no es bueno...

—Concuerdo —interrumpi—, hay que encontrarlo.

Adrien se transformó y nos acompaño a todos, lo buscamos con cautela por la ciudad, pero no parecía haber rastro de él. Todos nos reencontrarmos enfrente de mi antigua calle. Nathaniel estaba sentado en los escalones de lo que solía ser la escuela.

En Un Mundo De MaldadDove le storie prendono vita. Scoprilo ora