11. Amienemigos

156 12 3
                                    

—¡Marinette! —mis ojos se abrieron lentamente al escuchar mi nombre— ¡DESPIERTA! —di un pequeño sobresalto en la cama, mis ojos se abrieron de golpe.

—¡Si ya estoy despierta! —mencioné casi al borde de gritar.

—Lamento lo de anoche —mencionó Adrien mientras aún le daba la espalda, de pronto me di cuenta que estaba abrazandome.

—No importa —me levante de golpe de la cama y me senté en la orilla de esta zafandome del abrazo—, no debí reaccionar así.

—¿Estas mejor? —él estaba preocupado, se notaba en su voz.

—Si estoy mejor —mentí.

—Hay que prepararnos para derrotar a mi padre —él se levanto de la cama y se sentó junto a mi—, no voy a permitir que siga haciendo de las suyas arruinado la vida de los demás, —Adrien hizo una pausa de pronto— ...y la tuya.

—Bien... —me levanté de la cama y me estire un poco—, debo ir a cambiarme primero.

—Vamos hermosa... —me detuve en seco. Al voltear pude ver que él sonreiría como si su comentario de mal gusto diera cierta gracia.

—¿Vamos? ¿Hermosa? —pregunté con ambas manos en la cintura mirándolo fijamente a los ojos.

—¿Te molesta que te diga así? —preguntó él como si no fuera ya suficientemente obvio.

De pronto se acercó a mi, su mirada brillaba entre mas se acercaba a mi, y sin antes notarlo ya me tenia perdida en sus perfectos ojos verdes. Me abrazó con fuerza y me acercó aun mas a él, como si quisiera tenerme solo para él. Mi pulso aumentaba con su cercanía y mi piel se erizaba al sentir su respiración en mi cuello, estaba tan cerca, tan irresistible, tan típico de él.

—Lo de ayer solo fue un impulso —mencioné antes de que mi cuerpo cayera ante él.

—No lo creo —confesó. Mi exasperado suspiro dejo ver ante él mi muy temblorosa voz.

—Pues así es —baje la mirada rompiendo el contacto entre los dos, él me soltó por su cuenta incluso antes de que intentará zafarme.

—Tienes que cambiarte —su voz se opaco por un instante ¿se estará dando por vencido?

—Si... —respondí en un hilo de voz.

—Aqui te espero —asenti. De inmediato entre al baño y me cambié, al salir el seguía ahí en la cama, esperándome.

Ambos salimos de la casa de mis padres y nos dirigimos con cautela a casa de Alya, donde sin saberlo nos esperaban malas noticias.

Según lo que Alya nos contó, Max llego a casa pidiendo refugio pues su padre, el único integrante de su familia hasta la fecha con vida, había sido asesinado. Alya a pesar de la situación lo dejo quedarse, pues aun sabiendo que ella corría peligro por protegerlo quiso ayudarlo.

Pero de lo que no se dio cuenta es de que Max estaba mintiendo. Claro que era cierto que su padre había fallecido, pero en realidad, fue asesinado por Max.

La condición que Alya le había dado a Max, era que debía hacer vigilancia por esa noche, ya que la estaba poniendo en riesgo, pero lo que realmente pasaba era que nuestro hasta el momento amigo estaba confabulando un plan con Hawk Moth.

Max se acercó con un cuchillo a la mitad de la noche y si no fuera por los muy bien entrenados reflejos de Alya y su increíble insomnio ella hubiera muerto.

Ambos lucharon, y mientas luchaban Max mencionó algo sobre Adrien. Según Alya cuenta, el trato con Hawk Moth era que Max encontrara a Adrien y lo llevara a casa, de esa forma Max no moriría y tendría su vida asegurada junto a la familia mas poderosa de París, los Agreste. El que Max matara a su padre fue como una especie de prueba, para que Hawk Moth estuviera seguro de la lealtad de Max.

Ahora la mamá de Alya esta gravemente herida, y en estas circunstancias es imposible recurrir a un médico.

Max inevitablemente tuvo que ser asesinado por defensa propia, pues Alya no encontraba otra opción para detenerlo.

Sinceramente me siento culpable, si hubiera estado anoche aquí, esto jamás habría pasado y mi amiga no tendría las manos manchadas ahora. Tal vez en todo caso seria yo la que tendría las manos sucias de sangre, pero al menos nadie mas que yo habría salido herido, pues lo hubiera dado todo por ver a mis amigos a salvo.

Inevitablemente necesitábamos un médico, y en cuanto llego Chloe a casa nos dio valiosa información.

—Sabrina puede ayudar —mencionó ella con seguridad en su voz.

—¿Sabrina? —preguntó Alya algo confundida, pues hace mucho que no había noticias de ella.

—Si —confirmó Chloe—. Desde que el padre de Sabrina murió, ella tomo la iniciativa de formar un grupo de apoyo para proteger a la gente de París, ahora tiene a su mando a una docena de policías y doctores que ayudan a la gente, seguro y alguien ahí podría atender a tu madre —mencionó Chloe.

—¿Y que esperamos? —mencioné con un toque de esperanza en mi voz.

Al llegar al lugar las miradas de hasta los mas enfermos nos rodearon, al principio pensamos que era el hecho de ser desconocidos, pero segundos después nos dimos cuenta que era el hecho de que Adrien nos acompañaba.

—¿Qué hace un Agreste aquí? —mencionó ella con disgusto mientras sujetaba con fuerza un navaja.

En Un Mundo De MaldadWhere stories live. Discover now