18. Emboscada

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En mi cuerpo sentía una horrible pesadez producto de mi pésimo mal sueño, todos excepto yo estaban levantados y listos, pero absolutamente ninguno de mis músculos se disponía a responder a mis intentos de levantarme de ese incómodo colchón en el piso. Minutos después Alya llego, y tomándome por ambas piernas me estiró hasta caer al piso, ahora me sentía adolorida y cansada <<Mala idea Alya>> pensé, pero ya era tarde para renegar. Me levante del suelo y me dispuse a alistarme, pronto debíamos ir con Sabrina, pues después de toda la confusión del martes ayudamos a Sabrina a acomodar lo que seria su nuevo refugio y prometimos mantenerlo a salvo esta vez.

Mientras me desvestía un ruido proveniente de la puerta me llamo bastante la atención, segundos después tenia los ojos totalmente tapados. Mi respiración de pronto se tornó agitada debido al miedo que sentía, no solo estaba indefensa ante la persona a mis espaldas, sino que estaba en peligro como el resto de los demás quienes se encontraba en la misma casa que yo.

Mientras mis movimientos se volvían tensos al igual que mi cuerpo, esta persona comenzó a tocar suavemente mi espalda descubierta y en seguida beso mi mejilla con tal delicadeza que podía jurar que él lo disfrutaba.

—¿Quién eres? —pregunté con el tono firme en mi voz, él ahora me abrazaba con cariño lo cual era desconcertante.

—Me encanta verte así —respondió él con dulzura. De inmediato supe que esta era una mala broma.

—¿Adrien? —él soltó una pequeña carcajada y aun con los ojos vendados logro darme un beso corto en los labios. Enseguida me quito el pañuelo y me miro sonriente.

—Te amo —mencionó él como si eso quitara el gran susto que me dio.

—¿Podrias salir para que termine de vestirme? —mencioné con tono seco mientras señalaba el diminuto short y el sostén que llevaba puesto.

—¿No puedes quedarte así? —mencionó él con picardía mientras sonreía. Yo solo negué con la cabeza a su pregunta— Pero solo te falta la blusa —mencionó él casi como un puchero.

—Necesito cambiarme por algo menos provocativo —señale mi pequeño short y él solo me miro serio, segundos después abandonó la habitación y al fin me permitió cambiarme.

Al salir de la habitación Alya, Adrien y yo nos dirigimos al Le Grand París, Nino se había ofrecido a cuidar a Marlena y las gemelas en nuestra ausencia, pues con el mejor peleador del grupo estaban a salvo y Alya permanecía tranquila. Además aunque Alya lo negara múltiples veces, era la oportunidad perfecta para que Marlena conociera a su futuro yerno.

Al llegar al Le Grand París pudimos ver a todos de regreso, las personas que habían huido en la emboscada estaba de vuelta en un lugar seguro. El señor Bourgeois repartía a todos en las habitaciones del hotel y preparaba las suites con equipo médico para los mas dañados o enfermos.

A pesar de la guerra los Bourgeois tenían cierto poder financiero, pues aunque Gabriel Agreste era el dictador de París, estaba muy lejos de su alcance atacar las cuentas bancarias de los Bourgeois, que se mantenían económicamente estables con una vida humilde y con un buen ahorro. Sin embargo, no es secreto que Gabriel Agreste ha querido exterminar a Chloe y a su padre, pues con dinero en sus manos ambos podían acabar con su plan perfecto, cosa que increíblemente no ha sucedido, pues el miedo suele ser mas fuerte que el valor y para ello no existe cura, solo queda el aprender a superar ese miedo y en esta situación es difícil.

Al terminar nuestro trabajo en el hotel, todos salimos del lugar con sigilo.

Todos caminábamos en plena noche, la luna era la única luz en el camino lleno de oscuridad y una ligera sombra casi imperceptible se formaba a espaldas nuestra. Suaves pasos sin sonido alguno, nuestro respirar casi inmóvil para evitar generar el más mínimo ruido, nuestras mentes estaban concentradas a nuestro alrededor y mientras continuamos nuestro curso, unos pasos sonoros rodearon nuestro alrededor. Todos nos pusimos en guardia, no podíamos huir, y fuese lo que fuese estábamos dispuesto a atacarlo. Al llegar los pasos más cerca, un grupo de cuatro hombres atacaron con velocidad a nuestra dirección, Adrien dio el primer golpe y enseguida Alya y yo intentamos derribar a alguno de esos hombres. La pelea ocurrió tan rápido que ni siquiera supe como Alya termino noqueada en el suelo mientras luchaba por que Adrien no fuese llevado por tres de esos hombres, y cuando me disponía a perseguirlos un fuerte golpe contra el suelo me obligó a cerrar mis ojos.

...

En Un Mundo De Maldadحيث تعيش القصص. اكتشف الآن