Capítulo 4 - La bella dama de negro.

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Ya caída la noche, el joven ruso yacía saliendo del ascensor. Muy diferente al joven que habían recibido la primera noche, esta noche portaba un elegante traje negro completo, había optado por esa opción para una noche como esa. No traía consigo su ushanka, traía su cabello azabache descubierto por esa tela y completamente peinado, parecía que realmente le había puesto el empeño de un jovencito emocionado que buscaba verse de lo más elegante para sorprender a su novia, pero la verdad es otra, por lo menos en su vida de falsedades... Un poco de diversión no vendría mal como engañarse a sí mismo y decir que será una velada fantástica.

Al salir del hotel decide aguardar en una esquina cerca de un farol llevando en sus manos una pequeña caja envuelta en papel plateado y un lindo moño morado, cualquiera que lo viera se tragaría el cuento de que no es más que un jovencito inofensivo aguardando por alguien. Su mirada estaba tranquila, no se impacientaba, o eso creía pues constantemente y de a ratos movía sus pies, se paraba de puntillas y después sobre sus talones para mirar alrededor. Se decía a sí mismo que mirar la hora no era una opción, había salido del hotel faltando veinte para las nueve, y era mejor creer que la espera era eterna aunque solo fueran dos minutos ahí a tener que ver el reloj y ver que eran pasadas las nueve, le daba igual en cierta forma, solo era una fiesta, no una reunión.

Miró a un par de personas verle de reojo y de inmediato les ignoró como si los hubiese borrado de su visión. Soltó un suave suspiro al ver como un auto negro se estacionaba al otro lado de la calle, parecía dejar a alguien ahí, y escuchó una risa algo burlona antes de que el auto se fuera dejando ahí a una jovencita azabache de cabellos largos y lacios a la mitad de la espalda mostrando así un poco el escote en su espalda. El ruso decidió apartar la mirada esperando que Akutagawa llegara seguramente rebelde en un traje o en gabardina, sin embargo ver de reojo como una silueta de negro se acercaba hasta él, le hizo volver la mirada al frente...

Aquella joven de cabellos azabaches tenía un corte lindo a su parecer, fleco recto arriba de los ojos haciéndole lucir un rostro hermoso con unos mechones a los costados de sus mejillas. Llevaba los hombros descubiertos pues el vestido consistía en un escote en "V" pronunciado hasta la mitad de su torso aproximadamente cubriendo solamente su liso pecho, un vestido sin mangas, solo con un par de listones que se ataban por la nuca en forma de moño agregando una pizca de inocencia, en la espalda el escote también era un poco pronunciado en "U" Dándole mucha sensualidad a ese vestuario, ¿Que decir de la cintura hacia abajo? A la altura de la cadera en la pierna izquierda había una apertura en el vestido que al caminar a pasos largos dejaba ver las medias de aquella dama que al parecer portaba un liguero, y en sus brazos unos guantes negros y largos más arriba de la altura de los codos, pero más abajo de los hombros.

La mirada de aquella joven fue iluminada por el farol de esa esquina, resaltando sus bellos ojos grises y lo bonitas que eran sus pestañas, no traía un maquillaje cargado, solamente un impecable y delgado delineado en los párpados, acompañado de lipgloss incoloro en los labios. El ruso no sabía si articular palabra alguna o callar y disimular que aquella mujer se posó frente su suyo, ¿Qué hacer? Era tímido ante mujeres así y comenzaba a ponerse nervioso.

— Vaya vestido que fuiste a escoger, ¿No querías que viniera desnudo de una vez? —Escuchar la voz de Akutagawa le hizo voltear a buscarlo hasta que se percató de que aquella voz provenía de esa bella joven. Aquello le hizo abrir los ojos de manera desmesurada, incrédulo. — ¿Que? ¿Por que me miras así?

— Es que... No creí que de verdad fueras a vestirte así. —Respondió despacio el ruso como si fuera cauteloso, no podía dejar de ver el vestido de Akutagawa de pies a cabeza, se veía delicioso con todo eso encima, su rostro estaba relajado, haciendo que se viera más femenino, y aquella pálida piel en contraste al negro del vestido daba mucho a desear, una exquisitez, ¿Pero que diablos estaba pensando? — Es un lindo vestido, te ves bien. —Añadió entregándole el obsequio que traía en manos. Akutagawa se sorprendió por eso, eso le dejo en claro que esa noche no solo sería guardaespaldas del ruso, si no que tendría que actuar como su pareja.

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