Capítulo 18 - Festival.

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Aquella mañana tenía un cielo despejado sobre Yokohama. Pintaba para ser un buen día si no era que por la tarde la lluvia llegara de nuevo siendo las últimas de esa estación.

Desde muy temprano Gin se había despertado preparando todo lo que necesitaban que más que una visita a un templo parecía un viaje de campamento pues ya tenía listas cinco mochilas en las cuales estaba colocando dos botellas de agua, emparedados, fruta, entre otras cosas que creía iban a ser necesarias durante el día, estaba demasiado entusiasmada, ya que para ella cada vez que iban a ese lugar era como sentir que estaban con su madre por un momento.

Dejando en la estufa los trozos de pescado cocinándose fue corriendo a la habitación donde dormía su hermano, corría en silencio para no despertar a Dostoyevsky quién estaba en el sillón con los ojos abiertos, había despertado desde que el olor a comida le llegó.

La joven entró a la habitación encontrándose con su hermano que estaba sobre el rubio intentando asfixiarlo con una almohada mientras este pegaba patadas al aire y manotazos entre risas creyendo que era un juego, al igual que un gato, Ryūnosuke dejó de hacer lo que hacía girándose a ver a su hermana.

— Gin, Buenos días. —Saludó con normalidad sin quitar su mano de esa almohada.

— Buenos días, hermano, pretenderé que no vi que estas tratando de asesinar a Nikolai. —Saludó ella tranquila acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja. — Las cosas ya casi están listas, sólo hace falta que te duches en cuanto salga Chūya-San. —Añadió la azabache ignorando que en el baño se escuchaban cantos, y estos provenían del pelinaranja que al parecer era un vocalista con una banda imaginaria cada vez que se duchaba.

Todo pareció en orden para Ryūnosuke hasta que escuchó la palabra "duchar" aquello no estaba en sus planes y no lo estaría.

— Entiendo, me pondré la ropa y saldré en unos minutos. —Evadió con sutileza esperando que su hermana no lo notara pero ella sonrió ladina.

— O puedes ducharte al final, pero debes bañarte, imagínate que mamá de verdad estuviera ahí, no puedes ir a verla apestando a perro mojado. —Comentó la joven haciendo que el mayor se ruborizara levemente.

— Está bien, me bañaré después de Nikolai y Dostoyevsky. —Alargaría lo más que pudiese el tiempo para que al final dijeran que no había tiempo, quizá así podría librarse.

— Bueno, Nikolai, entras después de Chūya-San, por favor. —La jovencita apenas nombró al rubio este se alborotó debajo de la almohada levantando el pulgar mientras asentía esperando que ella lo notara. — Y una cosa más hermano, no podrás matar a Nikolai así. Su habilidad es traicionera. —Añadió la jovencita antes de abandonar la habitación, al mismo tiempo las manos del rubio aparecieron detrás de Akutagawa intentando ahorcarlo con una cobija.

— ¡Gin...! —Y una pequeña pelea empezó entre ellos quienes cayeron al suelo intentando matarse mutuamente, aunque claro, Nikolai creía que se trataba de un juego.

— Jefecito, ¿Usted ya está listo? —Preguntó la joven acercándose al pequeño roedor que sólo se estiró bostezando antes de hundirse de nuevo en el aserrín. Detrás de ella el ruso la miraba desde el sillón como si envidiara a ese ratón.

— Sé que Jefecito está intentando algo para matarme, puedo verlo en sus ojos rojos como la sangre. Anoche intentó matarme, Gin, debes deshacerte de él. —Murmuró ganándose sólo una risa simpática de aquella jovencita que a su vez le recordaba en apariencia a su madre.

— Dostoyevsky-San, usted es fuerte, podría vencer a Jefecito. Por cierto, entra a la ducha después de Nikolai. —Aclaró la joven volviendo a la cocina para continuar con los últimos preparativos, el ruso asintió esperando que Nikolai saliera de la habitación para pedirle que sacara alguna maleta de su capa y así buscar ropa para ambos.

Flowers Of Love.Where stories live. Discover now