Capítulo 29 - Dragon eyes.

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«Un Dragón es un ser que representa una fuerza increíble, puede verse muy fuerte por fuera, pero hay que recordar que estos también poseen un corazón.»



De nuevo... Una y otra vez.

Su cuerpo ya no daba para más. Estaba exhausto, le costaba mantenerse de pie, le costaba incluso mantener el conocimiento cada vez que el albino le tomaba con esa desesperación.

El joven azabache, entre lágrimas y quejidos le miraba a los ojos, ¿Qué era lo qué quería? No comprendía porque hacía eso, era simplemente doloroso. No sabía si podía decir que tenía suerte de que era una de esas veces en las que no lo esposaba o inmovilizaba por completo, pero ahora no hacía más que colocar sus débiles y temblorosas manos en el torso del albino buscando apartarlo.

Pero era imposible, ese hombre tenía más fuerza que él, sólo le bastaba con verle sin camisa para darse cuenta de lo bien que estaba como para poder defenderse cuerpo a cuerpo, en cambio él... No se consideraba la gran cosa en fuerza física.

Entre balbuceos entrecortados le pedía que parara, sus gritos en ocasiones eran fuertes al sentir como el albino arremetía con fuerza contra él aprisionándole contra el colchón, pero no era solamente eso...

Mientras lo hacían, no podía dejar de mirarle a los ojos, aquellos hermosos ojos carmín que le miraban con desesperación, ¿Por qué le miraba así? Tenía una mirada que Akutagawa consideraba indescriptible, fruncía el ceño con desespero, en sus ojos se veía la duda, sus largos cabellos caían entre sus hombros y las gotas de sudor recorrían su cuerpo con lentitud, pero aún con todo eso, seguía observándole a los ojos aun cuando el albino le jalaba de las manos para embestirle más fuerte.

Había notado también que siempre trataba de tomarle de frente para verle al rostro... No entendía por qué, para él, era vergonzoso que le vieran desnudo y ahora más que su mirada adolorida se enfrentaba a la mirada del albino.

Akutagawa pegó un alarido cuando el albino pasó a sujetarle de la cadera para hacer que la levantara más, no iba a negar que era dolorosa cada posición que el albino deseaba emplear, pero a pesar de eso, de nuevo volvía a verle a los ojos... Lo veía como un animal salvaje, uno que estaba hambriento y buscaba saciarse hasta quedar tranquilo, pero él no veía tranquilidad en los ojos de Shibusawa, podía percibir algo en esos ojos, algo que le causaba cierto sentimiento en el pecho, sin embargo... No lograba entender que era.

Con ojos llorosos frunció el ceño intentando mantenerle la mirada al albino, había escuchado de Chūya que los ojos podían decir mucho de una persona, acerca de cómo se sentía, pero aquellos ojos carmín... Almacenaban más de una cosa.

— ¡Ryūnosuke...! —Le llamó a modo de advertencia a la vez que sujetó las piernas del menor para empujarlas contra los hombros de este y arremeter con él apoyado de su peso y fuerza, escuchando como el azabache se ahogaba y tensaba en el proceso.

— ¡Shibusawa, para! —Le respondió intentando pararlo con sus propias manos, empujándole por el pecho, se sentía nuevamente sofocado por la cercanía y el calor entre ambos, e incluso sentía que vomitaría de nuevo como otras veces por lo agitado que estaba, y ni qué decir del horrible dolor que le invadió al sentir que el mayor iba a tope contra él.

— Te amo, Ryū, te amo demasiado. — Le habló al oído entre jadeos, sabía que no aguantaría mucho en ese momento, después de todo no era la primera vez esa tarde. Quería que el menor le respondiera, que dejara de mirarle con ese desprecio mezclado con miedo, pero lo único que conseguía escuchar de este era su nombre, nada más... Su nombre acompañado de unas simples palabras como "Detente" "Duele demasiado." Lo sabía, en ocasiones iba demasiado profundo dañando al menor que no hacía más que retorcerse inútilmente intentando huir, pero no podía evitarlo, quería oírlo...

Flowers Of Love.Where stories live. Discover now