Capítulo 45 - El Tigre y el Ratón.

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A pesar de que esa noche Chūya había decidido frenar las cosas con tal de que el ruso descansara de su viaje, este no se sentía conforme. Porque aunque había cenado bien y esta vez no estuviese durmiendo en el sofá, la comodidad de esa cama no le era suficiente, sentía que le faltaba aquel azabache con el que compartió aquella cama.

Y no hacía más que estar acostado bocarriba, sabía que dormir era importante, pero no lo hacía adecuadamente, y aunque podría ser necesario estar alerta, no era algo a lo que no estuviese acostumbrado, sí, estaba distraído en el día y a veces cabeceaba, pero cuando era necesario, reaccionaba bien.

Sin embargo, la inconformidad perduraba. No era porque estuviese en casa ajena a la suya, se había acostumbrado también a dormir en cualquier lado y despertar con cualquier sonido si dormía alerta. Y aunque dejaron al hombre tigre en su respectivo hogar, había algo que le arrebata suspiros.

Se removía en la cama, tiró la sabana a patadas, dejándola en la orilla, no quería dormir. Sentía que si algo le pasaba a Akutagawa, sería su culpa, porque no cumplió, porque no solo le estaría fallando a Akutagawa, le estaría fallando a todos los que confiaron en él, y con eso, se estaría fallando a sí mismo.

Movido por ese pensamiento, se levantó de la cama, y despertó con piquetes a Nikolai, colocándole la mano en la cara o dándole leves piquetes en las mejillas hasta hacerlo reaccionar, al menos un poco.

— ¿Qué ocurre, Dosto-Kun? —Preguntó en un balbuceó sentándose en la cama al notar al ruso de pie al lado suyo.

— Dame mi computadora. —Pidió sin rodeos extendiendo su mano hacia el rubio esperando recibirla.

— Me tratas como maleta... —Bostezó palmeando la cama para encontrar su capa donde introdujo su mano mientras buscaba aquel computador portátil, en cuanto lo obtuvo, se lo entregó al ruso junto al cargador y el adaptador por si el enchufe de aquel hogar no era el indicado, antes de acostarse de nuevo, también sacó la base para el computador portátil, ya que sabía que el ruso terminaría por colocarla en las piernas. — Aquí está...

— También dame una botella de vodka, estoy seguro que traes una. —Ordenó de nuevo extendiendo la mano hacia el rubio. Pensaba que quizá esa noche, algunos tragos lentos de aquella bebida le vendrían bien para poder descansar o al menos hacer el intento.

El rubio solo emitió un quejido a modo de reproche a la vez que en un largo bostezo metía su mano en su capa buscando alguna de las pertenencias del ruso ahí adentro hasta que encontró la botella la cual le entregó al azabache que la tomó casi de inmediato.

— Ahora duerme, te necesito al cien mañana por si algo pasa. —Aclaró el azabache dándole la espalda para subirse a su cama cruzando las piernas, colocando así la base sobre sus piernas cruzadas, para después abrir aquel dispositivo mientras enchufaba el cable al enchufe a un lado suyo cerca de aquella pequeña lámpara sobre ese mueble.

En cambio, Nikolai se recostó de lado, observándolo durante unos momentos mientras abrazaba la almohada en su cabeza... Fingía estar despreocupado, pero la verdad es que estaba aguardando cualquier orden por parte del azabache, y de igual manera deseaba encontrar a Akutagawa, no soportaba ver a Gin así de afligida aunque dijera estar bien porque las cosas iban a mejorar.

— Dosto-Kun... También debes descansar. —Susurró sin recibir respuesta, lo sabía, el ruso estaba muy ensimismado.

Pero mientras veía como su superior tecleaba rápidamente sin apartar la vista de aquel dispositivo, terminó por dar lentos parpadeos hasta que el sueño le venció, siendo así Fyodor, lo único que vio antes de caer dormido.

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