Capítulo 20 - La Reina.

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Desde el punto de vista de Dazai, Shibusawa y Akutagawa compartían un montón de similitudes y rasgos que podrían llevarle a compararlos con frecuencia, así como decían que él compartía unas características con Dostoyevsky, pero en ese momento lo pensaba aún más.

Sabía un poco del pasado de Shibusawa y Dostoyevsky, lo simple, que Dostoyevsky fue amo de Shibusawa, sin embargo una ruptura sucedió que provocó la separación de ambos. Si lo pensaba aún más, la historia se estaba repitiendo quizá en esta ocasión con él y Akutagawa, ¿Por qué? Porque si eso continuaba así, tenía una leve sensación de que en un futuro Akutagawa estaría al lado de Dostoyevsky trabajando para él, ahí había una pequeña diferencia, Shibusawa después de separar camino de su amo, no consiguió uno nuevo, más bien se dedicó a estar solo, sin embargo, si la historia fuera otra y Akutagawa tomara valor, sabía que podría dejarle al igual que Shibusawa dejó a Dostoyevsky, y eso, eso era algo que definitivamente Dazai no quería.

Porque no era idiota. Pudo haber tratado como basura a Akutagawa en su momento, pero internamente reconocía el poder de este, reconocía que si pulía ese poder, ese muchacho sería alguien a quien se tendría respeto y miedo, admitía que quizá se le pasó la mano y que algunas cosas las hizo por diversión o aburrimiento, pero solo bastaba con verle ahora, quizá su salud no era la mejor, pero su poder era de temer, tanto que no dejaría que Dostoyevsky le robara una pieza tan importante de su tablero, su Reina.

Unir el poder de Akutagawa con el de Atsushi le aseguraría la victoria en muchas partidas, pero ver que ahora Dostoyevsky parecía estarse burlando de él, pasando sus dedos por aquella preciada Reina que amenazaba con ganar, claro que podría acomodar de nuevo todo, pero... Sin Akutagawa en el tablero de su lado, las cosas podrían complicarse un poco, y no es que tuviera miedo de Dostoyevsky, sino que, sabía que tétrico uso que podía darle a Akutagawa, después de todo, si él hubiese querido también le hubiese dado más uso al muchacho, pero las cosas no fueron así, abandonó a la Mafia, pero eso no quería decir que había soltado la correa de su perro... Aunque una rata se había colado a desatar la correa, creyó que Akutagawa como buen perro atacaría a aquella plaga, sin embargo, como si fuese un tonto cachorro, se había puesto a perseguir a la rata a modo de juego sin intentar morderle.

Akutagawa era suyo, no le importaba que Chūya lo hubiese acogido desde pequeño, él era suyo y punto.

Con cuidado pasó sus dedos por aquella pieza de ajedrez, esa pieza de mayor valor relativo de ese juego, por lo general valorada entre nueve y diez puntos. Al igual que la torre, es capaz de, con la ayuda del rey, ganar una partida contra un rey solitario, y Dostoyevsky era ese Rey solitario en ese momento.

La sostuvo entre sus dedos con una sonrisa maliciosa, podía sentir que la presencia del ruso yacía ahí, frente a él, esperando que colocara mal para robar la pieza, tomar la corona y ganar el juego.

De golpe colocó la Reina en su lugar, el Rey no era nada sin su Reina. Y si Dostoyevsky perdió su reina, Dazai no perdería la suya.

Soltando un suspiró se recargó en el respaldo de la silla estirándose hasta tronar su espalda como si hubiese trabajado arduamente ese día cuando realmente se la había pasado jugando ajedrez mientras le dejaba su trabajo a Atsushi aprovechando que Kunikida había salido a hacer algunas cosas sin previo aviso para evitar que Dazai le arruinara los planes como acostumbraba hacer.

— Dazai-San, creo que debería hacer su trabajo. —Murmuró Atsushi cargando un papeleo enorme que dejó en el escritorio de Tanizaki antes de traer una parte al escritorio en el que estaba con el castaño.

— Oh, sí, sí... Empezaré en unos minutos, tengo algo de calor, me vendría bien refrescarme un poco, iré por una bebida. —Bostezó con una sonrisa felina levantándose de su lugar pero el jovencito le jaló de la gabardina abrazándolo por la cintura, ya conocía ese truco.

Flowers Of Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora