Capítulo 22 - Bite me, love me, slowly.

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Se podría decir que fue un milagro que el castaño no se quedara. Quizá había sido la insistencia de Chūya al ver que la presencia del castaño incomodaba al ruso, y si era así no iba a prolongarlo ya que no podía defender a su ex compañero por el hecho de que lo conocía, sabía muy bien cómo podría llegar a ser.

Ahora solo quedaba descansar de un largo día. Pero ante la sugerencia de Akutagawa, Nikolai también había querido dormir con Gin, sin embargo terminó por ser corrido al sillón en el que dormía Fyodor.

— Esto es tan injusto... —Lloriqueó abrazando su almohada con una fotografía de la joven azabache, una fotografía que Akutagawa le arrebató al pasar antes de irse a su habitación.

— Lejos de mi hermana o te mando treinta metros bajo tierra. —Amenazó el joven azabache guardándose la foto de su hermana mientras ingresaba a la habitación cerrando la puerta detrás de sí.

— Que cruel... ¡Yo pensaba respetarla hasta el matrimonio! —Chilló nuevamente hasta que la cobija le cayó encima.

— Ya, mañana puedes estar con ella. —Bostezó el pelinaranja pasándole también una almohada. — Por ahora vamos a descansar, ¿De acuerdo? —El rubio asintió envolviéndose en su manta para dejarse caer sobre el sillón como un rollo de sushi, estaba desconsolado, había que comprenderlo, no es como si fuese a tocar a Gin mientras dormía, solo quería una pijamada con ella.

Lo pensaba ya que creía que Fyodor haría lo mismo con Akutagawa, una noche de desvelo acompañada de pláticas y quizá juegos de mesa, pero eso no era lo que pasaba ahí adentro.

En aquella habitación, el joven mafioso yacía abotonándose la camisa del pijama mientras el ruso le daba la espalda estando contra la esquina.

— ¿Es en serio? —Suspiró el azabache ruso pegando su frente en la pared.

— Nikolai también veía a la pared, así que hazlo o tendrás a Rashōmon perforándote el estómago. —Tosió dejando su gabardina a un lado de la cama, él no acostumbraba a dejarla en el perchero, no le daría tiempo de ir por ella si una emergencia ocurría.

— Pero somos hombres, ¿Qué tiene de malo que te vea? —Al escuchar que el menor yacía recostándose en la cama, decidió por fin voltear.

— Sí, pero aun así no me gusta. Ahora duerme o puedo cambiar de opinión y sacarte de la habitación. —Finalizó dándole la espalda al ruso mientras se recostaba cubriéndose con la cobija hasta encogerse entre las almohadas, dispuesto a descansar.

— Está bien, está bien... —Suspiró rindiéndose. Con pereza avanzó hasta la cama del menor subiéndose en esta para acostarse a su lado abrazándolo por la espalda, pero en ese momento el menor pegó un brinco empujándolo para tirarlo de la cama. — ¡Ryūnosuke! —Le llamó intentando sujetarse de algo antes de caer.

— ¡Tú en la otra cama! —Ordenó alterado, de pie en la esquina de su cama contra la pared. El ruso se sentó sobándose la cabeza, por suerte no se había golpeado con el mueble que yacía a un lado.

— Pero creí que dijiste que dormiríamos juntos... —Murmuró con un puchero infantil.

— Sí, dormiremos juntos, en la misma habitación pero en diferentes camas. —Explicó sin bajar la guardia ni bajarse de la cama.

— ¡Es injusto! ¡Dijiste juntos! —Lloriqueó jalando las cobijas ocasionando que el menor comenzara a empujarle suavemente la cabeza con el pie.

— No, no, tú en la otra cama, ya deja de hacer tus berrinches y vete. —Alejó su pie de la cabeza del ruso que seguía aferrado a la cobija en la orilla de la cama, y extendió su brazo para alcanzar su gabardina, de esa manera llamó a Rashōmon y sujetó al ruso al igual que un cachorro dejándolo sobre la otra cama gracias a su habilidad.

Flowers Of Love.Where stories live. Discover now