Capítulo 47 - Tentación.

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«Lo lícito no me es grato; lo prohibido excita mi deseo. No me prohíbas morderte, que eso aumentará este libido.»



La tensión que se había generado entre ambos al encontrarse en ese pasillo era bastante notoria. Ni uno se movía de su lugar, Tatsuhiko mantenía un perfil bajo, receloso, mientras que Fyodor, parecía sonreír con seguridad.

No hubo palabras, parecía que ambos habían perdido la capacidad de hablar, pues sus ojos no hacían más que encontrarse, aquellos ojos violáceos miraban aquellos de un carmín brillante que parecían titubear de a momentos, ¿Y cómo no hacerlo?

El pulso del albino se había acelerado, quería creer que era una ilusión, pero ahí estaba ese hombre, luciendo más real que un sueño efímero.

Shibusawa se puso a la defensiva en cuanto notó como el ruso movía la pierna derecha, dando el primer paso para comenzar a caminar hacia él, haciendo que el menor solo comenzara a retroceder sin quitarle la vista de enfrente.

— ¿Qué es lo que haces aquí? Es mejor que te vayas. —Habló el más joven de ambos, pero verle retroceder, solo hacía que el ruso sintiera que tenía la situación en las manos, podía distraer a Shibusawa y hacer que Atsushi se adelantara, haciendo las cosas más sencillas.

Si su plan funcionaba, él distraería a Shibusawa, pues podía ver como en aquellos bellos ojos rojizos, permanecía cierto deseo a su persona, podía tomar ventaja de eso, y al final simplemente dejarle cuando Atsushi lograra averiguar si Akutagawa estaba ahí.

— Solo quería felicitarte por lo que hiciste. —Respondió el ruso con una sonrisa ladina, haciendo un suave ademan con su mano izquierda antes de seguir de frente, para cambiar un poco el rumbo y rodear al albino que le siguió con la mirada.

— No sé de qué hablas, he hecho muchas cosas hoy, por ejemplo una ensalada de manzana. —Comentó ocasionando una falsa y suave risa en el azabache que terminó por acorralarle contra la pared, colocando la mano derecha a un costado de la cabeza del albino, observándole así, directamente a los ojos a pesar de la suave diferencia de estatura.

— Eso no está mal, pero yo hablo de algo más... —Susurró, hacia segundos que mantenía su voz baja, como si solo quisiera que el albino lo escuchara. Y claro que lo hacía, aparte de dejarse llevar por el suave aroma a vodka que emanaba de la vodka del azabache.

Aquello solo le provocaba punzadas y querer sucumbir a una terrible tentación, pues no podía evitar mirar de reojo aquellos pálidos labios, queriéndose acercar, acercar los suyos para no solo percibir ese aroma, si no para saborearlo, pero decidió mantenerse impasible ante las acciones del ruso, dejándolo proseguir.

— Escuché por ahí que Dazai había muerto, eso me hizo volver de inmediato, y tras estar hurgando un poco por ahí, deduje que el asesino fuiste tú, ¿Me equivoco? —Agregó el ruso, acercando su mano izquierda envuelta en aquel guante negro al rostro del menor para tomarle con suavidad por el mentón.

El albino pasó saliva bajando la vista, apartando sus ojos de aquellos violáceos para observar el agarre en su mentón antes de hablar.

— No lo sé, quizá sí, quizá no. No recuerdo a cuantos he matado, ya sabes que no suelo recordar muertes aburridas. —Se excusó intentando desviar la mirada para lograr así, apartar la mano del mayor, pero aunque este le soltó, de nuevo le miró de reojo entre los rebeldes mechones blancos que se colaban. — ¿Qué quieres? Deberías irte ya antes de que decida echarte por la fuerza. —Añadió el menor, notando como en los labios del ruso permanecía aquella fina curvatura, algo que le hizo pasar saliva, aquellos labios le parecían tan apetecibles, le ponían sediento.

Flowers Of Love.Where stories live. Discover now