Graduación

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Como os dije aquí tenéis la nueva historia. Es una realidad inventada pero espero que os guste tanto como la otra historia, que prometo acabar en algún momento. 

Aitana

La quinta vez que vibra el móvil desde la mesilla consigo darme la vuelta para despertarme. Antes incluso de mirar el móvil me pongo las gafas para intentar ver algo. Lo desbloqueo para encontrarme con cinco mensajes de Marta.

Gruño ante la insistencia de mi amiga para que me despertara. En el fondo lo hacía por mí. Aquella tarde me graduaba. En el momento en el que ese pensamiento cruzó mi mente fui realmente consciente de que sí, Marta tenía razón. Contesté a sus cinco mensajes. "Ya estoy despierta, tranquila. ¿Vienes a comer a casa?". Fui directa al baño para ducharme.

Aproveché que papá y mamá no estaban en casa, y puse la música lo más alta que pude, intentando evadirme un poco. Ayer discutí con Vicente. Fue como otro mensaje que mi cerebro me mandaba, para toparme de frente con la realidad.

No fue una discusión muy fuerte, aunque como nunca discutimos me resultaba extraño. Aunque más había sido por su parte.

- Tienes que entenderme, no puedes venirte porque la cena es con los de mi instituto.

- Aitana, pero soy tu novio, y quiero estar allí contigo. Seguro que si Marta se lo pide no te niegas.

- La diría que no, como a ti. Esto no tiene nada que ver con que seas tú.

- Vale, compórtate como una cría- empezó a gritarme.- No iré a la cena. Pero tampoco me esperes en tu graduación. No quiero ver a tus estúpidos amigos.

Intenté borrar esa discusión de mi mente en cuanto salí de la ducha. Vale, no había sido correcto por su parte decir todo aquello, es cierto. Pero tampoco puedo enfadarme con él. Es normal, siempre le había invitado a estas cosas y debía extrañarle que no lo hiciera ahora. Sólo esperaba que el enfado se le hubiera pasado para las cinco de esa tarde y estuviera allí.

Bajé a desayunar. Marta me había enviado un "a las 2 estoy ahí" y la contesté con un pulgar hacia arriba. Esos días después de terminar segundo de bachillerato a la espera de la Evau se le estaban haciendo eternos. Adrián, su mejor amigo, Marta y sus xulas, incluso Vicente, estaban estudiando todo el día, como ella. A diferencia de su 5, nota que debía sacar para entrar en la carrera que quería, sus amigos necesitaban notas más altas. Iba con buena media de bachillerato, así que entrar en diseño no le iba a ser complicado.

La mañana repasando se le pasó bastante rápido repasando fundamentos de arte para la evau. Belén entró por la puerta de casa a eso de la 1 y media

- ¿Qué tal estás?

- Bien ¿y el papa?

- Nada, se ha quedado un rato más en la tienda.

- Por cierto, la Marta viene a comer.

- ¡Genial! Pregúntale qué le apetece.

- Haz lo que te apetezca porque ya la conoces, estaréis un buen rato discutiendo de qué hacer.

Mi madre se rió ante la verdad de lo que había dicho. Finalmente se decantó por huevos fritos y arroz con tomate. Sabía que era nuestro plato favorito desde pequeñas. A las dos en punto llegó Marta. Mi madre la quería mucho, así que salió corriendo a saludarla.

Comimos juntas, con tiempo suficiente como para que me ayudara a prepararme para la graduación. SIempre nos había gustado eso de ayudarnos la una a la otra cuando íbamos al colegio o la ESO, pero mi bachillerato de artes había hecho que cambiaran las cosas y eso se había perdido. Hasta la graduación de Marta, hace una semana. Y la mía.

Mis padres nos llevaron a Marta, Anna, una compañera y amiga y yo al instituto para la graduación. No había hablado con Vicente desde la discusión, así que no sabía si vendría. Mi mejor amigo, Adrián, llegaría tarde, pero vendría.

La graduación fue increíble, recordar lo vivido en esos dos años, antes de salir a la universidad, con las personas que me habían acompañado. No pude evitar mirar varias veces atrás por si Vicente había aparecido, pero al lado de mis padres sólo estaba Marta.

- Te veo distraída hoy- comentó Anna.

- Son los nervios, y la emoción- aseguré, intentando también convencerme a mí misma.

Después de la ceremonia salimos al patio del instituto, donde empezamos a hacer mil fotos. Cuando quise darme cuenta, junto a mis padres estaba Vicente. Se me olvidó por completo el motivo de nuestra discusión y salté a sus brazos.

- Gracias por venir- susurré contra su pecho.

- Estoy muy orgulloso de ti, cosita.

Después de las fotos con mis compañeros se siguieron las fotos con mi familia y amigos, y con Vicente. Se acercaba la hora de irme con mis compañeros a celebrarlo, así que me despedí de mi familia. Iba andando hacia atrás hablando con Arnau, cuando me choqué contra alguien y salí disparada hacia delante. Esa misma persona me agarró por los hombros para evitar la caída y me giró.

- Lo siento- murmuré antes de mirarle. Y, cuando lo hice me quedé sin palabras.

Era un chico alto, aunque en comparación con mi cuerpo cualquiera podía parecer alto. Debía tener unos 25 años, con algo de barba y unos ojos oscuros que tenían algún tipo de brillo. Se le veía serio, así de primeras. Estaba fuerte, tenía una espalda ancha que no parecía rellenar con unos kilos de más. Vestía unos vaqueros y una camiseta básica, poco formal. Sonrió ligeramente mientras se metía las manos en los bolsillos.

- No pasa nada.

Eso fue todo el contacto que tuve con él, porque cuando quise darme cuenta mis amigos me empujaban hacia el autobús que nos llevaría a la última noche juntos, antes de dejar el instituto. Era una noche para disfrutar, eso lo tenía claro. Pero no podía dejar de pensar en el chico con el que me había chocado. 

Con tu mano me vuelvo a levantarWhere stories live. Discover now