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En serio, lo siento por no actualizar antes, pero es lo que tienen las vacaciones... Apenas con tiempo para escribir. Espero que os guste. Ahora como están separados narran un poco los dos. Os leo! Gracias por todo

Aitana

1 de agosto y ya un día en Barcelona. El ambiente húmedo de la ciudad condal invadió mis cosas nasales desde el momento en el que salimos del avión. Incluso en San Climent podía todavía sentirlo.

Mi prima Olga vino a recogernos al aeropuerto, en coche, a pesar de que ella vivía en Viladecans y le pillaba completamente a desmano llevarnos. La sorpresa fue que toda la familia entera estaba en casa (y no éramos precisamente pocos) para celebrar mis 18 dentro de una intimidad más familiar.

Ya había tenido una fiesta sorpresa, el día de mi cumpleaños, pero era costumbre comer todos en familia.

Fue un primer día allí muy bonito, rodeada de mis primas y primos y el resto de la familia. De alguna manera me había servido Parra desconectar de lo triste que estuve durante todo el viaje.
Ese día había quedado con Marta. Tenia que recuperar tiempo, porque desde que me había ido a Mallorca no había estado con ella, a estar de seguir hablando juntas. Nuestra amistad siempre había sido así, a lo mejor podíamos pasar un mes sin vernos que, a parte de mantener el contacto, luego era lo mismo.

Había echado de menos el mar, así que estaba muy claro el plan que íbamos a hacer. Vino ella a casa a recogerme en coche y acabamos en una playa cerca de nuestro pueblo y alejada de los turistas. La envidiaba mucho por haber tenido tiempo de sacarse el carnet, aunque cumpliendo años en enero era lo más normal. Pronto me tocaría a mí hacer de chófer.

Acabé de despedirme de Luis, con el que llevaba gran parte de la mañana hablando por WhatsApp. Él empezaba esa tarde en su nuevo trabajo y estaba nervioso. Yo tenía muchas ganas de que Roi me mandará un vídeo de su amigo tocando en el bar.

Roi, un amigo de Luis y yo congeniamos desde el primer momento. Ayer, cuando le llamé por la noche para contarle o de mi fiesta de cumpleaños estaba con él, y entre broma y broma le di mi número de teléfono y me había encariñado. Entendía perfectamente a Luis para tenerlo de amigo.

- Vaya sonrisa en tonta se te queda cuando hablas con Luis- insinuó mi amiga.

- ¡Pero si no he sonreido!- protesté.

- Lo que tú digas.

Una vez en la playa empezamos a hablar de la universidad. Marta estudiaría derecho en la universidad de Barcelona y tenía claro que iba a acabar mudándose a la ciudad en lugar de quedarse en Sant Ciment. A mí me parecía muy buena idea.

-¿Tú cómo vas con lo de Madrid?

- Ya tengo apartamento y la matrícula de la universidad hecha- contesté.

Le conté lo contenta que estaba con ella cambio, porque en Madrid tenían muchas más optativas, y las ganas que tenía de conocer a mí compañera de piso. Había conseguido contactar con ella, Amaia y me había caído genial desde el minuto uno. Marta asentía y me contaba las ganas que tenía de visitarme allí.

- Bueno, ¿y Luis?

Sonreí a un pregunta y le conté los últimos acontecimientos. Lo bonito que había hecho nuestra despedida, viniendo a las seis de a mañana a arme un abrazo, como deshaciendo la maleta descubrí un marco con nuestras fotos y la letra de una canción a su alrededor que había dejado dentro mientras me ayudaba a recoger y como seguíamos manteniendo conversaciones por WhatsApp a pesar de a distancia.

- Ya sabes que no quiero influir- dijo Marta- pero de verdad que te cuida como nadie, y mira que le tenía cariño a Vicente.

Vicente... era un tema a parte. No tenía noticias de él a penas, a pesar de que estaba en Barcelona. Aunque esos días, sabiendo que yo venía, fue con un par de amigos a Tarragona. Eran unos chicos majos, que conocía de vista, y que iban a compartir universidad con él así que quería caerles bien. No veía el momento en que viniera y verle, y ver qué pasaba con él, aunque Marta tenía muy claro que no sentiría nada.

Con tu mano me vuelvo a levantarWhere stories live. Discover now