Mentiras

2.9K 110 5
                                    

Hola a todxs! Se acabó el capítulo por semana! Ahora podré estar muucho más activa (o eso intentaré). De momento AQUÍ TENÉIS EL MARATÓN (1/3) Empieza ahora a las doce, habrá otro capítulo por la tarde y un último a las once, para tenerlo distribuido. Espero que os guste :D

Aitana

Diez y media de la mañana. Mi madre entró en la habitación, levantando las persianas que yo misma había cerrado la noche anterior. Soy completamente alérgica a los despertadores así que esa era la única manera de despertarme. Murmuré un buenos días al tiempo que me estiraba.

- ¿A qué hora vas con Luis a dar la vuelta?- preguntó mi madre después de darme un beso en la cabeza.

- Viene a las doce a recogerme. Supongo que pasaremos el día.

- Bien, porque nosotros iremos a comer con Marcos y Jaime.- dijo desde la puerta, volviendo al piso de abajo.

Me levanté de la cama y miré por la ventana, para ver el paisaje. El pueblo era bastante bonito, aunque la casa estaba en las afueras. Mi ventana daba a un lateral de tal manera que podía ver a la vez la sierra de Gredos y el pueblo. Aún así hacía el mismo calor que en Barcelona, aunque seguramente las cosas cambiarían por la noche.

Entré en el baño para ducharme. Tenía ganas de que el agua cayera sobre mi cuerpo mientras escuchaba mi música unos minutos. No dejaba de darle vueltas a la locura que me estaba pasando con Luis. Coincidía con él a todo lugar al que iba y de una manera u otra acabábamos hablando. Lo que me faltaba es que viniera a la universidad conmigo y ya entonces sí que podría decir que me estaba persiguiendo. A pesar de eso sabía que eso no ocurriría, era bastante mayor que yo.

A eso de las once y media, cuando ya había desayunado, llamé a Vicente para preguntarle qué tal, pero no recibí respuesta. Sabía que esa noche se había ido de fiesta, así que tenía claro que su respuesta tardaría en llegar.

En esa media hora, mi madre había ido al supermercado, y mi padre estaba tirando de mí para que le ayudara a recoger todas las cosas que había traído. Esa era la peor parte de las vacaciones. El teléfono vibró y casi me lancé a él para encontrarme con un mensaje de Luis.

"Si coges bañador, crema y demás tal vez podamos ir esta tarde a las piscinas naturales" "Ya sé que Marcos y Jaime van a comer con tus padres así que podemos irnos nosotros también por ahí.

Le dije a mi padre que tenía que ir a coger lo que me había dicho y le respondí con una aprobación. En el fondo estaba nerviosa. 

Cuando bajé, alguien llamó al timbre de casa, y fue mi padre corriendo a abrir. Vi cómo se presentaban mientras yo terminaba de guardar todo en la mochila y salí. Mi padre se despidió de nosotros y fuimos hacia el coche aparcado en frente del que sería mi hogar durante el mes de julio.

- Es el coche de mi tío- me explicó.- El mío está en casa, pero como vine en avión desde Madrid no he tenido tiempo de cogerlo.

Asentí mientras entraba en el asiento del copiloto y él arrancaba. No puso música, por lo que entendí que el trayecto sería corto.

- ¿Qué tal en Mallorca?- me preguntó.

- Bastante bien. Fui con mis amigos para celebrar que acabábamos segundo de bachillerato- comenté, mientras él se limitaba a asentir.- ¿Tú ibas de vacaciones?

- En realidad estas son mis vacaciones. Fue un viaje no planeado, vino mi hermana de México a ver unos amigos y aproveché para pasar unos días con ella.

- Qué raro ir a Mallorca.- dije. Él me miró extrañado.- Me refiero en comparación con otros sitios de España.

- Ya, la cosa era ver a sus amigos de allí.

Yo asentí.

- Bueno, Candeleda no es un sitio muy grande- explicó.- Pero tiene mucho encanto, a decir verdad. Ya estamos en el centro.

No habían pasado ni siete minutos y ya habíamos llegado al centro del pueblo. Luis tenía razón con eso de que no era un sitio muy grande. Salimos del coche, yo con mis gafas de sol puestas y dimos una vuelta por el pueblo. La verdad es que era un sitio precioso, con mucho encanto, como dijo Luis. No podía dejar de mirar a todas partes, y hasta la más insignificante casa me gustaba. No me solía enamorar de los sitios, pero este lugar sin duda era una excepción.

Miré el móvil para comprobar los mensajes.

- Ui, ¿y ese de la foto?- preguntó con una sonrisa en los labios. Yo tenía a Vicente de fondo de pantalla, una foto en mi graduación en la que le abrazaba, intentando ser más alta que él sin éxito.

- Es un amigo- mentí, sin saber muy bien por qué.

- Sí, claro- dijo, vacilándome.

- ¿No me crees?- le reté.

- Lo hago lo hago- dijo riéndose.

Llegamos sobre las dos y media a un bosque bastante bonito. Aparcó el coche y se colgó una bolsa en el brazo. Yo cogí mi mochila e insistí en ayudarle con la bolsa pero él no me lo permitió. Fuimos el resto del camino hasta un pequeño banco cerca del agua en silencio. Utilicé ese rato para observarlo.

Era bastante más alto que yo, aunque no era difícil. En verdad su pelo negro era rizado, algo de lo que no me había dado cuenta hasta ese momento, que parecía tenerlo más natural que de costumbre. Sin duda, es un chico de camisetas básicas y pantalón largo, de esos que usan los mismos zapatos por la comodidad de no elegir y el mismo tipo de estilo por la pereza de tener que innovar. Estaba fuerte, hacía deporte. No pude apreciar mucho más, pues llegamos a nuestro destino y empezó a sacar cosas de la bolsa.

- No sabía qué gustos tenías de comida y era un poco raro hacerte un interrogatorio por móvil, así que hay un poco de todo- comentó.

Sacó una ensalada (para dos), un poco de embutido, pan y una tortilla de patata que tenía una pinta increíble.

- Es mi especialidad- dijo, señalando la tortilla.- Yo hago las mejores del mundo, de eso puedes estar segura.

- Habrá que comprobarlo- le reté.

Me equivoqué completamente al ponerlo en duda. Acabamos la tortilla enseguida y apenas dejamos nada del resto. También tomamos algo de fruta que había traído de postre y con el bañador puesto fuimos a las piscinas naturales.

Luis se lanzó directamente al agua y yo me quedé sentada en una piedra observando. Era un sitio mágico la verdad y como todavía me quedaba un mes allí tendría más oportunidades de disfrutarlo. Esperaba que con Luis, porque yo no sabía llegar.

Se acercó a mí mojado con la idea de abrazarme y gastarme una broma, pero yo le aparté rápidamente y seguí mirando a la nada. La paz que ese lugar me transmitía se vió frenada por la vibración de mi teléfono.

Lo encendí y vi que tenía un mensaje de Luis. Le miré divertida y vi que se trataba de una foto mía, bastante buena.

- ¡Ala Luis, haces unas fotos increíbles!

- La modelo y las vistas ayudan!

Sonreí a modo de agradecimiento y la subí a instagram, muy ilusionada.

- Vamos a hacernos una foto con mi móvil- dije

- Ven, la hago yo- se ofreció.

Salieron unas fotos preciosas, y tras un momento de intercambiarnos los instagrams y mandarnos la foto la subimos a nuestras stories. "Casualidades de la vida en paraísos naturales" fue lo que puse yo, seguido de su user. Él se había limitado a poner "Mowgli y Tarzán".

- No tienes imaginación- le recriminé- ni siquiera son Mowgli y Tarzán. Son Jane y Tarzán.

- Pero es que cuando te enfadas eres como un monito, por eso la referencia- dijo, divertido.

- Pues tú de Tarzán tienes poco.

Así pasamos el rato, picándonos, hasta que una llamada telefónica le hizo irse lejos, dejándome allí, más pensativa de lo que querría. 

Con tu mano me vuelvo a levantarWhere stories live. Discover now