Issues

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 Holi! Perdonadme la tardanza pero ayer no me dio para más. Espero que os guste el capítulo, aunque ha dado un pequeño salto temporal la acción e intentaré subir otro capítulo entre esta noche y mañana. Leo vuestros comentarios!

Cepeda

Ya estábamos a 15 de julio. Ni quedaba mucho para irme ni quedaba mucho tiempo aquí. Aitana y yo ni siquiera mencionábamos qué sería de nosotros cuando cada uno volviera a su lugar de origen. Era como que la burbuja en la que vivíamos amenazaba con romperse y mientras nosotros ignorábamos ese dato dejando a los problemas de lado.

Habíamos pasado muchas mañanas tocando la guitarra. Sus avances eran brutales y sin embargo todavía no le había oído cantar. Belén juraba y perjuraba que Aitana tenía un talento increíble y yo confiaba ciegamente en ello, a pesar de no haber podido escucharla.

Habíamos pasado muchas tardes jugando al tenis o en la piscina, o simplemente dando un paseo. Daba igual lo que hiciéramos que siempre acabábamos entre risas y con uno de los dos disculpándose para atender una llamada. Nunca decíamos quién era. Yo no preguntaba, por miedo a que me preguntara y tener que admitir quién era Graciela. Pero de momento ella no parecía con ánimo de preguntar tampoco, así que otro tema obviado.

Era curioso pero en eso se basaba nuestra amistad: nos conocíamos por lo que teníamos en Candeleda, todo lo que quedara fuera de ese pueblo era todavía un completo misterio. Aunque sí sabíamos datos importantes de la vida de cada uno. Sin embargo, mi curiosidad por conocer todos los rincones de su mente era superior a mis fuerzas.

Esa noche empezaban las fiestas en un pueblo cercano, donde tenía unos amigos que solían ir e invitarme a dormir a su casa. Les pregunté si podía ir también Aitana y aceptaron con mucho gusto, por lo que Aitana se volvió loca cuando se lo propuse. Sus padres aceptaron, porque se fiaban de mí y organizamos todo para irnos después de comer, y pasar la tarde en la piscina.

Así que a eso de las tres y media salí de mi casa con mi coche naranja, reconocible por todo el pueblo y esperé en la puerta de Aitana, como solía hacer. Sin embargo, esa vez salió Cosme y me invitó a tomar un café.

- La niña está eligiendo ropa- comentó.- Ya sabes, así que tardará un rato. Tomamos algo y así se te hace más amena la espera.

Accedí por la simpatía de toda la familia de Aitana, por lo menos de sus padres, y tomé un café en la pequeña terraza que tantos recuerdos me traía de mi infancia veraneando.

Cosme era un amante de la música aunque no practicante. Fue una charla muy cómoda en la que discutimos sobre cómo había aprendido a tocar, el trabajo de mi padre, que creaba guitarras espectaculares, y de lo poco que a mi familia le gustaba en general que la música fuera una pasión tan grande en mí.

- Por eso me mudé a Madrid- expliqué.- Porque allí puedo tocar en un bar si me contratan y no se enteran mis padres si no se lo quiero contar. Es lo malo de haber vivido durante toda mi vida en una ciudad tan pequeña y donde tu padre es muy conocido.

- En Sant Climent siempre intentamos convencer a Aitana de que cante. Lo hemos conseguido en las fiestas y en el bar de unos amigos. Nos gusta que le atraiga tanto la música, pero como padre no vería un futuro claro dedicándose a ella.

Seguimos hablando del tema cuando Aitana bajó. Llevaba el pelo suelto y liso, maquillada suavemente y con un conjunto bastante sencillo. Pude ver que llevaba el bikini puesto debajo y una pequeña mochila colgando de su hombro. Se sorprendió de verme y mientras me despedía de su padre observó la escena. Después, ella continuó la despedida y yo salí con la mochila que le había quitado de su hombro guardandola en el maletero del coche.

Hicimos la primera parte del viaje en silencio, mientras ella enviaba Whatsapps. Yo lo agradecí, porque intentaba reunir valor suficiente para decirle lo guapa que iba sin espantarla. No se me daban bien los piropos, por no darlos y por no estar acostumbrado a recibirlos.

- Vas muy guapa- dije, rezando para que no se notara cómo me temblaba la voz.

- Pero bueno Luis. ¿Desde cuándo me haces un cumplido?- dijo ella riéndose.

- Desde que es verdad que vas guapa y no encuentro nada con lo que meterme contigo.

- Piensa que algo encontrarás.

Y me reí pero en el fondo estaba alucinando. ¿Qué iba a encontrar en ella que me pareciera mal? Absolutamente nada. Es verdad que desde que nos conocíamos no podíamos dejar de picarnos, pero simplemente era por la tontería de devolverle las pullas que ella me hacía.

Con toda la confianza del mundo conectó la radio. Quedaba un cuarto de hora de trayecto y agradecí que pusiera algo de música. Empezó a sonar reggaetón y vi que ella no cambiaba de emisora.

- Pensé que no me dejarías tan fácil lo de encontrar algo con lo que meterme contigo.

- ¿Qué?

- Vaya estilo de música, si eso lo único que tiene es una letra machista y una base común a todas las canciones- dije. Y era asi como pensaba, a pesar de lo mucho que disfrutaba de esa música en las fiestas. SIn embargo, no es algo que escucharía por entretenimiento.

- No te flipes que a mí tampoco me emociona- se justificó.- Pero claro, es que eres un abuelo para escuchar estas cosas, no había caído.

Touché. Acabamos los dos entre carcajadas. Después cambió a Los40 en vista de lo variada que era y, como ella había hecho últimamente cada vez que montábamos en coche agarré su mano. Era un gesto bastante nuestro, al que no encontraba una explicación, y tampoco pretendía dársela, en vista de la tranquilidad que nos proporcionaba y por miedo a la incomodidad.

Sonó Issues, una canción del año pasado y que era cierto que gustaba. A mí también me gustaba pero había algo que no me convencía. Hasta que la escuché. A la vez que Julia Michaels, Aitana entonaba la canción distraída, mientras miraba por la ventanilla. Puse todos mis esfuerzos en centrarme en la carretera y no haber lo que me pedía mi cuerpo, que era continuar observándola con la boca abierta. Cuando me habían dicho que tenía talento nunca me esperé que fuera así.

A mitad de canción dejó de cantar y la miré encontrándome una cara de vergüenza que intentaba esconderse de mí.

- No pares- dije.

- Qué vergüenza, no me acordaba que estabas escuchando.

- ¿Y qué problema hay?

- Pues que comparado contigo canto fatal, jo Luis.

- ¿Fatal?- empecé a reírme y apreté con más fuerza la mano que tenía agarrada, sin apartar la mirada de la carretera- tienes una voz alucinante, Aitana, lo tuyo es talento innato. No dejes de cantar por favor.

Pareció ganar un poco más de confianza, pero para cuando habíamos terminado de hablar había empezado una canción nueva. Canción que no nos dio tiempo a escuchar, pues una llamada de Javi apareció en la pantalla del coche.

- ¿Qué pasa tío?

- Nada Ceps, ¿Por dónde vais?

- Debe quedar un kilómetro para hacer el desvío.

- Vale genial, en un rato nos vemos. Ata agora.

- Ata agora.

Colgué y me pude imaginar la cara de sorpresa de Aitana.

- Significa hasta ahora en gallego- ella pareció entonces entenderlo.- Es que Javi es también de Galicia, por eso le conozco.

- ¿Sois amigos desde hace mucho?

- Es mi mejor amigo de siempre. Aunque bueno, nos conocimos hace 11 años- expliqué.- Vive ahora en Luxemburgo, con su novia, y siempre que puede pasa el verano entero entre su pueblo y Ourense.

Ella asintió en silencio. Llegamos a casa de mi amigo, salí del coche y me dispuse a saludar, con ella a mi lado. Solo esperaba que Javi no se diera cuenta de lo mucho que me gustaba la chica que tenía a mi lado.  

Con tu mano me vuelvo a levantarWhere stories live. Discover now