Dolor

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Pues bueno, os dije ya que seguramente habría capítulo antes, así que aquí tenéis! Espero que os guste. Puede que el próximo capítulo sea más largo, pero ya veréis el martes.  Gracias por leer y comentar. Os leo!

Cepeda

La alarma sonó a las siete de la mañana, justo para darme una ducha, desayunar y salir hacia el trabajo. Las mañanas de los viernes eran las peores, al igual que las tardes de los jueves. Habiendo trabajado la noche anterior cualquiera se levantaba con ganas de trabajar. Pero esa tarde no iría a la ONG, así que algo bueno tendría que tener.

Salí de casa a las 8 y media con la música puesta a todo volumen en el coche. Solía poner mis canciones o alguna cover que había cambiado, para intentar ver fallos o cosas que me gustaban. Pero llegué a algunas canciones que había compuesto pensando en Aitana y tuve que apagar la música.

Suspiré recordando todo lo que pasó ayer. Fue un subidón de energía y seguridad verla allí, en primera fila. Tonto de mí no haberle preguntado dónde estudiaría diseño, sabiendo que una de las mejores opciones era Madrid. Pero aún más tonto me sentí cuando vi a ese chico rodeando sus hombros y besándola. ¿Tan importante me creía como para pensar que me esperaría un verano entero para volver a estar juntos? ¿Tan tonto he sido de abrirme con alguien a quien sólo le interesaba pasar el tiempo sin estar sola?

Si ya los viernes son un día malo, aquel viernes era peor. El cabreo aumentaba a medida que el número de coches en el atasco lo hacía, igual que el espacio que iba ocupando Aitana en mi cabeza. "Luis, te quiero. Cuando quieras hablar aquí me tienes" Se repetía una y otra vez en mi cabeza. ¿De verdad pensaba que iba a perdonarle eso? No. Estaba harto de ser siempre el que acababa mal y por si fuera poco sólo.

Aún tengo todo reciente en mi cabeza. El olor de su pelo, su abrazo, profundo, de esos que sientes como hogar. De sus lágrimas culpables, de las mías que a toda costa estaba reteniendo. Del enfado que llenó mi cuerpo y de cómo la dejé allí, tirada, dolida. Como si yo por no expresarlo de la misma manera no lo estuviera. Salí para toparme con Amaia, esa chica dulce que me lanzaba una mirada interrogante y triste.

- Ahora no, Amaia. Tengo que irme.

- Pero Cepeda.

- No- espeté.

- ¿Has hablado con Aitana?- dijo ella, siguiéndome hacia el exterior.

- Sí, y no quiero saber de ella.

- Pero Luis, Vicente...

- ¿Quién?

- El chico- murmuró.

- Mira no me hables de ella- dije riéndome ante el surrealismo de la conversación.- Me da igual. Odio que me haya hecho eso, de verdad.

- Pero tienes que dejar que te lo explique. ¡Luis!

Apenas oí esas últimas palabras, porque ya me dirigía prácticamente corriendo hacia mi casa.

Entré en la oficina después de haber recordado todo esto, para encontrarme a Irene con una sonrisa en la puerta. De verdad que era la mujer que más contenta había visto por las mañanas, después de Aitana... Mierda.

- Buenos días Irene- murmuré sin apenas detenerme.

- Buenos días Luis- respondió con la sonrisa amplia.

Entré en mi despacho para empezar a rellenar papeles y mil cosas, como acostumbraba a hacer. Aquel día tenía menos trabajo que el que acostumbraba. Ya me estaba intentando habituar a adelantar cosas durante la semana para dejar lo menos posible para el viernes. Estar dentro del equipo directivo estaba bien, me sentía más responsable y lógicamente ganaba más dinero. Pero echaba de menos tener tiempo de diseñar casa, como hacíamos. En la ONG en lugar de recaudar fondos para lo típico, alimentación o educación, intentábamos diseñar construcciones con materiales reciclados o de fácil acceso en zonas de refugiados para contrarrestar las condiciones infrahumanas en las que podían llegar a vivir. 

A eso de las dos y media ya había terminado el trabajo, así que me dispuse a empezar a recoger. Comprobé los mensajes del móvil, lo había dejado cargando y no lo había mirado en todo el día, para encontrarme con una llamada perdida de Roi. Le llamé a ver si había suerte, esperando que no estuviera en clase.

- Hombre Cepeda, por fin das señales de vida, después de ni saludarme ayer.

- Ostia tío, perdón- dije.- Ni me di cuenta de que fuiste.

- Da igual. ¿Sabes a quién sí vi ayer?

- Aitana- murmuré.

- ¿Te fuiste dejándola llorando?- no contesté.- ¿Tío qué te pasó? Eso no lo haces nunca, siempre puede tu corazón a tu mala leche.

- Me enfadé ¿vale?

- Mira, tenemos que hablar. Nos vemos en un cuarto de hora en el restaurante de al lado del 1016.

Después de eso, cortó la llamada y salí hacia allí. Me esperaba un viaje en coche de cinco minutos, porque no iba a pasar por casa. No encendí ni la música, para que no me volviera a pasar lo del viaje de ida. Ya bastante iba a hablar de Aitana en la comida. 

Una vez en la puerta vislumbre a Roi dentro así que me senté enfrente de él, no sin antes dar un par de toques suaves en su espalda.

- Bueno- dijo Roi, después de ponernos al día con estudios y trabajo.- Cuéntame tu versión.

- A ver- dije en un suspiro.- Llego, la veo, estaba feliz y de repente veo que se está besando con su nuevo ligue. Viene a verme, la abrazo, no quiero sacar el tema, ya sabes que soy incapaz- Roi asiente.- Y me pregunta por qué no me enfado. Y exploté.

- Sigo sin entender por qué- comentó Roi.

- Pues porque vale, es verdad, que yo me equivoqué con lo de Graciela, y la dejé, porque la verdad quiero más a Aitana. Ya sabes lo que dice mi padre siempre.

- "Si te enamoras de una persona estando con otra es que realmente no te gustaba esa primera persona".

- Exacto, y si ella está con el chico este será porque no me quiere.

- ¿No has pensado en que a ella le haya pasado lo mismo?- preguntó Roi.

- Gracias, Roi, por decirme que Aitana no me quiso.- respondí frustrado.

- Se ve entonces que no dejaste que se explicara.

- ¿Y qué me tendría que explicar?- pregunté.

- Joder, pues que he sido amigo de los dos y los dos teníais novio. El chico con el que estaba ayer Aitana es su novio- empezó a explicar.- Y pensaba dejarle en persona cuando ella fuera a Barcelona, pero Amaia y Alfred le han traído como sorpresa y no se lo esperaba. Así que imagínate su cara cuando ha pasado todo esto.

Me quedé de piedra. Joder, cada vez que me cabreaba me centraba en que tenía la razón y no dejaba hablar. Cada vez era más consciente de ello y lo mucho que perdía como persona. Aitana no me iba a perdonar eso, y yo lo que tendría que haber hecho es apoyarla, en lugar de no querer volver a verla.

- ¿Y qué se supone que hago ahora?

- Habla con ella, Cepeda. Te va a perdonar, porque como tú dices, os queréis.

Aquella tarde escribí un mensaje a Aitana. "Tenemos que vernos, esto no es para hablarlo por mensaje. Te quiero" y fui al 1016 a cantar, con Roi. No fue ese día, lo entendía. Tampoco querría su novio verme. Así que, esa noche, aprovechando que Agoney se quedaba con Alfred, Roi, Amaia y yo nos fuimos de fiesta. 

Con tu mano me vuelvo a levantarWo Geschichten leben. Entdecke jetzt