Atardecer

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Holi! Se viene capítulo triste. Me lo he currado un poco más que el resto, por eso he tardado tanto en subir capítulo. Espero de todas maneras que os guste mucho. Me ha dado mucha pena pero esto era necesario para el resto de la trama. A partir de ahora se vienen cosas nuevas. Puede que hasta nuevo aviso haya capítulo cada dos días, aunque dentro de mis posibilidades actualizaré lo máximo posible. Como siempre, gracias por el apoyo y os leo!

Cepeda

30 de junio. El peor día del año. Tal vez no el peor, pero seguro que el más triste. Aitana se iba al día siguiente por la mañana. Sin ninguna seguridad de volver a vernos. Saliendo de la burbuja en la que nos habíamos encerrado durante 1 mes. Completamente ajenos al resto del mundo. Si salíamos no sabíamos cuánto hablaríamos, si sería como siempre, si llegaría a algo la conexión tan especial que teníamos...

Había preparado algo. El día anterior le dije a Aitana que saldríamos a las doce, y que no volveríamos hasta por la noche. Ella aseguró que haría la maleta por la mañana, para tener todo preparado. Solo pensar en su habitación, sin ropa en el armario, sin libros tirados por todas partes y sin sus gafas tiradas en cualquier parte... No iba a poder aguantarlo. El plan era hacer exactamente lo mismo que hicimos el día que le enseñé el pueblo. Pensar en todo lo que había cambiado... Era increíble.

Eran las once y media. Quedaba media hora para pasar por su casa, pero llamé a la puerta y Cosme me abrió, dándome un abrazo. Un par de noches atrás hubo una gran tormenta, que Aitana temía. Estábamos juntos, en el jardín, haciendo una "acampada" nocturna. Entramos a su casa, que pillaba más cerca y subimos a su habitación. Se mostraba normal, aunque la intranquilidad se podía ver en su mirada. Me senté en la cama, con la guitarra y la guié hasta mis piernas. Ella se tumbó sobre ellas y empecé a tocar una de mis canciones, sin decirle que era eso. Era una de las que había compuesto allí, en Candeleda. Consiguió calmarse, incluso se quedó dormida, así que salí de su casa haciendo el mínimo ruido posible. Sin embargo, Cosme me había visto, y se pasó desde entonces cada día agradeciéndome lo que había hecho.

Le dejó camino libre a la habitación de Aitana. Tenía la puerta abierta. Llevaba aún puesto el pijama, aunque su pelo mojado dejaba ver que se acababa de duchar. Estaba guardando ropa en la maleta, bastante despacio, como si cada movimiento le costase. Me acerqué por detrás y puse las manos en sus ojos.

- Papá, venga, que he quedado con Luis en media hora.

Quité las manos y se lanzó a mí en el momento en el que descubrió que era yo. La ayudé en silencio a terminar de meter cosas en la maleta. Dejé lo que traía entre mis manos debajo de unas camisetas, que ya estaban en la maleta, sin que ella se diera cuenta. Cuando me vió ayudarla sonrió, agradecida. Ninguno sabíamos qué decir, y el silencio parecía ser la mejor solución.

Acabamos un cuarto de hora después. Yo me quedé observando las vistas desde su cuarto, que hacía unos años era el de mi hermana, mientras ella se cambiaba en el baño. Iba a llevar su mochila, y en ella metí un bikini. Como no sabía el plan no se había preocupado de cogerlo.

Salió diez minutos después, vestida y también peinada, con las gafas de sol a modo de diadema y bajamos las escaleras para acabar dentro de mi coche, ambos sentados en la parte de delante. Nos tomamos un tiempo antes de arrancar el coche. Era la última mañana que íbamos a hacer eso.

- ¿Dónde vamos?- preguntó cuando salimos de las inmediaciones de nuestras casas.

- Ya lo sabrás. ¿Cómo lo llevas?- pregunté.

- Igual, o peor que tú- dijo ella.- Aunque bueno, ya has venido más veces, así que entiendo que te dé pena irte también...

- Ninguna vez ha sido como esta- dije. La miré con el rabillo del ojo y vi como agachaba la cabeza y sonreía. Se ponía así siempre que decía algo en lo que ella tenía que ver.

Con tu mano me vuelvo a levantarWhere stories live. Discover now