Sueño

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Hola... me llamo Bell, vivo con mi madre en Johto, donde tenemos una granja de Miltank que abastece de leche a varias partes de la región. La vida aquí es muy buena, o bueno... al menos para mi ¿Que mas podría querer? Tengo una casa, techo, una cama, vecinos amables. Me encanta la vida en el campo, a solas con la naturaleza. Pero... aun asi, tenia un sueño, como toda la gente ¿No? Yo quiero ser ¡Entrenador Pokemon!

La batallas Pokemon son lo mejor del mundo, ver como cada persona tiene su estrategia y la ejecuta a la perfección gracias a la coneccion con sus Pokemon. Una relacion tan fuerte que parecia que eran uno, un solo cuerpo y una sola mente, la manera en que trabajan juntos se me hace lo mejor del mundo. Es como ¡No mames, wey!.

A veces mis primos vienen a casa y en la tele vemos la liga Pokemon en vivo desde otras regiones. Recuerdo que siempre nos tocaba ver a un tipo castroso de azul que salia en casi todas las ligas. Yo hablo de cosas que muchas veces mis primos no entienden, ninguno parece darles mucha importancia, probablemente aceptaron su condición de campesinos y granjeros.

-¡Pero yo no! ¡La espera por fin a acabado! ¡Dejare este pueblo y viajare por tierra, mar y aire! ¡Atrapare a todos los Pokemon del mundo y me convertiré en el mas grande entrenador que este pinche mundo haya cono...!

-Bell, ¿otra vez estas fantaseando con eso?

-¡¿Quien te dio permiso de entrar a mi cuarto?!

Era mi primo pequeño Misha, venia muy a menudo y con eso me refiero a que tenia que aguantarme muy a menudo. Un alboroto se escucho afuera, venia de la granja.

-¡Hijoo... ayudame porfavor!

Baje rapido y me dirigi hacia el establo, cerca de ahi, dos Tauros se habian alterado y ahora estaban peleando. A los tauros hay que tenerles respeto, son unas perfectas maquinas de matar, no se les debe tomar a juego, sin embargo, son dóciles, les gusta que los acaricien que los bañen y sobretodo, les gustan las Miltank. La mayoria de la gente les tiene miedo, pero eso no esta bien.

Ambos estaban dándose fuertes cabezazos, dos tanques chocando uno contra el otro. En el momento en el que se separaron, vi una oportunidad, toda la familia me conocia por esto, mi forma de calmar a los Tauros. Me subi a la espalda de uno, al instante lanzo un gran bufido e intento arrojarme al suelo. Mientras, mi mama intentaba calar al otro. Poco tiempo despues, logre apasiguarlo, me baje de el y le acaricie en el cuello, luego lo lleve a su corral cuidandome de que no viera al otro.

Al parecer, "otro-kun" era bastante terco, no se dejaba tranquilizar, aun cuando mi mama lo había lazado. Sacudió a mi mama hasta que la tiro al suelo y se soltó la cuerda. Ahora estaba yo, frente a ese Tauros semental, un digno ejemplar de su especie, no podía detenerlo tan fácilmente, tenia que agotarlo.

Ya se había reunido un poco de gente al rededor, era momento de acabar con todo, tome una de las cortinas que estaban colgadas en el tendedero y la use como muleta. De espalada voltee a ver al tauros y lo rete agitando la muleta.

-(Acento español) ¿Me vas a dejar esperando tío?

Me embistió pero lo esquive mientras todos gritaban "Ole" cada vez que lo hacia. Tiempo después, el Tauros estaba cansado y aun rascaba la tierra con sus pesuñas. Me acerque un poco para tranquilizarlo pero escuche un fuerte estruendo. Era mi mama que había disparado un dardo tranquilizante al Tauros.

- ¡Ya lo tenia controlado!

- Sí. Y por eso hiciste todo este escándalo

No me gustaba cuando hacia eso, prefería usar mis trucos a tener que drogarlos. A la gente le molesta lo que no puede controlar.

Pokémon - ¡Ven Conmigo!Where stories live. Discover now