Capítulo Doce

27.5K 3.6K 709
                                    

Toda mi mente había quedado en blanco por un segundo, mis ojos por alguna razón no podían parpadear, no procesaba eso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Toda mi mente había quedado en blanco por un segundo, mis ojos por alguna razón no podían parpadear, no procesaba eso. Esto sobrepaso todo, mi limite, mi tolerancia, todo se agotó.

Apreté el puño con fuerza y empujé a Laín, levantando la mano con todas mis fuerzas le propiné una bofetada, a pesar de eso él sonreía y ni aun con el golpe su sonrisa se quitó. Eddy se acercó decidido y ya me imaginaba para que, antes que hiciera algo lo detuve en seco.

— El no vale la pena, vámonos de aquí. —dije simplemente.

Tomé mis cosas y me dirigí a la entrada. Al salir el aire me pegó de golpe y una vez caminamos lo suficiente alejándonos de ahí Eddy me detuvo.

— ¿Estás bien? —preguntó con preocupación.

Asentí, estaba demasiado molesta por lo ocurrido, porque aquel chico me había besado de tal manera y sin mi consentimiento, pero no se lo diría, ya que, si lo hacía, sé que se regresaría y podría ser capaz de ahora si golpearlo.

— Sofí tu cara, tu cara esta... ladeo la cabeza y me miró fijamente.

Por instinto me llevé las manos a mi rostro.

— ¿Qué tiene? —pregunté buscando mi celular o algo para poder ver mi reflejo—. Esta roja...Estas totalmente roja, pareces un jitomate.

No podía ser.

Eddy sacó su celular y me tomó una foto rápida para mostrarme y en efecto estaba colorada, lo asociaba a que era por todo el enojo que me había causado el incidente. Mi cuerpo reaccionaba de esa forma en diversos casos.

— Quiero saber una cosa, ¿te gustó? —preguntó de improvisto.

— ¿De qué estás hablando? —lo miré asombrada.

— El beso, dime ¿te gustó? —dijo cruzándose de brazos.

Tenía que estar bromeando. Negué.

— Para nada, ¿por qué me preguntas eso? —lo miré seria.

Eddy esquivó la mirada.

— Tu cara se puso así la primera vez que te besé, y recuerda como acabamos.

Tiré una carcajada.

— Acabamos siendo novios, pero como puedes comparar si quiera lo que tuvimos o lo que sucedió entre nosotros con esto, es una situación completamente diferente. Puede a veces que mi rostro se ponga rojo ante diversas situaciones, pero bien es cuando algo me pone nerviosa o bien algo me gusta, pero también cuando algo me produce mucho enfado.

— Disculpa por pensar algo así. —dijo sonriendo apenado y rascándose bajo la nuca, le devolví la sonrisa y continuamos caminando en silencio.

Entonces mi mente empezó hacer que me cuestionara, ¿realmente estaba así por el enfado, o porque me había puesto nerviosa?

Opté por pensar que fue lo primero antes de que mi mente volara y legara a imagina cosas que no o a tener de nuevo sueños obscenos con Laín.

— Mi celular. —dije deteniéndome de golpe.

— ¿Qué tiene? —me miró confundido.

— No tengo mi celular —respondí —. Se me ha de ver caído cuando ocurrió aquello. —dije alarmada.

— Iré por el de inmediato.

No. No podía permitir que se topara de nuevo con Laín ni que estuvieran a solas, y mucho menos yo quería volver a verlo.

— Préstame tu celular por favor. —Eddy lo sacó de su bolsillo y me lo dio.

Marqué a la librería, ya era tarde, pero aun así tenía la esperanza que me respondieron.

— Librería la leyenda, buenas noches. —por suerte el que respondió era el Sr. Norbert.

— Oh que alegría, soy yo Sofí. —la línea quedó un momento en silencio

— ¿Sofí? Estoy confundido pensé que estabas aquí.

— Pasó un pequeño incidente y tuve que irme, lo que pasa es que creo que mi celular se me cayó en uno de los pasillos, y quería ver si podía revisar si estaba ahí.

— Claro, espera un momento, le diré a Laín que revise.

— ¡No! —grité de inmediato. —Por favor revise usted.

No quería que el bruto de Laín lo encontrara y como no sabía respetar la privacidad realmente temía que lo llegara a revisar, si lo hacía podía verme afectada ante ello.

— De acuerdo, espera Sofí. —la línea quedó en silencia por varios minutos —. Lo he encontrado. ¿Quieres que le diga a Laín que te lo lleve a tu casa?

No y mil veces no.

— Le agradezco, pero será mejor que pase por el en la mañana—confiaba en el Sr. Norbert —. Por favor cuídelo bien, que nadie lo revisé —dije por las dudas.

— Descuida Sofí, la privacidad es algo muy importante para mí.

Estabas segura de que para él sí, pero para Laín no, a ese le importaba un comino la privacidad de alguien.

— Gracias. —colgamos y pude respirar con tranquilidad.

Con la compañía de Eddy me dirigí a mi casa, nos despedimos y subí a mi habitación evitando que mi madre me viera porque sabía que me haría muchas preguntas con respecto al pesado de Laín, para mi desgracia cuando abrí la puerta ella se encontraba sentada en mi cama.

— Ay por favor, ¿qué estás haciendo aquí?

— Solo quería ver cómo te fue hija mía. —respondió levantándose de la cama.

Corrección: Solo quería ver si había algo que contar con respecto a Laín.

— Me fue bien ¿okey?

— ¿Solo eso? ¿No sucedió nada interesante? —preguntó desanimada,

— Acomodar libros durante horas, eso es lo más interesante que te podría contar mamá.

Derrotada se acercó a mí y me dio un beso en la frente para después salir de la habitación.

Preparé ropa y me metí a bañar, terminé de cambiarme y me puse a revisar unos correos cuando mis ojos vieron uno que era de Laín, el asunto ponía <<INTERESANTE>> y había sido enviado hacia 15 minutos exactamente. Cerré los ojos y negué, realmente el tipo no se cansaba nunca ni a pesar de todo lo que ocurrió esa noche. Abrí el correo y un frío me invadió, la garganta se me secó y mi corazón literalmente dejó de latir, venían fotos de él con mi celular en mano y abajo decía.

<<No hay secretos que el tiempo no revele y ahora...>>

Baje más esperando lo peor.

<< Ahora se tu secreto>>

N̶O̶ Apto para menoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora