Capítulo Especial

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Sentía impotencia, me sentía traicionada, no había liberado todo el enojo que tenía, Lis era mi mejor amiga, la única que tuve realmente

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Sentía impotencia, me sentía traicionada, no había liberado todo el enojo que tenía, Lis era mi mejor amiga, la única que tuve realmente. Mi madre estaba en lo cierto, tarde que temprano iba a pagar lo que me hicieron. El karma se les iba a devolver.

Lo peor de todo es que ahora la vería a diario en la escuela, no podría evitar el toparme con ella.

Nos sentamos a desayunar, mi madre intercambio una mirada con mi padre. Iba a decir algo, pero este le tomó la mano apretándosela en señal de que permaneciera callada.

Terminé el desayuno, tomé mis cosas y esperé que pasara el camión, mi mente no dejaba de repasar todo lo sucedido, me preguntaba qué era lo que hice mal.

Cuando llegué a la escuela y entre al salón de clase para mi sorpresa Laín estaba sentado en el lugar de Lis, lo miré y este me sonrió.

— Laín eres más alto y grande que yo, si te sientas frente a mí me cubrirás y no podré ver el pizarrón. — dije parándome a su lado y poniendo mi mochila en mi asiento.

— ¿Te cambio el lugar? — preguntó, aunque era obvio que debía hacerlo.

Normalmente la presencia de Laín no solía agradarme, pero en ese momento era la única persona con la que podía hablar.

Lis llegó en ese momento vio a Laín en su lugar e hizo el ademan de acercarse, pero al ver mi cara prefirió sentarse en otra parte.

Cambié lugar con Laín y cuando las clases empezaron trascurrieron con normalidad, maestros explicando cosas, revisando apuntes y demás. Yo no estaba concentrada, a cada rato ponía mi mirada en Allison.

— Pequeña déjala, no vale la pena que te tortures así. Él tenía razón. Últimamente él siempre la tenía.

— ¿Quieres ir al boliche después de clase Sofí? Así te despejas y te olvidas del mundo.— sugirió Laín.

No era lo mejor, pero sin duda eso me ayudaría.

— Claro. — respondí.

— Chicos guarden silencio. — ordenó el profesor.

Cuando salimos de la escuela le mandé mensaje a mi madre.

Cuando salimos de la escuela le mandé mensaje a mi madre

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— Primero hay que ir a comer. — dijo Laín sonriéndome, le entusiasmaba mucho la comida.

Tomamos el camión y llegamos a mi casa, cuando entramos mi madre inmediatamente lo sentó en la sala mientras yo subía a mi habitación a dejar mis cosas.

Revisé mi celular y tenía varios mensajes de Lis y de un número desconocido, de seguro por lo que decían eran de Eduardo. Los bloqueé, eliminé a Lis de todas las redes sociales. Cambié mi ropa y bajé a comer.

Mi madre cocinó carne con salchicha y tortillas, cuando nos sentamos a la mesa la cara de Laín era de felicidad absoluta.

En toda la comida estuvo hablando con mis padres sobre cosas triviales, les contó varias cosas sobre él y a lo que quería dedicarse cuando terminara la universidad, cuesta admitirlo, pero para mí fue una plática agradable ya que pude conocerlo un poco más.

Estuvimos sentados un rato en la sala mientras mi padre terminaba de hacer unas cosas, una vez estuvo listo nos pidió subir al auto para dejarnos en el boliche. Laín me miró.

— Mejor vamos al cine y mañana al boliche ¿qué te parece pequeña?

— Me gusta la idea. — dijo mi padre decidiendo por mí.

— Está bien vamos.

No es que me sintiera comprometida pero realmente salir sé que me iba a distraer y en ese momento era lo que necesitaba.

Nos subimos al auto y mi padre nos dejó en otro centro comercial, vimos las funciones y la más próxima era una película de terror.

— Si te da miedo pequeña puedes abrazarme.

— Lamento decepcionarte, pero no me dan miedo las películas de terror.

Compramos unas palomitas y dos refrescos y nos dirigimos a la sala donde sería la función. La película más de terror parecía de risa.

— Ya nada da miedo hoy en día, no hay ninguna película que sea lo suficientemente buena. — dijo Laín cuando salimos de la sala.

— Exacto.

Laín me tomó la mano y esta vez no me solté de su agarre, era relajante cuando se comportaba de una manera caballerosa, amigable. Cuando llegamos a mi casa y le entregue su mochila Laín se despidió.

Entré a mi habitación y acomodé todas mis cosas, fui al baño a lavarme los dientes y después me fui a la cama, me sentía cansada física y mentalmente. Me acosté y empecé a masajearme la sien, el celular vibró, lo tomé de la mesa y vi un mensaje de Laín.

Pensé un momento, quizá quería aprovecharse de la situación que estaba pasando, pero algo me decía que esta vez no era así

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Pensé un momento, quizá quería aprovecharse de la situación que estaba pasando, pero algo me decía que esta vez no era así. Tecleé rápidamente.

Después de media hora Laín entró por la ventana, ninguno dijo nada, no eran en ese momento necesarias las palabras, se quitó los zapatos y el suéter nada más

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Después de media hora Laín entró por la ventana, ninguno dijo nada, no eran en ese momento necesarias las palabras, se quitó los zapatos y el suéter nada más.

Nos acostamos y me recargué con él, empecé a llorar, solté todo lo que sentía mediante el llanto y el solo estuvo abrazándome y consolándome. Después de un rato de tranquilizarme el sueño comenzó a llegar, Laín me dio un beso en la frente y antes de caer rendida escuche como me decía.

— Estaré siempre para ti.

N̶O̶ Apto para menoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora