Capítulo Veintidós

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Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, mi cuerpo se paralizó por completo y no podía articular palabra alguna

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Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, mi cuerpo se paralizó por completo y no podía articular palabra alguna. Laín saltó por la ventana y si algo le llegaba a ocurrir sería mi culpa.

Mi madre me miró fijamente y después a su alrededor.

— Me puedes explicar ¿por qué tenías la puerta con seguro? —preguntó.

Quería responderle, debía inventar alguna excusa, pero las palabras no salían de mi boca.

Empezó a revisar la habitación y cuando se acercó a la ventana fue que mi cuerpo logró reaccionar.

— ¡No! —grité para que no se asomara, pero fue tarde, inmediatamente me acerqué, pero no había rastro alguno de Laín. Saqué la cabeza y revisé ambos lados, pero él no estaba.

— ¿Qué está sucediendo? —preguntó de nuevo mi madre sospechando algo.

— Nada. —respondí rápidamente.

— A eso llamas <<nada>>—dijo señalando los zapatos de Laín. Esperaba que no viera el pantalón, pero no estaba. —¿Metiste a un chico a tu habitación sin mi permiso?

— No. —respondí sin titubear.

— Entonces explícame que hacen los zapatos de un chico aquí y porque tenía seguro tu puerta. —dijo sentándose en la cama cruzándose de brazos.

— Bueno veras...veras...los zapatos son míos, le puse seguro porque no quería que los vieras.

— ¿Tuyos? — preguntó con asombro mientras los tomaba.

— Sabes que me gusta la moda de hombre, a veces compro playeras y cosas así, vi los zapatos y no me pude resistir en comprarlos.

— ¿En serio crees que me tragaré eso? Compras ropa de hombre sí, eso lo has hecho muchas veces, pero unos zapatos que no son de tu talla...

— Es que son para Laín madre. Es un regalo—dije rápidamente—. No te quería decir, lo siento.

Ella levantó una ceja y se paró de la cama.

— Eres una persona sumamente extraña, y no quiero que andes comprando cosas así, aun así, sean para Laín. En fin, baja a desayunar.

Una vez que salió de la habitación me dejé caer en el piso, estaba aliviada que se hubiera creído esa mentira. Metí los zapatos bajo la cama e inmediatamente tomé mi celular.

 Metí los zapatos bajo la cama e inmediatamente tomé mi celular

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N̶O̶ Apto para menoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora